“Remigración”: de expulsar a los judíos de Alemania a la T-deportación de Vox

La teoría de la conspiración del gran reemplazo, junto con ideas falsas como que la migración dispara la criminalidad, aumentan el apoyo a la expulsión masiva de los extranjeros

La Vanguardia, Verificat, 01-12-2025

El pasado 18 de noviembre, el portavoz de Vox en Catalunya, Joan Garriga, presentó en el Parlament la T – Deportación, una tarjeta simbólica similar a los billetes de transporte público de Barcelona para combatir la «creciente inseguridad» y «enviar de vuelta a su país de origen a aquellos que delinquen, aquellos que vienen a vivir de las ayudas y aquellos que intentan imponer su religión», en referencia a los migrantes musulmanes.

La campaña no es nueva: desde finales del siglo XIX, en Alemania sonaban las voces de aquellos que querían echar a los judíos de su territorio. Además, el uso de billetes de transporte falsos es recurrente en Europa y Estados Unidos para impulsar la narrativa de la remigración: deportaciones masivas como solución a problemas justificados en base a la desinformación, como la correlación entre migración e inseguridad, el abuso del sistema público por parte de las personas extranjeras, o la supuesta sustitución cultural, todas ellas desmentidas reiteradamente por Verificat en el portal Las mentiras alimentan el odio, y por otras plataformas de fact – checking.

Como describe Vox en sus redes sociales y en un comunicado donde presentaba la campaña, la T – Deportación simula un «nuevo billete para el transporte público», con un único viaje de ida simbólico «a su país de origen», en avión, barco, autobús, tren o metro. En el comunicado se afirma, también, que se repartirán «miles» de estas tarjetas físicas en las cuatro capitales de provincia de Catalunya y en todos los municipios de Barcelona. El objetivo, según la campaña, es luchar contra la supuesta inseguridad causada por los extranjeros.

La estrategia de comunicación se basa en tres pilares: repatriación, deportación y remigración. Como explicaba Santiago Abascal, líder de Vox, en una entrevista en Cuatro a finales de octubre y en Antena 3 el martes 25 de noviembre, la repatriación va dirigida a todos los migrantes “ilegales”, la deportación, a todos los migrantes legales que cometan delitos o “pretendan imponer su religión”, y la remigración, a quienes “viven de las ayudas sociales que hacen falta a los nacionales”. El pasado julio, Rocío de Meer, portavoz de Emergencia Demográfica y Políticas Sociales de Vox, defendía en rueda de prensa deportar a ocho millones de migrantes que viven en España.

Ya en abril de 2024, Vox Catalunya publicó un vídeo en X con una imagen de un “billete de vuelta para quien vino ilegalmente”. Este año, Aliança Catalana también difundía una imagen de sus diputadas en las escaleras del Parlament, con un “billete de deportación” de grandes dimensiones dirigido a “inmigrantes ilegales y delincuentes”, que repartirían en sus paradas informativas en torno a las vacaciones de Semana Santa.

En Europa, también existen antecedentes. Este enero, la Alternativa por Alemania (AfD por sus siglas en alemán) distribuyó miles de folletos en forma de billetes de avión en la ciudad de Karlsruhe en el marco de la campaña electoral en el país, como informó la agencia Associated Press. Se titulaban «multa de deportación», el pasajero estaba definido como «inmigrante ilegal», el destino era «país de origen» y la fecha del vuelo estaba establecida el 23 de febrero, el día de las elecciones. En el reverso del billete, algunos mensajes reclamaban que los subsidios fueran sólo para los ciudadanos alemanes y se pronunciaban contra la islamización, un concepto que también ha utilizado Vox.

La policía de la ciudad de Karlsruhe investigó una veintena de denuncias en la campaña por un posible delito de incitación al odio, según el medio alemán SWR, pero la Fiscalía concluyó finalmente que el caso no procedía, de acuerdo con una crónica de Der Spiegel.

(traducción realizada con Yandex)

La iniciativa era casi idéntica a la diseñada por el Partido Nacional Demócrata de Alemania (NPD), ahora llamado Die Heimat, que en 2013 envió también billetes de avión simulados, principalmente a políticos con origen migratorio, como recogía en aquella ocasión la televisión pública alemana Deutsche Welle.

Ya en la década de 1890, en la época del Imperio alemán, se repartían billetes falsos a “personas de aspecto judío o en buzones con nombres que supuestamente sonaban judíos”, explica el medio alemánSWR. Más tarde, en la década de 1930, antes de la llegada de Adolf Hitler al poder, había, en algunas ciudades de Alemania, personas y librerías que distribuían billetes falsos a los judíos. La revista Der Spiegel publicó en 2013 una retrospectiva de las distintas iniciativas antisemitas que se han extendido durante más de un siglo.

