Trump anuncia la muerte de la soldado tiroteada en Washington, en el ataque que desata una caza de brujas al inmigrante
El otro agente de la Guardia Nacional herido continúa hospitalizado. El presunto autor es un refugiado afgano que colaboró con la CIA y quedó traumatizado por lo «duras» que eran las operaciones militares. Trump llama «estúpida» a una periodista que le preguntó por qué culpaba a Biden del tiroteo
La Voz de Galicia, , 28-11-2025El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado el fallecimiento de la agente de la Guardia Nacional Sarah Beckstrom, tiroteada en la víspera en Washington, a escasas manzanas de la Casa Blanca, junto a otro miembro de la fuerza. «Lamentablemente, debo informarles que, segundos antes de comenzar, acabo de enterarme de que Sarah Beckstrom, de Virginia Occidental, una de las guardias de las que estamos hablando, una persona joven, magnífica y muy respetada, que comenzó a prestar servicio en junio del 2023 y destacaba en todos los aspectos, acaba de fallecer», ha declarado el mandatario estadounidense en el marco de una conversación a distancia con militares de servicio con motivo del Día de Acción de Gracias. El magnate republicano ha subrayado que Beckstrom, «una persona increíble» que «destacaba en todos los sentidos», ha muerto tras ser «brutalmente atacada», en referencia al tiroteo en la víspera llevado a cabo por un ciudadano afgano.
El sospechoso es un afgano de 29 años entrenado por la CIA para operaciones paramilitares, que le habrían dejado traumatizado por la violencia y le habrían provocado problemas de salud mental. Arrastraba el peso de las víctimas que su unidad provocó en Afganistán, según dijo un amigo al diario The New York Times, a quien habló de lo «duras» que eran las intervenciones y lo «difícil» que le resultaba soportar la sangre y los cadáveres, «incluso si eran del bando enemigo».
Rahmanullah Lakanwal, casado y con cinco hijos, probablemente hubiera sido considerado un desequilibrado más en el panteón estadounidense de los que un día se lían a tiros, pero por su lugar de nacimiento y su condición de refugiado será acusado de terrorismo, a pesar de que no se le conoce motivación política. En su enfrentamiento armado del miércoles recibió un disparo de otro miembro de la Guardia Nacional y se encuentra hospitalizado en estado grave, al igual que una de sus víctimas. Al fallecer su compañero, el afgano se enfrentará a la pena de muerte, tal y como advirtió la fiscal federal de Washington DC, Jeanine Pirro, quien se negó a responder siquiera a la pregunta de cómo ha influido el malestar que genera la presencia de militares en las calles de la capital.
«Tenemos que besar el suelo y agradecer que el presidente ha dicho de traer más fuerzas del orden para asegurarnos de que en la que fuese la cuarta ciudad con más homicidios del país se haya calmado la violencia», opinó la expresentadora de Fox, a la que el mandatario ha elevado a fiscal de Washington DC. «Asustados en la capital» El origen de Lakanwal ha permitido desviar la atención del atentado a la demonización de los inmigrantes que lleva a cabo la Administración Trump. «No deberíamos vivir asustados en la capital de nuestro país, especialmente si quien viene aquí procede de un país extranjero», subrayó la fiscal.
El sospechoso residía en la ciudad de Bellingham, al norte de Seattle, y cruzó todo el país en coche para disparar contra los primeros militares que vio al volver la calle 17 con la I, a una manzana de la Casa Blanca. Sus víctimas, Sarah Beckstrom, de 20 años, y Andrew Wolfe, de 24, del destacamento de Virginia Occidental, se habían ofrecido voluntarias para hacer guardia en las fiestas de Acción de Gracias, en las que todo el mundo vuelve a casa a disfrutar del pavo con la familia.
