Desalojo
«¿Hay alguien ahí? ¡Rápido, coged las cosas rápido, viene la Policía!»
El instituto de Martutene vuelve a estar vacío tras el desalojo voluntario de sus últimos moradores, en medio de un impresionante despliegue
Diario Vasco, , 05-12-2025El viejo instituto de Martutene vuelve a estar deshabitado. Un impresionante operativo policial desplegado desde primera hora de la mañana devolvía ayer una imagen a todas luces inusual: dotaciones de antidisturbios desplegados sobre la zona, agentes de la Guardia Municipal y de la Policía Nacional sobre el terreno, un dron grabando imágenes aéreas, cuando en realidad apenas quedaba una decena de personas en la inmensa mole de hormigón.
Salvo este reducido grupo que fue saliendo tímidamente en los primeros compases de la mañana, el centenar de inquilinos que ha habitado hasta ahora este controvertido paraje había puesto tierra de por medio tiempo atrás. La mayor parte durante estos días, y en torno a una quincena horas antes de desplegarse el dispositivo policial, que daba cumplimiento a la orden de desalojo emitida por el juez en este edificio adquirido por la Fundación Gune, que proyecta un nuevo centro de FP que revitalizará la zona.
Las prisas, en realidad, habían comenzado bastante antes de que llegaran los agentes. Para las 7.50 horas una decena de okupas, entre ellos una mujer, abandonaba voluntariamente con sus escasas pertenencias el inmueble.
En esos momentos era imposible saber si había más personas dentro. La hora del lanzamiento judicial estaba prevista para las 9.30 horas y con los primeros rayos del día integrantes de Harrera Sarea, colectivo que asiste a este colectivo tan vulnerable, accedía al interior del edificio, alumbrando con las linternas de sus móviles los largos pasillos del destartalado instituto. «¿Hay alguien ahí? ¿Hay alguien ahí? ¡Rápido, coged las cosas rápido, viene la Policía!», les apremiaban.
Las imágenes del desalojo
Ver 6 fotos
Las imágenes del desalojo I. Montero
El objetivo no era otro que tratar de ayudar a personas en situación administrativa irregular, temerosas de las consecuencias que podría ocasionarles el registro de la Policía Nacional, competente en materia de extranjería y cuyas dotaciones estaban a punto de llegar.
En ese intento de prestar ayuda, integrantes de colectivos sociales visitaron chabolas próximas al edificio, donde trabaron contacto, entre otras personas, con un varón de 60 años superado por la situación, quien indicaba que no tenía a dónde acudir y preguntaba a este periódico si había algún modo de que pudiera ocupar plaza en un albergue. «La verdad es que no entendemos el criterio que se está utilizando a la hora de darles una solución», denunciaron a este periódico desde Harrera Sarea cuando todavía no había amanecido. Poco después sus integrantes regresaron de nuevo al interior del instituto para comprobar por enésima vez si había más personas. «¡Bye, bye Martutene!», se despedía un okupa, con cierto pesar, de la que se ha sido su morada durante el último año.
En su rostro se adivinaba el desconcierto, apoyado sobre una pared del interior del viejo instituto, rodeado de colectivos sociales, mientras en el exterior llovía a mares y una nutrida representación de medios de comunicación aguardaba bajo sus paraguas. «Antes dormía aquí», indicaba a este periódico señalando una de las habitaciones a modo de despedida.
De la oscuridad del largo pasillo del instituto irrumpía otro joven con una bombona de butano en la mano, bajo la atenta mirada de un gato que merodeaba sobre cantidades ingentes de porquería. Otro de los chicos regresaba al edificio a recoger un paraguas, una de sus pocas pertenencias. «¡Date prisa, que van a venir!», volvía a insistir Garazi, de Harrera Sarea.
Cobijo en La Sirena
Prácticamente la mitad del centenar de residentes habituales hasta ahora en el instituto habían abandonado días atrás el inmueble. Otros 48 lo hicieron durante la tarde y noche del miércoles, y fueron alojados por el Ayuntamiento de Donostia en el albergue municipal de La Sirena, en el barrio del Antiguo, según señalaron fuentes del Consistorio.
Cuando ya no quedaba prácticamente nadie, más de una decena de dotaciones de la Brigada Móvil de la Ertzaintza irrumpían por fin en el lugar pasadas las 9.00 horas, acordonando el acceso principal al edificio, y obligando a desalojar la zona a integrantes de las entidades sociales que hasta ese momento habían estado asistiendo a las personas en situación de vulnerabilidad.
En torno al edificio podían verse también dotaciones de la Guardia Municipal, de la Policía Nacional, así como una ambulancia. El desalojo de las pocas personas que aún permanecían en el instituto se desarrolló sin incidentes, mientras los agentes de policía rastreaban sus maletas y mochilas con la ayuda de sus perros y practicaban tres arrestos.
«Esto se podía haber hecho de otra forma. Se ha conseguido abrir el albergue de La Sirena, y nos alegramos, pero ha sido gracias a la presión de los movimientos sociales», denunciaron los colectivos sociales.
«Estamos hablando de personas jóvenes que llevaban aquí más de dos años. Aunque no son condiciones de vida, éste era su hogar, el lugar que han adecuado de la mejor manera posible. Aquí han estado viviendo con la mayor dignidad posible, y ayer era desolador verles, sin saber a dónde iban a ir. Está siendo muy duro, y es el día a día que tenemos con las personas en situación de calle. No entendemos cómo no se ha alojado a estas personas», denunciaban.
Identificaciones y detenciones
El Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco precisó que en total fueron localizadas en el lugar una decena de personas. La Policía Nacional identificó a un total de nueve personas; pasadas las 10.30 se llevó detenidas a tres de ellas, y hacia las 13.00, otra más.
A otras cinco les dejó entrar al edificio a recoger sus objetos personales. Hacia las 12.00 del mediodía el edificio de Martutene, ya deshabitado, fue registrado por la Ertzaintza y se iniciaron los procedimientos de cierre del edificio; también se desplazaron a la zona excavadoras.
Los servicios sociales del Ayuntamiento de Donostia tienen identificadas a 84 personas y estiman que la mitad de este colectivo será el que finalmente se acoja al plan de acogida. La administración municipal, por medio de educadores de calle, continúa desarrollando su labor discreta alejada del ruido mediático, al tiempo que los colectivos sociales piden más recursos.
Bajo el lema ‘Nadie en situación de calle’, una decena de colectivos sociales se movilizó ayer por la tarde en Donostia, donde se llevó a cabo una recogida de tiendas de campaña y mantas para las personas que pernoctan en la calle.
(Puede haber caducado)