Leticia Landa: «La cocina ha ayudado a integrar a muchas mujeres e inmigrantes en San Francisco»
Leticia Landa recibe el 'premio Nobel de la gastronomía' por su labor en La Cocina, fundación que ayuda a colectivos en riesgo de exclusión
Diario Vasco, , 20-11-2025Leticia Landa está sentada, tranquilamente, en una butaca. Saluda con una gran sonrisa. Se percibe su felicidad por lo que ha conseguido: convertirse en la … décima persona en recibir el Basque Culinary World Prize, considerado el ‘premio Nobel de la gastronomía’. El galardón, entregado ayer por el centro formativo y el Gobierno Vasco, ha reconocido su labor como directora ejecutiva de La Cocina, una fundación creada en 2005 para ayudar a inmigrantes y mujeres a integrarse en la ciudad estadounidense de San Francisco a través de negocios culinarios.
–¿Quién es Leticia Landa?
–Soy la hija de dos inmigrantes mexicanos que encontraron en Texas una nueva oportunidad de vida. Estudié Antropología en la Universidad de Harvard (Boston), en la costa este del país, pero llevo viviendo en San Francisco (costa oeste) desde que me gradué. Ahora soy la directora ejecutiva de La Cocina, una fundación que pretende facilitar la integración laboral de mujeres e inmigrantes ayudando a crear negocios culinarios.
–Se unió a la organización en 2008. ¿Cómo la descubrió?
–En un artículo de periódico leí que había una organización en San Francisco que apoyaba a mujeres e inmigrantes a través de la comida. Era todo lo que me apasionaba: justicia social y cocina como método de integración. Me convertí en fan y me acerqué a comprar productos a un puesto de comida que tenía la fundación en un edificio. Más tarde, durante unas navidades, conocí a la directora original. Le dije que había estudiado un poco de cocina, que mi familia era de México y que quería ayudar, pero solo como voluntaria porque ya tenía trabajo. Pero un mes después me ofreció un puesto en la dirección. Acepté y desde entonces ahí estoy.
–¿Por qué mujeres e inmigrantes?
–El 94% de las personas que ayudamos son mujeres y el 70% inmigrantes, porque son los dos colectivos con mayor riesgo de exclusión social. Estados Unidos es un país con una gran cantidad de barreras para integrarse: hay muchísimo racismo y xenofobia y, en el caso de la gastronomía, la mayor parte de los negocios están liderados por hombres. Pero es una pena que no florezca todo el talento que hay porque no existan oportunidades. La Cocina pretende equilibrar un poco esa situación.
–Y parece que les está yendo bien…
–La verdad es que sí. Desde 2005 hemos ayudado a unas cincuenta mujeres inmigrantes a integrarse en San Francisco con diferentes negocios, y el 70% de los negocios a los que ayudamos han sobrevivido más de una década. Es un dato del que estoy muy orgullosa.
–¿Cuál es el mayor obstáculo?
–El dinero y los gastos que supone emprender un negocio, sin ninguna duda. Conseguir movilizar financiación suficiente es un desafío muy grande. La mayoría de personas con las que trabajamos suelen tener pocos recursos y nada de ahorros. Además, la restauración no es un sector muy rentable: hasta el quinto año los restaurantes no tienen beneficios, son todo pérdidas. Por eso muchos que emprenden en San Francisco acaban endeudándose. La Cocina surgió para intentar arreglar esas limitaciones que impone el sistema económico y social de Estados Unidos.
–¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
–La gente, el poder estar conectada con la comunidad y con las mujeres que vienen a que les ayudemos, y que al final también nos enseñan cosas a nosotros. También me encanta que hayamos formado una especie de gran familia. Cuando los negocios nuevos están empezando tratamos de que hagan prácticas en negocios similares a los que quieren abrir. Por ejemplo, si quieren tener un food truck (furgoneta de comida), pretendemos que hagan prácticas en uno. Y son las graduadas –mujeres a las que el proyecto ya ha ayudado antes y que tienen un negocio consolidado– las que se encargan de acoger y brindar esas oportunidades a las nuevas.
–¿Qué supone para usted recibir este premio?
–Una gran satisfacción. Ganar este premio, con la importancia mundial que tiene, es impactante. Estoy superemocionada por tener esta oportunidad y por poder visitar Donostia representando a mi organización.
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