El PSOE tilda de «amarilla» la estrategia del PP como arranque de su Conferencia

ABC, 16-09-2006

G. LÓPEZ ALBA

MADRID. Vanguardismo estético y tradicionalismo dialéctico. Bajo el envoltorio de las innovaciones escénicas y de la inmersión en las nuevas tecnologías, el PSOE arrancó ayer su Conferencia Política, en teoría concebida para actualizar su proyecto político – los debates se celebrarán hoy – , con la habitual descalificación del adversario, polarizada en esta ocasión por el «revival» sobre la autoría del 11 – M.

La pauta de la jornada inaugural del cónclave, al que asisten 2.000 participantes, la marcó el «número dos» de los socialistas, José Blanco, que tachó de «partido amarillo» al PP, al que mencionó en catorce ocasiones durante su intervención, de sólo veinte minutos, en la que también citó diez veces a Mariano Rajoy y dos a José María Aznar. «Siempre ha habido Prensa amarilla y radios amarillas. Pero ahora tenemos además un partido político amarillo: el PP», dijo Blanco, tras censurar a sus dirigentes que «a estas alturas sigan enredados y enredando con la autoría del atentado del 11 – M»; y eso, según destacó, después de que «el señor Rajoy, con su proverbial clarividencia política, declarase solemnemente que no era previsible un atentado islamista en España».

La andanada de Blanco la reforzó el presidente del partido, Manuel Chaves, quien tildó de «inmoral que un periódico preste credibilidad y cobertura a las declaraciones de un presunto delincuente (Suárez Trashorras) que está acusado nada menos que de haber facilitado el asesinato de 200 compatriotas», para enfatizar que «más inmoral aún es que todo un partido que aspira a gobernar conceda más credibilidad a presuntos delincuentes que al Poder Judicial, la Guardia Civil, la Policía del Estado o al propio Parlamento. ¿Cabe mayor pérdida de papeles?».

Fuego a discreción contra Rajoy

Pero el fuego a discreción contra Rajoy no se detuvo ahí. Chaves añadió que «mientras España asiste esperanzada al proceso de paz en el País Vasco, el PP sólo parece devanarse los sesos para lograr que se convierta en una oportunidad de ganar votos, aunque sea precisamente a costa de arruinar esa esperanza, que puede llegar a convertirse en una realidad».

Previamente, Blanco había imputado también a Rajoy buena parte de la culpa del problema creado por la avalancha de inmigrantes ,que atribuyó a la «herencia irregular» de una inmigración «ilegal y desordenada» que cifró en 800.000 sin papeles a la llegada de los socialistas al Gobierno. Y, de nuevo, Chaves acudió al remate reiterando la necesidad de un «pacto de Estado» que refuerce al Ejecutivo en el criterio de que «sólo podrán entrar aquellos a los que estemos en condiciones de facilitar un trabajo en condiciones de dignidad y legalidad», pero con el veredicto de que «el PP ni está ni se les espera en los grandes temas de Estado».

El urbanismo, prueba de algodón

Más allá de las diatribas contra el PP, la jornada inaugural de la Conferencia del PSOE sirvió para anticipar que el control de la inmigración y del urbanismo constituyen sus principales preocupaciones, no sólo de futuro, sino también ante el inmediato reto electoral de 2007. Así, con la experiencia de Marbella a cuestas, Chaves advirtió a su partido de que «nos jugamos la credibilidad ante los ciudadanos en el ordenamiento del urbanismo, que no puede ser una especie de oscuro objeto de deseo para algunos desaprensivos».

En este contexto del cónclave como rampa de lanzamiento para los comicios de 2007, Chaves también ofició de «padrino» de candidatos y dedicó un extenso elogio al primero en liza, el catalán José Montilla, de quien dijo que «es toda una garantía para el mejor encaje entre Cataluña y el conjunto de España», si bien le aconsejó «sonreír más» para ganar. El elogio contribuyó a recordar la ausencia del todavía presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, que dio «plantón» a los «barones» del PSOE al excusar su asistencia a la cena que éstos celebraron anoche con José Luis Rodríguez Zapatero.

En la misma clave preelectoral se reservó también un turno de orador para el candidato a la Comunidad de Madrid, Rafael Simancas, quien subrayó la necesidad de conquistar este territorio por haberlo convertido el PP en su «trinchera» y ser exponente de «la derecha más radical».
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