Miki EsparbeActor
«Nadie deja su casa o su tierra por gusto»
Tras un año excelente, el intérprete estrena 'Frontera', una cinta ambientada en los años cuarenta donde da vida al administrador de un puesto fronterizo en un pueblo catalán
Diario Vasco, , 11-12-2025Ha sido un año excelente para la carrera profesional de Miki Esparbe (Manresa, 42 años). Al actor catalán lo hemos podido ver en títulos como ‘Wolfgang (Extraordinario)’, ‘La chica de nieve’, ‘Mi amiga Eva’ o ‘Asuntos internos’, pero es que cierra el año con dos proyectos fabulosos: ‘Anatomía de un instante’, serie disponible en Movistar Plus+, de la que ya hemos dado cuenta en estas páginas, y ‘Frontera’, la película de Judith Colell que llega este viernes a las salas de cine y que saca a la luz un episodio poco conocido de la posguerra y es la llegada de cerca de 80.000 refugiados desde Francia a Cataluña entre 1943 y 1945. En plena Segunda Guerra Mundial, Franco bloqueaba el paso de judíos que huyen de la represión nazi por los Pirineos. Esparbe encarna a Manel, el administrador de aduanas de un pueblo fronterizo, un funcionario con pasado republicano que decide contravenir las órdenes ayudado por Juliana, una vecina del pueblo, y Jerôme, un pasador francés.
- ¿Cómo lleva estos días de promoción?
- Pues que me levanto y no sé dónde estoy, pero por lo demás, feliz (risas). ¿Sabes qué pasa? Que nuestro primer público sois vosotros, la prensa, y es bonito ver la respuesta que está dando la gente acostumbrada a ver cine. No sé, está siendo bonita la respuesta, la verdad.
- ¿Cómo le llega un proyecto así?
- Es curiosa la historia porque yo coincidí con Judith Colell cuando estaba empezando a estudiar interpretación de forma profesional. Me cogieron para hacer una promoción de los mercados de Barcelona, una iniciativa de la diputación para promocionar un libro de recetas o no sé qué historia. Judith dirigía esa campaña y ahí aparecí yo, un chaval de 20 años con una sudadera de vinilos bien estampadita y con muchos colores. Nos caímos muy bien y pensé: «Hostia, esta tipa mola mucho, es muy guay». Y es algo que también he podido certificar luego, rodando con ella la película, porque es una gran creadora de equipos, alguien que lo pone muy fácil y te hace sentir muy a gusto. Pasados quince años o así nos encontramos en un festival de Málaga y luego tuvimos más vínculo a través de la Acadèmia del Cinema Català, donde ella estaba de presidenta. Así que un día me dijo: «Mira Miki, me han mandado este proyecto y tengo muy claro que me gustaría que lo hicieras tú».
- ¿Qué le atrapó?
- Me sorprendió, de entrada, que fuese una parte de la historia que no conocía. Pero es que lo triste es que nadie del reparto, ni gran parte del equipo técnico ni de vuestro sector, el periodístico, teníamos idea de que esto había sucedido. Es bastante salvaje que del 43 al 45 pasaran 80.000 personas por esa frontera franco – catalana y que no nos enteráramos. Eso es lo primero que me llamó la atención. Y luego, desgraciadamente, lo segundo que me impresionó es cómo un guion de una historia situada en el 43, inmediatamente posterior a la Guerra Civil, de pronto dialogara tanto con la actualidad. Y pensé, guau, si me dedico a esto es para contar historias como esta.
- ¿Cómo se aproximó a Manel?
- Pues mira me aproximé desde el respeto absoluto y la responsabilidad, porque hay un contexto y un marco que conoces a través de tus abuelos y de las historias que te han contado alrededor de cómo vivieron ellos la guerra y la posguerra. Y luego con una parte de orgullo de poder contribuir a contar una historia que la gente no conoce desde estos personajes que perdieron la guerra y desertaron en última instancia para salvar a los suyos y que tuvieron una segunda oportunidad desde el bando de los perdedores para poder hacer el bien. La película es también un canto a la empatía, a la esperanza y a la solidaridad y desde ahí sí que conecté mucho con la historia.
- La película profundiza en los dos bandos, pero lo hace desde los claroscuros, sin caer en el maniqueísmo. Incluso Asier Etxeandia, que vuelve a clavarlo en la piel de un fascista, como en ‘La cena’, parece tener su corazón.
- Bueno, esto es parte del secreto del guion. Una cosa que hace muy bien es retratar ese desgaste de sus personajes por el lugar de donde vienen, independientemente del bando. Hablan de esa erosión en la mirada de esta gente, que ya no pueden más con la sangre y con la tragedia, y sin embargo, cada uno se mueve por sus propios intereses. En el personaje de Asier, hay un punto de codicia fuerte, sin embargo, también tiene sus razones para actuar y para moverse. Con Judith, me viene a la cabeza que hablábamos mucho, por ejemplo, de la mirada de Fernando Fernán Gómez en ‘El espíritu de la colmena’. Antes de empezar a rodar, ella me pidió que la revisáramos mucho porque cada primer plano ahí pesa mucho y teníamos eso muy presente.
- La película llega en un momento de relativismo moral absoluto, en el que parece que la memoria histórica se pone en entredicho constantemente. ¿Cómo puede ser?
