Maite Arnoso | SOS Racismo Gipuzkoa
«La seguridad no se puede plantear como control del extranjero»
Diario Vasco, , 15-12-2025El debate social interpreta la inseguridad «casi exclusivamente» desde un ángulo concreto: el delito callejero, una forma de mirar la realidad que «invisibiliza» otras fuentes de inseguridad que afectan de manera «mucho más profunda y cotidiana a la población». Maitane Arnoso Martínez, presidenta de SOS Racismo Gipuzkoa e investigadora en el Departamento de Psicología Social de la EHU, advierte de que ese marco «estrecho» orienta esa mirada, con frecuencia, «hacia el colectivo magrebí», ocultando «otras fuentes de inseguridad más profundas», como pueden ser la precariedad laboral y habitacional, la desigualdad, el deterioro de los servicios públicos o «el racismo institucional».
Actualmente se percibe en la sociedad guipuzcoana una división entre quienes apuestan por el control y la vía punitiva con la juventud magrebí y quienes abogan por su integración. Se trata de dos miradas que conviven y compiten a diario, según recoge ‘Inseguridad sentida, marcos discursivos y criminalización’, una investigación coordinada por Arnoso cuyo objetivo no es negar la inseguridad que percibe parte de la sociedad sino comprender de qué está hecha, para ampliar a partir de ahí el campo de visión.
«Si seguimos pensando la seguridad sólo como control del ‘otro’, del extranjero, seguiremos produciendo más exclusión, más miedo y menos democracia», advierte. Todo ello teniendo en cuenta que más del 70% de la población no tiene ninguna relación de amistad con personas de origen extranjero, ante lo cual la literatura internacional es contundente: donde no hay contacto, crecen el miedo y el prejuicio. Arnoso advierte, además, que es importante recordar algo «básico»: detenido no es igual a delincuente, y observa en ese sentido una sobrerrepresentación de jóvenes magrebíes en controles policiales sin condena posterior, lo que a su entender refleja sesgos y patrones de control diferencial, «no una mayor criminalidad».
El germen de la investigación llevada a cabo se sitúa un año atrás. En 2024, diversos barrios de Euskadi –entre ellos Egia y Martutene– comenzaron a vivir un creciente malestar ciudadano asociado a una sensación de inseguridad. Buena parte de esa preocupación se articula en torno a una figura concreta: joven magrebí en situación de calle, altamente visible por su presencia en el espacio público, su precariedad residencial y su inscripción étnica.
Partiendo de ese contexto, la investigación ha combinado diferentes miradas y materiales para comprender «cómo se construye y se vive la percepción de inseguridad» en torno a jóvenes magrebíes. Así, un 62,8% de las personas encuestadas afirma estar bastante o muy preocupada por esta cuestión, a pesar de que la mayoría no ha tenido experiencias directas de convivencia con este colectivo. La experta aboga por construir «políticas que respondan al conflicto sin sacrificar derechos ni convertir a unos pocos en chivo expiatorio de los malestares de todos».
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