Gipuzkoa tierra de acogida, del éxodo de los 60 a la migración actual

Homenaje. · La delegación del Gobierno, en el marco del programa '50 años en libertad', reconoce las aportaciones de los inmigrantes

Diario Vasco, A. González Egaña, 28-11-2025

Cuando me ponen delante de la barandilla de La Concha y miro aquello, ¡Dios mío! Yo creía que estaba soñando». Alfredo Medina tenía 14 años … el día que llegó a San Sebastián desde su Ciudad Real natal. Circunstancias familiares le trajeron a vivir en la capital guipuzcoana junto a sus dos hermanos. Hoy, seis décadas después es un donostiarra más, –«también legazpiarra gracias a mi esposa», remarca–, es miembro de Gaztelubide, canta en el Orfeón Donostiarra, es socio del Náutico, y es uno de los muchos ciudadanos migrados a Euskadi desde otras comunidades autónomas o países diversos para desarrollar sus proyectos de vida y «contribuir al progreso de la España y la Euskadi que hoy se conoce». Su aportación a la convivencia, la de los protagonistas del éxodo de los 60 y de la migración actual, fue reconocida ayer en un acto en Tabakalera promovido por la Delegación del Gobierno en el marco del programa ‘50 años en libertad’.

Como Alfredo Medina, la mexicana Ana Molina, también protagonista en el acto de ayer, llegó a San Sebastián para construir un proyecto de vida junto a su marido, un goierritarra al que conoció en Inglaterra. Recaló en la ciudad algo más tarde que Alfredo, en 2005, cuando aún la comunidad migrante de otros países «no era tan grande como lo es hoy en Donostia». «Había mucho trabajo por hacer y tenía que haber un enfoque de integración para las personas migrantes que llegaban a la ciudad», explica Molina, que no pestañeó para fundar la asociación Mestiza que promueve desde entonces las culturas vasca y del mundo a través de diferentes actividades multiculturales, en colaboración con otras asociaciones.

Los testimonios de Alfredo y Ana se pudieron escuchar ayer en Tabakalera en el acto ‘Un camino compartido. 50 años de libertad y convivencia en San Sebastián’, donde la delegada del Gobierno en Euskadi, Marisol Garmendia, expresó que «Gipuzkoa y Euskadi son hoy más fuertes, más dinámicas y más plurales gracias a la suma de todas estas trayectorias migratorias. De las de ayer y de las de hoy». Incidió en que «sois donostiarras y vascos de pleno derecho. Nos sentimos iguales y nadie lo puede negar, como lo hicieron, desde posturas nacionalistas identitarias excluyentes».

Medina recordaba justamente un ejemplo de aquello, la frase «¡Habéis venido a quitarnos el pan!», pronunciada «medio en broma» por algunos vascos, «pocos», a su juicio, pero con demasiada carga de profundidad. Y replicaba: «En absoluto, toda aquella vorágine de venir de Burgos, Zamora, de pueblos y ciudades limítrofes, era porque veníamos a trabajar». Ana Molina explicaba que la gente emigra por diferentes razones, «por trabajo, por amor, por placer y se encuentran luego en una sociedad en la que se quieren ver cohesionadas y que quieren formar parte de ella».

Cada uno con un perfil y un recorrido vital diferente, compartieron en el acto en Tabakalera sus distintas trayectorias migratorias que han contribuido al desarrollo social, económico y cultural de Gipuzkoa y de Euskadi durante las últimas décadas, cuando se produjo una llegada masiva de trabajadores procedentes de otras regiones de España en los años 60 y 70, hasta la diversidad global que caracteriza a la sociedad donostiarra actual. Molina, que trabaja, codo con codo, con migrantes de múltiples nacionalidades coincidió con la delegada en que «es muy importante sentirme ciudadana de pleno derecho». «Dejar claro que mi opinión como ciudadana cuente, lo mismo que la de cualquier persona. Que nuestra voz cuenta», expuso.

El Gobierno de España quiso dejar claro su compromiso con políticas basadas en la integración, la igualdad de derechos y el respeto mutuo: «Seguiremos trabajando para garantizar que Euskadi sea un territorio donde todas las personas, independientemente de su origen, puedan desarrollar sus proyectos en libertad, seguridad y dignidad».

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