España precisa un inmigrante por cada alta de jubilación para mantener la recaudación

Funcas alerta de que la coyuntura que da récords de ingresos tributarios se agota

La Vanguardia, Eduardo Magallón/Barcelona, 20-11-2025

Justo el día después de que el Gobierno anunciara que los ingresos tributarios van a seguir creciendo un 10% este año, Funcas alertó este miércoles de que “la coyuntura económica que ha permitido récords de recaudación y reducir el déficit y la deuda pública se agota y se volverá más difícil a partir del 2030”. Ofrecen una alternativa: “Se necesita un trabajador inmigrante por cada alta de jubilación para mantener la recaudación del IRPF”.

Es una de la ideas que se desprende del informe Dinámica de los ingresos públicos: viento en popa con incertidumbres por el envejecimiento, elaborado por el profesor de la Universidad Rey Juan Carlos e investigador de Funcas Desiderio Romero – Jordán y publicado en los Cuadernos de Información Económica. “El envejecimiento ya está restando ingresos al IRPF y esa presión irá a más; si no se amplía la base fiscal, el aumento del gasto en pensiones hará peligrar la estabilidad”, señala el autor en el informe.

En el texto se detalla la vinculación entre inmigración y sostenibilidad de las pensiones. La primera razón es porque la mayor parte de los nuevos empleos creados son cubiertos por trabajadores foráneos. El número total de ocupados aumentó en España entre el 2014 y el 2024 en 4,3 millones, de los cuales 2,1 millones eran inmigrantes. La segunda razón, detalla Romero – Jordán citando datos de la Airef, es que “la tasa de generosidad de nuestro sistema de pensiones es del 66%”, lo que significa que la pensión media es equivalente a dos tercios del último salario medio.

El problema es que los sueldos de los inmigrantes (que son los que mas se incorporan al mercado laboral) son más bajos que los de la media de trabajadores y, específicamente, que los de los nativos. Esta situación provoca que “la pensión media de los nuevos jubilados (18.916 euros brutos) esté muy próxima al salario medio bruto de un inmigrante”. De ahí que el informe calcule que es necesario aproximadamente un trabajador inmigrante más por cada nueva pensión de jubilación para así mantener la inercia de los ingresos tributarios.

El otro efecto de la llegada de inmigrantes para el sistema de pensiones –del que no se pueden aún analizar las consecuencias– es el impacto que tendrá la jubilación de los foráneos. En el informe se alerta de que es previsible que una parte relevante de esos 3,5 millones de inmigrantes que llegaron antes del 2010 hayan generado derechos para recibir una pensión de jubilación contributiva en las próximas dos décadas.

En el caso del IRPF, el crecimiento de la recaudación estuvo motivado por “un mayor número de ocupados, aumento de los salarios nominales y el fuerte efecto de la progresividad en frío”. Ese concepto de progresividad en frío es la subida de impuestos que año tras año se da en España al no deflactar la tarifa de la renta. Cuando a un trabajador le suben el sueldo para compensar la inflación, este puede saltar de tramo de la renta y acabar pagando un porcentaje mayor de impuestos. Por lo tanto, pese a no ganar poder adquisitivo su tipo impositivo crece, con lo que aumenta la recaudación para el Estado.

“Una parte sustancial de esa tendencia es coyuntural, debido al tono fuertemente expansivo de la economía española”, según Romero – Jordán. “El objetivo del estudio es poner el foco en que el envejecimiento va a exigir mayores ingresos”, añade el economista. Precisamente, en otro artículo de la revista de Funcas, el investigador Antonio Fatás detalla que el gasto asociado al envejecimiento aumentará más de cinco puntos del PIB en España de aquí al 2070, mientras que el crecimiento potencial de la economía seguirá limitado por la baja productividad y por el citado envejecimiento de la población activa.

Fatás insiste en que, más allá del déficit de cada año, lo decisivo es “el diferencial entre tipos de interés y PIB, y la solidez de las instituciones fiscales” y que “las economías que crecieron sobre bases sólidas –no sobre crédito fácil ni estímulos temporales– pudieron sostener niveles de deuda más altos a menor coste”.

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