ERENA CALVO

LAS PALMAS. «Han empezado a alojar a los subsaharianos en los cuartos que usan los agentes de vestuario», explicó ayer Juan Pablo González, secretario regional del Sindicato Unificado de la Policía. Hacía referencia al centro tinerfeño de Hoya Fría, donde unos 1.300 inmigrantes ocupan sus 238 plazas.

Agustín Brito, responsable en Canarias de la Confederación Española de Policía, va más lejos. «Se está generando cierto peligro, porque están habilitando para los indocumentados zonas sin seguridad». En Hoya Fría, «las taquillas, donde se guardan las armas, están ahora en un piso superior, al que los inmigrantes pueden acceder fácilmente y si quisiesen podrían forzarlas». Sin embargo, las fuentes consultadas coinciden en que, a pesar de que el ambiente «cada vez es más tenso», sería «muy difícil» llegar a ese extremo.

El resto de los centros no están mucho mejor. «Se agolpan por todos lados; habitaciones, rampas de acceso, patios, zonas antes destinadas a perímetros de seguridad y a los agentes; y en condiciones poco dignas», apunta Brito.

La situación es «caótica». Más de diez mil inmigrantes permanecen en los seis centros canarios (tres de ellos provisionales), y en los polideportivos y comisarías destinadas en estos momentos a tal efecto.

Ayer, además, continuó el «suma y sigue» con otros 294 inmigrantes que fueron remolcados a Tenerife. En lo que va de año ya son más de 24.400 los indocumentados que han alcanzado Canarias. De ellos, 500 eran menores – las Islas albergan ya al menos a 800 niños – . El presidente regional, Adán Martín, demandó ayer que a finales de mes se empiecen a derivar a la Península.
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