La Otra Orilla. Cuidado con eso
«El primero que no cabe aquí es el propio Paulino. A él sí que lo echaba yo a una calle embarrada de la región de Cassamance a leer en alto tantos disparates, a ver si lo hace mirándoles a los ojos»
Canarias 7, 12-09-2006Juan Manuel Pardellas
Este sábado, el presidente de Coalición Canaria, el partido con más representación en el Parlamento de Canarias, con grupo propio en el Congreso de los Diputados y con un apreciable poder de movilización ciudadana ha advertido que en las islas brotarán “conflictos sociales” a cuenta de si llegan o no unos cuantos cayucos más. No encuentra preocupante el líder de CC que en estas islas la cesta de la compra sea de las más caras de Europa a pesar de disponer de millonarias ayudas a determinados productos (curiosamente entre los más caros, que me lo expliquen), ni tampoco porque este gobierno haya confiado el mantenimiento de nuestras carreteras al mismo que lo hace en el rally de Dakar, ni porque nuestros mejores científicos se las vean y las desean para currar aquí o porque éste sea de los primeros territorios en los que la crisis del petróleo va a hacer mella de verdad. Para Paulino Rivero, ninguna de esas razones es suficiente para echarse a la calle. Sin embargo, su último discursete sólo parace haberlo escuchado el nuevo y flamante presidente de CEAR. Ni una sola respuesta desde la política, la economía o los sectores sociales a la barbaridad de Paulino Rivero. Tampoco a la alcaldesa de La Laguna. Ana Oramas, también de CC, leyó este viernes un comunicado oponiéndose a la apertura de un segundo cuartel militar en desuso en el que los inmigrantes pasen el invierno mejor que en una tienda de campaña; un texto cuyo tono, formas y fondo son del todo intolerables. Y tampoco nadie ha dicho nada. No creo que haya que menospreciar el poder de esta gente. Cuando Paulino y los suyos hablan de salir a la calle, son miles los que acuden a su llamada. Su enorme predicamento y poder de influencia convierten a los nacionalistas en unos irresponsables cuando lanzan esas provocaciones. En Los Cristianos, cuando llega un cayuco, ya hay paisanos que abuchean a los inmigrantes. El primero que no cabe aquí es el propio Paulino. A él sí que lo echaba yo a una calle embarrada de Cassamance a leer en alto tantos disparates, a ver si lo hace mirándoles a los ojos .
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