Eric StormHistoriador
«El populismo de derechas moviliza la ansiedad de los chicos jóvenes»
El investigador holandés analiza la emergencia de los nacionalismos: la identidad vuelve cuando la geopolítica se fractura
Diario Vasco, , 24-11-2025El holandés Eric Storm, historiador y profesor de Historia Contemporánea en Leiden, la más antigua de los Países Bajos, sostiene que «los populismos de derechas … movilizan la ansiedad de los chicos jóvenes con discursos ultranacionalistas». Su último libro ‘Nacionalismo: una historia mundial’, que acaba de ser traducido al castellano, reflexiona sobre los nuevos desafíos de la identidad.
–Su libro defiende que los nacionalismos no son innatos, que surgen siempre fruto de determinadas condiciones sociales y políticas. ¿Son un fenómeno inevitable?
–Soy historiador y científico, intento ser neutro y soy crítico con los nacionalismos, pero también los comprendo. Es casi inevitable. Vivimos en un mundo saturado de nacionalismos. Todos estamos infectados de los virus nacionalistas. Es casi imposible escapar.
– ¿Su obra ‘Nacionalismo: una historia mundial’ qué mensaje quiere trasladar?
–Yo quería escribir un libro sobre el desarrollo del nacionalismo a escala mundial porque existen muchos estudios de movimientos nacionales en ciertos países, pero existen muy pocas obras comparativas. Con el auge de Donald Trump, con Orban, con el Front Nacional francés y con la llegada de Vox, de Bolsonaro, de Modi en la India, vemos que el auge del populismo es un fenómeno mundial. Quería estudiar este fenómeno, no solo actual, también en el pasado, como algo que surge en casi todo el mundo al mismo tiempo.
–¿La aparición de estos movimientos populistas ultranacionalistas son una amenaza para la Unión Europea?
–Lo que hemos visto en los años con el referéndum escocés, con el de Cataluña, con el Brexit, con Le Pen, Wilders y Savini es de que querer salir de la UE han pasado a apostar por quedarse. Ya no quieren salir. Han visto también que el Brexit no es un gran éxito, y también que ahora vivimos en un mundo mucho más volátil en términos de geopolítica, con una invasión de Ucrania por parte de Rusia que puede terminar muy mal para Europa. China también es una potencia mundial muy fuerte, y luego ya no sabemos si podemos contar con Estados Unidos. En la situación volátil actual la mayoría de los partidos populistas ya no quieren salir de la Unión Europea, la quieren cambiar desde dentro. Esa es la amenaza real.
–¿Por qué se ha puesto de moda el nacionalismo de derechas?
–Tiene que ver con las redes sociales y con las crisis que tuvimos, la financiera y la pandemia, pues mucha gente está desilusionada con el Estado. El Estado ya no nos puede proteger. También se relaciona con la mundialización, y entonces el mensaje que dan los populistas de derechas –que tenemos que cerrar las fronteras, combatir la inmigración ilegal y que el Estado solo tiene que servir a los verdaderos miembros de la nación y ya no a los inmigrantes o sus descendientes– se antoja como una solución fácil, sobre todo en los medios y redes sociales. Y lo vemos en la generación joven, sobre todo los chicos jóvenes. Las chicas parece que tienen otra opinión, pero los chicos están muy abiertos a este mensaje. El populismo de derechas moviliza su ansiedad.
–Es una nueva generación que pretende volver al viejo orden.
– Sí, sí, y es también una contrareforma al feminismo, a movimientos de emancipación contra la discriminación, es una rebelión… En los años 60 la rebelión se dio contra la generación conservadora que mantenía ideas muy cerradas sobre el sexo y la libertad individual. Ahora surge una rebelión contra las ideas progresistas sobre la tesis de que el feminismo ha exagerado y que también tenemos que proteger a los miembros de nuestra propia nación. Últimamente la xenofobia y el racismo ya no son un tabú. Las generaciones que habían vivido en Europa, por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial, o en España también los horrores de la Guerra Civil, albergaban un tabú contra la xenofobia, contra el racismo, contra también la violencia. Pues este tabú parece que está desapareciendo. Las redes sociales tienen un papel muy importante en ello.
–La contestación al pensamiento progresista, esta especie de ‘Restauración’ de valores, ¿ha venido para quedarse o será también pasajera?
–Como historiador, todo es pasajero, si pensamos en términos de décadas o incluso de siglos, todo esto es pasajero, pero lo que no sabemos es cuánto va a durar. En todo caso el ultranacionalismo ha prendido, tiene un suelo fértil en el que crecer en este momento, por ejemplo en la crítica a la globalización. La identidad existe y sigue moviendo pasiones. Negarlo es algo absurdo.
–¿Pero hay diferentes nacionalismos?
–Yo distingo dos tipos de nacionalismo. El nacionalismo como comunidad cultural o lingüística, que llamo etnos en mi libro, y el nacionalismo como demos, la comunidad de ciudadanos donde reside el poder. Pongo un ejemplo: Putin habla mucho de etnos, pero nunca habla de demos. La democracia rusa en el fondo ya no existe, el poder ya no está con los ciudadanos, está con él.
–En esta vuelta de lo identitario, ¿los nuevos nacionalismos están más cerca de etnos o de demos?
–Vemos los dos. Cuando hablamos de nacionalismo pensamos en lo de etnos. En los movimientos populistas que movilizan estos sentimientos. Pero lo que vemos actualmente en muchas partes del mundo son protestas, sobre todo en la generación joven, contra el fraude, contra gobiernos autoritarios. Lo hemos visto en Bangladesh, en Perú, en las protestas de Marruecos, o en las de Tanzania. En muchas partes del mundo donde no tienen democracia o donde el gobierno es muy corrupto, la gente joven se levanta y protesta. Es el demos.
–Usted estudió en España y es hijo de las becas Erasmus. ¿No es Erasmus la mejor vacuna contra el ultranacionalismo entre los jóvenes europeos?
–En teoría sí. Fui de las primeras generaciones de Erasmus. Estuve en Salamanca con muchos estudiantes vascos. A mí me ha ayudado a ser un ciudadano europeo. Pero también hay otros casos de gente que ha ido a Erasmus con otra mirada. Por ejemplo, Orban estuvo en Oxford, y a él no le han vacunado.
–Se habla mucho de los nacionalismos vasco y catalán, ¿y el español?
–El nacionalismo español de PP y Vox funciona en el resto de España, no en Cataluña y Euskadi. Solo un gran acuerdo PSOE – PP Sería la mejor vacuna contra el ultranacionalismo, que representa Vox, aunque ahora se antoje inviable. Para defender la democracia, la mayoría decide, pero la democracia también es el Estado de Derecho, ¿no? Tenemos que garantizar la Constitución, la igualdad jurídica, el derecho internacional, y los tratados internacionales.
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