Del Director. El lío con Senegal y una cita preocupante
«España, en lugar de volcarse en África, envía al ‘número dos’ de Exteriores a Cuba»
Canarias 7, 15-09-2006Senegal está jugando con suma habilidad su partida con el Gobierno español. Es consciente de la debilidad que sufre en estos momentos el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero a cuenta del fenómeno de la inmigración irregular y por un oído le entran y por otro le salen las advertencias de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega de que nuestro país no actuará de manera contemplativa ante el aluvión de cayucos.
Las autoridades senegalesas afrontan el problema, además, en clave interna, pues cada repatriación que se produce se traduce en un problema ante la opinión pública de su país, que no termina de entender por qué hay que recoger a personas que, en muchos casos, proceden de otros estados subsaharianos y por qué no se acepta a sus compatriotas en esa España que hasta hace pocos abría sus brazos a los irregulares y los reguralizaba con plenos derechos. Así se explica que el Gobierno senegalés haya pedido a Madrid el máximo de los oscurantismos a la hora de hablar de repatriaciones, a lo que Madrid ha respondido como ha podido, pues en la capital del Reino se mueven entre la espada y la pared:la espada de la necesidad de contar a los españoles que los irregulares son devueltos a sus países para así ganarse la comprensión de los contribuyentes, y la pared de que los medios de comunicación españoles contamos las cosas como son por mucho que al mismísimo Gobierno le incomode que éstas se sepan. En el episodio de la noche del miércoles, aseguran que lo que irritó al Gobierno de Senegal fue constatar que el mismísimo Ministerio del Interior español se encargó de proclamar a los cuatro vientos que los vuelos de repatriación estaban a punto de partir de Fuerteventura, cuando la embajada de ese país había insistido en que sólo aceptaría esos vuelos si se efectuaban con la mayor de las discreciones – esto es, con la censura mediática absoluta – .
Para completar el dibujo de lo que está sucediendo hay que incluir un último trazo: ayer Senegal tuvo un visitante ilustre. Nada menos que el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, el mismo que tiene a Occidente con el corazón encogido por su programa de desarrollo nuclear, fue invitado de excepción del máximo mandatario senegalés, Abdoulaye Wade. El dirigente iraní hizo una escala en su vuelo rumbo a Cuba, donde participa en la cumbre de países no alineados. Pero no fue sólo una escala técnica: los iraníes, que también tienen televisión, se han dado cuenta del protagonismo de Senegal en este lado del Atlántico y quieren establecer una sólida alianza que se sabe cómo empieza pero no cómo termina.
Y España, en lugar de volcarse en la diplomacia africana a fondo, tiene al secretario de Estado de Exteriores en la cumbre de no alineados de La Habana.
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