Chivos expiatorios
La Vanguardia, , 13-12-2025En la fiesta judía del Yom Kippur, el día de la Expiación, los fieles debían escoger dos chivos: uno para ser sacrificado para expiar sus pecados y el otro para abandonarlo en el desierto, cargado con todas las culpas de la comunidad judía. Este es el origen de la expresión chivo expiatorio : escoger a alguien para que pague el pato y, de rebote, el resto quede exento y libre de responsabilidades. Es la gran tentación desde que somos niños: cuando se rompe un jarrón, intentar cargar el muerto a tu hermano. Para los alemanes que pasaban una terrorífica posguerra, que los judíos fueran responsables de su pobreza y de todos los males fue una justificación abonada sobre un terreno fértil en xenofobia para evitar hacer autocrítica.
La religión ha sido una de las banderas favoritas que colgar a chivos expiatorios, solo cabe mirar la expulsión de musulmanes y judíos en la España del siglo XV. Si el chivo expiatorio tiene un color de piel distinto, como los latinos en EE.UU. y, además, una religión que algunos extremistas usan para el terror, como pasa con el islam, ya tenemos el chivo expiatorio perfecto. Si encima no tiene quien le defienda, como pasa con los menores, ya hemos encontrado la bestia perfecta para abandonarla en el desierto. Los mal llamados menas, menores no acompañados inmigrantes que llegan a España sobre todo desde el Magreb y el África subsahariana, son el objetivo de todos los ataques de la extrema derecha y, en este momento, de la derecha más presuntamente centrada.
Esta semana hemos sabido que estos menores, que acaban bajo la tutela de las administraciones, tienen de forma mayoritaria un comportamiento ante los estudios y el trabajo mucho más responsable y entregado que sus coetáneos que tienen la suerte de tener una familia que los protege.
El 90% estudian o trabajan o hace ambas cosas a la vez, dieciséis puntos por encima de la media española en esta franja de edad. Los que trabajan con ellos piden alargar un poco más la tutela y la ayuda para consolidar estos proyectos de futuro. Pero no pasará: la época va ahora de cerrar los ojos a estos datos e ir colgándoles culpas a la espalda mientras se los encamina de nuevo al desierto.
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