“¿Cómo detener el círculo vicioso de hostilidad social entre la población con y sin origen migrante en España?” Esta fue la pregunta central que ha reunido este miércoles a expertos, mediadores interculturales y ciudadanía en el evento Construyendo Puentes: Migración y Transformación Social parte del Proyecto Breaking I+d+i, organizado por la Fundación Espacio Público y el Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas y bajo la financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación. El encuentro combinó un formato participativo y una mesa redonda, convirtiéndose en un espacio para escuchar distintas voces, compartir experiencias y generar propuestas concretas para mejorar la convivencia.

Los asistentes participaron en un World Café donde rotaron por distintas mesas temáticas para debatir sobre discriminación y microagresiones cotidianas, salud emocional e identidad de los migrantes, el papel de los medios de comunicación, barreras burocráticas y acceso a derechos básicos como vivienda, empleo, sanidad o educación.

Posteriormente, la periodista Khadija Amin moderó una mesa redonda donde los coordinadores de cada mesa presentaron las conclusiones del debate. Destacaron que la integración no puede recaer únicamente en quienes migran: la sociedad, las instituciones y los medios de comunicación deben garantizar derechos y fomentar la convivencia.

El proyecto compartió además los resultados de la encuesta Breaking, realizada a 1.601 personas migrantes en Catalunya, Madrid y Euskadi. Los datos mostraron que tres cuartas partes de los encuestados han experimentado algún tipo de discriminación cotidiana. Los valores más altos se registran entre personas de origen africano y americano.

Discriminación institucionalizada
Las mesas pusieron hincapié en el duelo migratorio que sufren los extranjeros al llegar, muchos presentan síntomas como aislarse, sentir tristeza constante o ansiedad que pueden acabar en enfermedades graves. “Las políticas de discriminación institucionalizadas son las que generan estas frustraciones y este dolor, que no permiten que este duelo migratorio se cierre y que las personas migrantes puedan comenzar su vida como cualquier persona”, denunciaron.

La situación es especialmente delicada para los menores migrantes no acompañados. “Muchos creen que al llegar a España el problema termina, pero aquí se encuentran con nuevas barreras. La primera es el idioma y luego las barreras comunitarias. Entonces se dan cuenta de que el duelo migratorio no concluye”, afirmaron.

Otro ejemplo de ello, señalan, es el derecho al voto. Hay colectivos que necesitan al menos 15 años para obtener la ciudadanía. Mientras tanto, estas personas no existen para las instituciones públicas y no pueden participar en decisiones sobre políticas que les afectan directamente. Aseguran que la solución es llevar a cabo una lucha real contra la discriminación institucionalizada.

Los participantes también denunciaron la falta de acceso a servicios básicos por carecer de padrón o por no conseguir cita para solicitar el asilo. Dos trámites imprescindibles para poder garantizar la inclusión social y acceder a la sanidad o educación.

Además, todos los participantes coincidieron en la necesidad de proporcionar a la ciudadanía herramientas para identificar los bulos que circulan en redes sociales o en ciertos medios de comunicación y que buscan amplificar discursos de odio contra la población migrante. También reclamaron la aplicación de consecuencias reales para quienes difunden estas noticias falsas.

El evento concluyó con un llamado a incluir a las personas migrantes en los espacios de toma de decisiones, como las instituciones de gobierno, así como a impulsar políticas inclusivas, redes comunitarias y espacios de diálogo que favorezcan la convivencia entre culturas.