El Gobierno no reconoce sus errores pero anuncia ya contactos para reformar la ley de Extranjería

ABC, 14-09-2006

C. H.

MADRID. Segundo asalto en la batalla Gobierno – PP a cuenta de la política de inmigración, convertida en una de las cuestiones centrales del debate parlamentario de ayer. Por la mañana el escenario de la controversia fue el Senado, por la tarde se trasladó al Congreso, donde el PP pidió la dimisión del ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera. En uno y otro caso se puso de manifiesto que las posibilidades de acercamiento entre socialistas y populares son complicadas.

La vicepresidenta primera del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, llevó el peso del debate en ambas Cámaras para acusar a los populares de no querer arrimar el hombro y utilizar esta materia como munición partidista y electoral. En un rifirrafe con el secretario general del PP, Ángel Acebes, De la Vega criticó que los populares no se hayan sumado entusiásticamente a la oferta de pacto para la inmigración porque en lugar de «arrimar el hombro» para intentar solucionar este problema, «nos lo quiere romper». Con un tono muy duro – que ya inaugurara la vicepresidenta hace un par de semanas en lo que se puede calificar de cambio de discurso en esta materia – , agregó que «es tan claro su oportunismo que hasta un párvulo ve que lo único que quieren es usar el tema contra el Gobierno». Ya por la mañana, retomando el tono obligadamente conciliador de ayer, pidió a los populares «un poco de imaginación» para afrontar un problema que «ha de resolverse entre todos». Para ello, según Rubalcaba, la vicepresidenta comenzará a reunirse con los grupos para estudiar reformas a la Ley de Extranjería.

La «envidia de Europa»

El «número dos» del PP reprochó a la vicepresidenta que cuando «se encuentran con el agua al cuello, ofrecen un pacto. No será por lo que respetan otros acuerdos», dijo irónicamente por el Pacto antiterrorista. Acebes indicó que una cosa «es pactar para resolver juntos los problemas de los ciudadanos, y otra cosa es pactar para que sus fracasos los paguemos los demás».

Recordó asimismo afirmaciones como la del ministro de Trabajo, de que «España era la envidia de Europa» en materia de inmigración, para bromear sobre la posibilidad de pactar con un ministro que hace alardes de tales «prodigios de sagacidad», al tiempo que pidió aclaraciones sobre la controversia generada por el secretario de Organización socialista, José Blanco, cuando afirmó que España no necesita más trabajadores extranjeros, palabras refutadas por miembros del Gobierno, sindicatos y Patronal. «Pónganse de acuerdo en lo básico y luego nos llaman», sugirió.

De la Vega también también empleó un tono bastante agrio en su réplica al portavoz de CC, Paulino Rivero, al que reprochó la escasa implicación del Gobierno autonómico de las islas en la solución del problema. entre otras cosas, que sea la decimoquinta comunidad en ayuda al África Subsahariana y que no hayan firmado todavía el plan de acogida de inmigrantes.

También tuvieron que emplearse a fondo los ministros del Interior, Trabajo y Asuntos Sociales y Sanidad, Alfredo Pérez Rubalcaba, Jesús Caldera y Elena Salgado, respectivamente.

Por otra parte el candidato del PSC a la Generalitat, José Montilla, afirmó que «la capacidad de Cataluña de absorber nueva inmigración raya el límite». Además, el ex ministro de Industria aseveró que «los empresarios dicen que faltan más inmigrantes para la economía», pero deben ser «legales y deben tener derechos y deberes a fin de facilitar la integración»,

«Inmigración sí», añadió Montilla, y pero en Cataluña, advirtió, «estamos prácticamente al límite» por la presión que los irregualres generan sobre los servicios públicos.
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