La inseguridad se ha enquistado en Barcelona y continúa como una de las grandes preocupaciones ciudadanas: el 26,5% de los vecinos responden que es su principal quebradero de cabeza en el barómetro municipal, un dato que se ha disparado (8% en 2015) en la última década, junto con el acceso a la vivienda.
De hecho, la tasa de criminalidad en la capital catalana se sitúa entre las más altas de España. Un problema arraigado pese a que las cifras muestran también un descenso generalizado de la actividad delictiva, con una disminución del 6,6% a fecha de junio en comparación con el año anterior, según los últimos datos disponibles en el balance del Ministerio del Interior.
A lo largo de este 2025, en Barcelona se han reducido los hurtos, los robos con violencia, los robos en viviendas e incluso han bajado ligeramente los homicidios, en gran parte por el aumento de la presión policial y la puesta en marcha de dispositivos especiales en las calles. Sin embargo, hay tres grupos de delitos que siguen al alza: todos los relacionados con la libertad sexual, los que tienen que ver con el tráfico de drogas y también los vinculados a la ciberdelincuencia.
En el caso particular de Barcelona, hay varios factores a tener en cuenta para interpretar las estadísticas delincuenciales muy influenciadas también por el turismo y entender el efecto de la multirreincidencia. En este contexto, el debate sobre la vinculación de la inmigración y la delincuencia es creciente y está encima de la mesa, especialmente en el terreno político. Al margen de la batalla entre partidos, las cifras muestran que la capital catalana ha recibido una importante cantidad de población nacida fuera de España durante los últimos años hasta representar el 31% actual.
También hay datos sobre el número de detenciones practicadas por los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona en la calle y el porcentaje de población nacional y extranjera. En 2024, prácticamente ocho de cada diez detenciones (78,6%) fueron de personas foráneas, un porcentaje que se mantiene invariable respecto a las estadísticas de los dos años anteriores (hasta 2022).
Los hurtos son los delitos más perseguidos en Barcelona, muy por encima del resto de tipologías registradas: el año pasado, la policía efectuó 5.442 arrestos, 4.942 extranjeros (el mencionado 90,8%) y 500 españoles (9,2%), por sustracción de bienes sin el consentimiento de su dueño, sin violencia o intimidación. La tendencia se mantuvo en los robos con violencia o intimidación (83% de detenciones de extranjeros), entre otras infracciones. Sobre los delitos contra la libertad sexual, en 2024 se produjeron hasta 471 detenciones por abusos y agresiones en Barcelona unas 39 al mes, según las mismas cifras, 344 de extranjeros y 127 de españoles (73%-27%). Igual ocurre en los arrestos por maltrato o violencia física en el ámbito familiar o delitos de lesiones.
Un mapa local propio de Barcelona que varía si se analizan las cifras de la población reclusa en las cárceles de toda Cataluña: algo más de la mitad de los presos (4.824, el 52,8%) son extranjeros por el resto de españoles, según los indicadores del Departamento de Justicia de la Generalitat. Los delincuentes encarcelados actualmente (los datos se actualizan por semana) son 9.152 personas en total.
Por otra parte, los delitos por multirreincidencia en Barcelona uno de los principales problemas de la ciudad en materia de seguridad y otro de los factores a tener en cuenta han registrado un descenso de un 10% durante el primer semestre de 2025 respecto al mismo periodo en 2024. Eso sí, hasta junio, los Mossos d’Esquadra detectaron 280 personas con múltiples detenciones, 266 activas este año. Estos 266 delincuentes acumulan 1.776 detenciones en la capital catalana, y se les atribuyen 5.284 hechos delictivos, principalmente hurtos y robos con violencia o intimidación.
Fuera de Barcelona y mirando el conjunto de Cataluña, las expulsiones de extranjeros multirreincidentes han aumentado un 48% en el primer semestre de 2025 respecto al mismo periodo del año anterior. En total, se ha expulsado a 265 ciudadanos extranjeros multirreincidentes, muchos de ellos que actuaban en la capital catalana y sus alrededores.
El último factor a tener en cuenta es el creciente problema del narcotráfico y la presencia de organizaciones criminales de los Balcanes a bandas latinas, la mafia italiana, marsellesa o la china en la zona metropolitana y Barcelona. Una nueva realidad que se refleja en el crecimiento generalizado de detenciones relacionadas con el tráfico de drogas y los delitos asociados, con un aumento de tiroteos el más sorprendente fue la ejecución de un sicario de un clan mafioso serbio en pleno centro de la capital catalana o los incidentes derivados.
Las denuncias interpuestas en este ámbito permiten obtener también una radiografía más acotada de la delincuencia en la capital catalana: hasta junio han crecido un 26,3% las infracciones penales vinculadas al narcotráfico con 1.210 por 958 del mismo periodo de 2024, según el balance del Ministerio del Interior. El auge del negocio de la marihuana, la ubicación privilegiada de la comunidad para el mercado de la droga a nivel internacional y el hecho de que Cataluña se haya convertido en una zona productora de marihuana en vez de distribuidora son tres de las causas más claras para explicar esta tendencia.