- Mira formo parte de una generación, y creo que los que andaban por arriba y por abajo estaban igual que yo, en la que el temario no llegaba nunca a la Transición y por la Guerra Civil se pasaba de puntillas. Y esto no es culpa del profesorado, ya lo sabemos, pero ha sido un plan de estudios que igual debería haberse aplicado un poco más para llegar a contar ese periodo bien porque si no, se crea ahí un limbo extraño en el que creo que es más que evidente que la extrema derecha aprovecha para colar muchísima desinformación y muchos dulos e incluso para romantizar un periodo en el que había muchísima miseria, represión, censura y miedo. Ojalá una película como ‘Frontera’ o una serie como ‘Anatomía de un instante’ acerquen a las generaciones jóvenes la oportunidad de investigar en torno a un periodo que fue muy sangriento y muy oscuro de la historia de este país.
- Decía antes que una de las cosas más sorprendentes de la cinta es cómo esta historia ambientada en los años cuarenta resuena hoy con hechos tan recientes como lo ocurrido en Siria, Ucrania o la Franja de Gaza.
- Es un momento rarísimo, en el que hay un riesgo muy grande de deshumanización, pero que viene arrastrándose desde décadas. Vivimos un periodo de aparente paz en Europa, pero que es de alguna forma un accidente histórico, porque desde la caída del muro de Berlín, se han creado dos mil kilómetros de fronteras físicas y estamos hablando solo de las físicas, así que imagínate las burocráticas. A veces la humanidad se olvida de que la gente huye por necesidad, porque se les hace insostenible vivir donde viven, porque huyen de conflictos, de la barbarie, del hambre, por una cuestión de supervivencia. Nadie deja su casa por gusto. Hablabas de Gaza, de Siria, pero nosotros estamos en un país que tiene una valla en Melilla que impide el acceso a los inmigrantes que intentan escapar de la frontera subsahariana para entrar a Europa a través de España. Pero hay cierta esperanza, en ver historias como las de la película, en las que ese pueblo salva al pueblo. En fin, creo que el mundo es un poquito mejor gracias a lo que pasó en este pueblo fronterizo.
- Quería felicitarle por su trabajo como Juan Carlos I en ‘Anatomía de un instante’. ¿Fue muy difícil no caer en la caricatura?
- Te lo agradezco un montón. Era también otra cuestión de responsabilidad porque podía ser un caramelo envenenado y éramos muy conscientes de eso. Si te soy sincero, escogí el proyecto sobre todo también porque estaba Alberto (Rodríguez) a la cabeza. Sabía que era un personaje muy caricaturizado y parodiado y había un riesgo muy grande de hacer algo de brochazo gordo, pero también intuía que Alberto es un director meticuloso, fino y riguroso y no iba a dejar pasar algo así. Luego lo he corraborado. Yo, como actor, me intenté fijar en lo concreto.
- ¿Qué fue lo más complejo?
- Para mí lo más difícil de interpretar al rey emérito fue vencer el prejuicio que tengo sobre su figura y partiendo de ahí me fije en las pequeñas cosas. Intenté nutrirme mucho del material que nos proporcionaron los documentalistas de la serie, que era muy ‘gourmet’, y eso me permitía nutrir al personaje en algo que hace constantemente la serie que es cabalgar en esta tensión entre lo privado y lo público. Yo veía un tipo muy seductor en lo privado y en lo profesional también, un tipo muy ambicioso, un tío muy estratega y luego para ir más a lo concreto me interesé muchísimo en su gestión del poder. Porque claro, un personaje como él, tan poderoso, me gustaba ver cómo ocupaba el espacio. Me fijé en que el rey es un tipo que anda con el pecho porque es como se lo lleva todo por delante. Tiene esa planta, es un tipo muy alto y es como que los brazos siguen al pecho. Luego también estaba la forma de hablar, la gente con poder habla lento porque no tienen prisa, saben que se les va a escuchar. Y también estaba el deje de la voz, que ahí sí que intentábamos calibrarlo mucho con Alberto. Tuve la tranquilidad de saber que él estaba muy atento a eso así que hacíamos las tomas que fueran necesarias para equilibrarlo y que no se nos fuera demasiado o no llegáramos.
- Después de un año tan fantástico como este, ¿desaparece el miedo al año en blanco?
- Qué va, eso siempre está, tío, precisamente porque no hay una fórmula concreta. Nadie te cuenta cómo funciona esto y nadie lo sabe porque es una incógnita. Por eso la única certeza que tengo en torno a esto es que tengo muchísimos colegas con muchísimo talento que no han podido tener la suerte igual de tener un año como el que acabo de pasar. La única cosa que yo puedo hacer es ser riguroso, dejarme la piel cada vez que aparece una oportunidad y pensar que, cuando te llegan proyectos como los que me han llegado este año, tratar de hacerlos lo mejor que he sabido. Ahora mismo tengo la fortuna de tener una serie pendiente de estreno para el año que viene con los hermanos Cabezudo, ‘Matar a un oso’, que me hace muchísima ilusión porque eran de esa gente que tenía en la lista de pendientes. Porque mi baremo a la hora de escoger algo, siempre que tenga esa posibilidad, siempre es intentar participar en proyectos que yo consumiría como espectador y creo que este año eso se ha cumplido con creces, afortunadamente.
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