Bum de remesas de los migrantes
El miedo a las deportaciones de Trump genera un fuerte incremento en los envíos de dinero a los países de origen
La Voz de Galicia, , 12-11-2025La cruzada contra la inmigración durante el primer año de gobierno de Donald Trump está agitando el flujo de remesas en América Latina, un ingreso clave para decenas de países de la región. Lo normal sería pensar que el ritmo de deportaciones reduciría los envíos de dinero a los países de origen de los migrantes, pero lo cierto es que en los primeros siete meses del año está ocurriendo todo lo contrario: las remesas se están incrementando considerablemente por el miedo a las medidas de Trump contra los sin papeles.
Hablando en plata: los migrantes temen quedarse sin nada en el caso de ser deportados a sus países de origen y están enviando a casa sus ahorros para minimizar ese riesgo. Esa acción ha sido calificada como «envío preventivo ».
Las cifras en ese sentido son elocuentes: los giros a los países latinoamericanos desde EE.UU. podrían superar los 161.000 millones de dólares en el 2025, un incremento del 8 % con respecto al año anterior, según la agencia Bloomberg.
El incremento es patente especialmente en los países centroamericanos, que registran entre un 20 % y un 25 % de aumento en los envíos de dinero desde EE.UU. en los primeros siete meses del año, con el pico en términos absolutos de Guatemala, país donde han llegado 2.400 millones de dólares más que en el mismo período del año pasado.
Esos espectaculares aumentos palían el decrecimiento de entorno al 6 % de las remesas enviadas a México, un país con migrantes más establecidos en EE.UU. y, por tanto, con menos urgencias y más herramientas para mover su dinero.
No es un tema baladí para los países del istmo, donde las remesas pueden suponer entre el 20 % y el 30 % del PIB y son básicas tanto para la inversión como para estabilizar las divisas locales con reservas internacionales.
similar al fmi
A nivel mundial incluso superan, y de lejos, los préstamos del Banco Mundial a países en vías de desarrollo y solo el monto de lo enviado cada año a América Latina es similar al dinero que el Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene actualmente prestado en todo el planeta.
La mayor parte del caudal remitido desde EE.UU. lo utilizan los familiares de los migrantes para pagar bienes y servicios básicos, como alimentos, las facturas del hogar o la salud, pero un porcentaje se utiliza también para crear pequeñas empresas y mejorar otras ya existentes.
El inusual incremento de las remesas tiene en alerta a algunos analistas, porque consideran que puede hacer crecer la inflación al haber más dinero disponible, pero otros aseguran que la situación podría cambiar pronto.
El grupo de legisladores republicanos y la Administración Trump ya han aprobado un polémico impuesto sobre las remesas que entrará en vigor el año que viene. Se trata de una tasa del 1 % a las transferencias en efectivo, cheques u órdenes de envío de dinero. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, calificó esa tarifa como un «impuesto a los pobres».
Su alcance es menor que el propuesto inicialmente del 5 % y que incluía otro tipo de transferencias —la aprobada de facto afectará casi en su totalidad al efectivo—, pero buena parte de los expertos aseguran que podría suponer una caída abrupta del envío de dinero por las vías convencionales.
Si a ello se le suma el impulso que Trump quiere darle a las deportaciones el próximo año —podría retirarse el permiso de residencia a un millón de personas—, con una inversión récord en nuevos agentes de migración, el resultado puede ser desastroso para las economías de los países latinoamericanos porque su macroeconomía está en juego y también la estabilidad de sus divisas.
Y eso unido a la retirada general, a principios de año, de la ayuda cooperación estadounidense al desarrollo por la vía de la USAID, la situación podría derivar en mayores turbulencias socioeconómicas en América Latina.
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