De hecho, antes de la Solución Final, que supuso el genocidio de millones de judíos en campos de concentración, el Gobierno nazi aprobó el Plan Madagascar, que proponía deportaciones masivas de los judíos de Europa a la isla africana, como describe el Shoah Resource Center. El plan, ideado ya a finales del siglo XIX, según explica la revista European Spatial Research and Policy, no llegó a ejecutarse.

Tanto la campaña de la AfD como la del NPD o Vox promueven la remigración. El término se utiliza en sociología para describir simplemente el retorno de una persona migrada a su país de origen, como explica Facta (miembro de la red IFCN, al igual que Verificat). Su significado relacionado con la deportación masiva lo popularizó el partido francés Frente Nacional en los años noventa y lo consolidó como movimiento político en el 2014, cuando un consejero de Marine Le Pen creó el «Movimiento para la remigración». Años más tarde, en 2022, el candidato a la presidencia Eric Zemmour proponía la creación de un ministerio de la remigración, como informó Le Monde.

Desde entonces, se ha utilitzado en Italia, con el ejemplo de movimiento “Remigración y Reconquista” (como indica el Consorcio Europeo de Investigación Política), en Alemania o Austria donde, como analiza The Guardian, el uso del término ha sido clave para la victoria electoral de los partidos que defienden la expulsión masiva de personas extranjeras. En Estados Unidos, el Departamento de Seguridad Nacional publicaba el pasado octubre una publicación de X con una sola palabra, “Remigrate” (remigra), para presentar la aplicación CBP Home, que sirve para autodeportarse.

El Instituto por el Diálogo Estratégico (ISD, en inglés) detectó en 2019 una tendencia al alza en el uso del término “remigración” en Twitter (ahora X) desde 2014. También detectó un aumento constante en las referencias a la teoría del gran reemplazo desde la publicación del libro de Renaud Camus, su ideólogo, en 2012, con un incremento significativo a raíz de los atentados en dos mezquitas de Christchurch (Nueva Zelanda) en 2019.

Según el estudio, los políticos y comentaristas han sido «clave para popularizar la narrativa del gran reemplazo», haciendo referencias a ella en discursos, redes sociales y políticas. «El uso cada vez más común de los conceptos y el lenguaje de la conspiración relacionada con la migración», describe el ISD, «sugiere que la teoría del gran reemplazo e ideas similares se están convirtiendo en habituales y convencionales».

España no es una excepción y este tipo de discursos están cada vez más presentes en las redes sociales, según el último informe del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (OBERAXE), que destaca cómo han aumentado un 6% las publicaciones que incitan a la expulsión de las personas migradas, llegando al 14% de todos los mensajes monitorizados. En Catalunya, el barómetro del CEO reveló en noviembre que un 35% de los catalanes están de acuerdo, en alguna medida, con la idea de que en los países europeos se está favoreciendo la inmigración para que la población autóctona sea sustituida.

La supuesta sustitución de la cultura occidental no está justificada ni por los datos ni por la teoría demográfica, como explicamos detenidamente en Las mentiras alimentan el odio. De hecho, los musulmanes migran principalmente a países cercanos con los que comparten religión, no a Occidente, donde la mayoría de la población migrada es cristiana (56%), como verificamos. Aunque las tasas de fecundidad son más altas entre mujeres de nacionalidad extranjera que española, tampoco tiene sentido pensar que esto supone una sustitución porque la demografía tiene un componente más complejo, según explicó Andreu Domingo, subdirector del Centro de Estudios Demográficos, a Verificat en 2021.

Otros argumentos como que la migración dispara la delincuencia, también han sido rebatidos repetidamente: aunque existe una sobrerrepresentación de la migración en los datos de delincuencia, no existe una correlación directa entre nacionalidad y crimen, como explicamos en Las mentiras alimentan el odio. La mayoría de estudios relacionan las tasas de delincuencia con la pobreza que sufren, en mayor medida, las personas migradas, que se encuentran en los deciles de renta más bajos, según el Idescat. Los datos de Mossos d’Esquadra demuestran que los hechos penales se han mantenido estables en el último año (han disminuido casi un 1%) y los datos históricos no muestran una evolución paralela entre migración y delincuencia (y, si lo hicieran, la correlación tampoco implicaría necesariamente causalidad). De hecho, aunque los extranjeros son el 51% y el 42% de los condenados, la enorme mayoría de personas migrantes no tienen ningún tipo de relación judicial: 20 de cada 1.000 son detenidos con condena, 28 detenidos sin condena y 957 no son ni detenidos ni condenados, según datos oficiales.

Otra posible razón es el conocido como sesgo policial. Como indica Elisa García España, catedrática de Derecho Penal y Criminología de la Universidad de Málaga, en la publicaciónInmigración y delincuencia: la falacia de una sospecha, existe un “indicio de una mayor selectividad policial con la población extranjera”. Otros motivos, añade el estudio, son las limitaciones que tienen en el ámbito jurídico: menor capacidad de defensa, desconocimiento de los abogados cuando confluyen cuestiones de extranjería con otros delitos o el incumplimiento de garantías procesales.

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