El PP plantea como "línea roja" a Vox acoger a los menores que les envíe el Estado mientras confía en un "pacto rápido"

Génova prevé "ceder algunas cosas" para cerrar el acuerdo esta semana. Feijóo es "optimista"

El Mundo, Juanma Lamet, 12-11-2025

En 2003, José María García se reunía una vez al mes en La Moncloa con el presidente José María Aznar, que ya había anunciado que no repetiría al año siguiente como candidato. Un día, en la recta final del hipódromo de la sucesión, el entonces vicepresidente Mariano Rajoy esperó a Supergarcía a la salida de su cita con el presidente y, enseñándole un puro como señuelo, le dijo: «Vente a fumar uno, que no sé ni por dónde me da el aire».
García accedió y le dio la noticia: «Vas a ser tú». Mariano preguntó: «¿Y por qué?». «Muy fácil, porque tienes una cosa buena y una mala. La buena: pasas por los sitios y no manchas. La mala: pasas por los sitios y no limpias».
A esa misma conclusión que podemos llamar la profecía García había llegado todo el PP sobre Juanfran Pérez Llorca como candidato a sustituir a Carlos Mazón al frente de la Comunidad Valenciana. No tiene un especial caudal político para reavivar el proyecto de los populares valencianos, pero no mancha las relaciones con Vox, que tiene la llave de la gobernabilidad. Se impone la teoría del mal menor para mantener el poder.
En el PP valenciano tienen claro que estamos ante un candidato-pasarela, destinado a pilotar el año y medio que queda de legislatura: «El único interés que puede despertar Juanfran es que a todas luces sería un presidente de transición. Nadie lo ve para el futuro», explica un dirigente del PPCV. «Tiene que poner orden aquí, porque con Mazón por encima no lo ha hecho. Esto es la casa de Tócame Roque», ejemplifica otro alto cargo, que destaca su perfil «en segundo plano».
Ahora que hay candidato, comienza de verdad la negociación para desbloquear la investidura. El PP quiere la fumata blanca esta misma semana. El partido de Santiago Abascal va a pedir una vuelta de tuerca en las medidas relativas al cambio climático y contra la inmigración. Pero Feijóo es «optimista» y está «dispuesto a ceder en algunas cosas» adicionales, en la línea del acuerdo presupuestario de mayo, para precipitar a un «pacto rápido».
Hay prisa por pasar definitivamente la página de Mazón, pero fuentes de la dirección de Génova, que supervisará las negociaciones, revelan a EL MUNDO que hay una línea roja que ellos no cruzarán en ningún caso: la de la acogida forzosa, por imperativo legal, de menores inmigrantes no acompañados. Vox se opone incluso a cualquier medida social para financiar su integración. Y ahora que las comunidades tienen que plegarse al reparto forzoso de esos menores tras el cambio de la Ley de Extranjería, ése es el escollo principal de las negociaciones. ¿Por qué? Porque el PP no contempla de ninguna manera incumplir el mandato legal.
«Cumplir la ley siempre es nuestra línea roja», aseguran las fuentes de Génova. «Un presidente autonómico cumple la ley, aunque considere que es injusta», recuerdan. Así lo confirmó el secretario general del PP, Miguel Tellado, en una entrevista con este diario: «Nadie encontrará un presidente de una comunidad del PP que incumpla la ley. La ley está para cumplirla, aunque sea injusta». Ayer mismo, la portavoz parlamentaria Ester Muñoz lo recordó: «Vox sabe cuáles son nuestros límites: ley y Constitución. Tranquilidad y nada fuera de lo normal».
Para los presupuestos autonómicos, Vox exigió a Mazón no acoger a ni un solo menor más, y el presidente en funciones dijo: «La Comunidad Valenciana ha rebosado el límite de su capacidad y no admitirá más repartos de la inmigración ilegal. Buscaremos la fórmula legal para que los menores no acompañados vuelvan a sus padres y familias». A esto último Génova le añade una subordinada adversativa: «Sin embargo, se cumplirá la ley» sí o sí, si no hay mecanismos para evitarlo.
En Vox se cuidan mucho de desvelar cuáles serán sus exigencias concretas: «Vamos a esperar a que empiecen a negociar antes de adelantar condiciones», aseguran en Bambú. En Génova se conducen con la misma prudencia, si no más: «No hay propuesta formal de Vox. Ellos plantearán una serie de cuestiones para lo que queda de mandato en la Comunidad Valenciana y entendemos que serán cuestiones consecuentes con lo ya acordado. Lo que firmó Vox con el número uno del PP valenciano tendrá plena vigencia con el número dos», añaden. Traducción: no habría ocurrido lo mismo con María José Catalá.
A pesar del escollo de los menores sin acompañar, PP y Vox no ven lejos el pacto. La política a veces cada vez menos sigue siendo el arte de lo posible. O del mal menor.

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