El general Blanchard observa las fotos de los dos agentes heridos y el autor de los disparos , durante la rueda de prensa de la fiscala
El atentado de Washington desata una caza de brujas contra extranjeros
Mercedes Gallego
En Afganistán, la Unidad Zero a la que pertenecía Lakanwal estaba acusada de masacres de civiles por parte de las organizaciones de derechos humanos, especialmente en redadas contra sospechosos talibanes. Fue, a la vez, uno de los pocos equipos de las fuerzas armadas afganas cuyos miembros no salieron huyendo. Por el contrario, su labor se considera fundamental en la apresurada y caótica evacuación de los estadounidenses que trabajaban en Kabul. «La Administración Biden justificó traer a Estados Unidos al presunto tirador en septiembre de 2021 por su trabajo previo con el Gobierno estadounidense, incluida la CIA, como miembro de una fuerza asociada en Kandahar», confirmó a Fox News el director de la CIA, John Ratcliffe, para quien «nunca debería haber sido autorizado a venir».
Esta madrugada, Trump llamó «estúpida» a una reportera por preguntarle por qué culpaba a su antecesor del tiroteo, si la actual Administración revisó al presunto atacante. «Porque los dejaron entrar (a los afganos). ¿Eres estúpida? ¿Eres una persona estúpida? Porque vinieron en un avión junto a miles de otras personas que no deberían estar aquí, y tú solo estás haciendo preguntas porque eres una persona estúpida», respondió el mandatario desde Florida tras una llamada con militares.
El episodio se suma a una ola de agravios del presidente a periodistas mujeres, pues apenas el miércoles llamó «fea por dentro y por fuera» a la reportera Katie Rogers del The New York Times, que publicó un artículo, junto a un colega hombre que Trump no mencionó, sobre la supuesta disminución de energía del mandatario. Mientras que la semana pasada Trump le dijo «quieta, cerdita» a Catherine Lucey, reportera de Bloomberg que le preguntó en el avión Air Force sobre los archivos del financiero pederasta Jeffrey Epstein.
Ahora, la Casa Blanca compartió en su cuenta oficial @RapidResponse47 el vídeo en el que Trump llama «estúpida» a la reportera, a quien identificó como parte de las fake news (noticias falsas). Trump responsabilizó a Biden del «caos» producido por los vuelos que llevaron a los afganos a EE.UU., pero la prensa estadounidense reportó este jueves que la actual Administración verificó a Lakanwal y le concedió asilo a principios del 2025. Cuestionado por este hecho en concreto, el presidente respondió ahora que «cuando se trata de asilo, cuando vuelan al país, es muy difícil sacarlos». «No importa como quieras hacerlo, pero es muy difícil sacarlos, pero ahora vamos a sacarlos a todos», sostuvo. Horas antes, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) anunció una «revisión rigurosa» de las tarjetas de residente, o green cards, de 19 nacionalidades de «países de preocupación», incluyendo Afganistán, Cuba, Venezuela y Haití.
Colaboradores de Estados Unidos
La especial vulnerabilidad en la que habrían quedado en manos de los talibanes estos y otros muchos colaboradores locales del Ejecutivo estadounidense traductores, conductores y contratistas varios que trabajaron con ellos durante dos décadas les dio acceso al estatus de refugiado que ofrecía la Operación Aliados Bienvenidos, a la que se acogieron 76.000 afganos.
El miércoles, después de que este «animal», dijo el presidente Donald Trump, disparase a la cabeza de dos uniformados, el presidente ordenó la suspensión inmediata de todos los procesos migratorios de afganos que estuvieran en marcha. La caza de brujas no había hecho más que empezar. Y no se limitará a los ciudadanos originarios de este país. «Debemos tomar todas las medidas necesarias para garantizar la expulsión de cualquier extranjero de cualquier país que no pertenezca aquí o no aporte ningún beneficio a nuestro país», señaló el presidente en solemne declaración a la nación. «Si no pueden amar a nuestro país, no los queremos».
Solo en ese contexto se entiende la inexplicable alusión a los «miles de somalíes de Minnesota» que, según el mandatario, «están saqueando el país y destrozando lo que fue un gran Estado». Para más señas, destacó, sin dar el nombre, a «su representante en el Congreso», a la que acusó de «dar lecciones sobre nuestra Constitución y lo mala que es nuestra nación». La única congresista somalí es Ilhan Omar que, junto con la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez, la palestina de Detroit Rashida Tlaib y la afroamericana de Boston Ayanna Pressley, forman el escuadrón progresista de la Cámara de Representantes, conocido como The Squad.
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