Por debajo de la alfombra persa de los datos macroeconómicos que hablan de España como motor del crecimiento de la eurozona, se esconde una realidad a pie de calle que parece desmentir esa aparente prosperidad.

La exclusión severa ha atrapado ya a 4,3 millones de personas, un 52% por encima de 2007, que comienza a nutrirse de una clase media que se difumina para dar el salto a estratos inferiores.

Es la denuncia con la que arranca la novena edición del

Informe Foessa

, el ambicioso estudio promovido por Cáritas Española que radiografía el desarrollo social de nuestro país y la exclusión, con indicadores que van más allá de las cifras monetarias.

«Aun con el crecimiento económico, España mantiene una de las tasas de desigualdad más altas de la Unión Europea, que perpetúa la pobreza y la exclusión»

, sentencia

Raúl Flores, secretario técnico de la Fundación Foessa

y coordinador de una investigación que cuenta con el aval de 140 investigadores de 51 universidades y una encuesta realizada en más de doce mil hogares de todo el país. Flores ha presentado este miércoles el resultado de este macroestudio, de la mano de la secretaria general de Cáritas Española, Natalia Peiro.

Para el sociólogo,

nuestro país se está enfrentando a un «proceso inédito de fragmentación social». «Por primera vez la generación actual vivirá peor que sus progenitores, no es una intuición, lo confirmamos con dureza», llega a expresar, con una alerta adosada

: «Seguir haciendo lo mismo de siempre nos va a llevar al colapso, necesitamos un pacto social basado en valores diferentes».

Ni compra ni alquiler

Al bucear en las más de 700 páginas del informe, se constata cómo

la vivienda y el empleo están detrás de esta deriva. «Ambos se retroalimentan, por un modelo inmobiliario especulativo sobre el uso social de la vivienda», detalla Flores, que pone sobre la mesa un dato «demoledor»:

la dificultad para acceder a una casa en alquiler o en propiedad expulsa a uno de cada cuatro hogares de una vida digna.

De la misma manera, certifica que

contar con un trabajo ya no sirve para dar esquinazo a la pobreza. Así, la precariedad laboral se ha convertido en la «nueva normalidad», lo mismo para asalariados que para autónomos, contagiando al 47,5% de la población activa. El coordinador del Foessa lo personaliza en un caso prototípico:

«Es el perfil de esa trabajadora que después de pagar todas sus facturas básicas ya no tiene liquidez para afrontar el resto de los gastos cotidianos en los siguientes 25 días del mes».

Cáritas Española desmitifica en su estudio el retrato robot estereotipado de la pobreza vinculada al sinhogarismo para poner la mirada en cómo la exclusión grave tiene rostro del vecino del rellano. Así,

del total de hogares excluidos graves, cerca de la mitad tienen a mujeres al frente: un 42%, un 15% más que en 2007.

El informe derrumba el cliché que lleva a pensar que los pobres prefieren no trabajar para vivir de las subvenciones o de la «paguita». «

Esa idea de que viven de las prestaciones sociales sin buscar soluciones es falsa»

, remarca Raúl Flores, que detalla que tres de cada cuatro hogares en exclusión severa activan estrategias de inclusión:

«Una inmensa mayoría está cada día trabajando, madrugando y esforzándose para salir adelante. Más de la mitad de las familias que acompañamos en Cáritas están trabajando»

, defiende el sociólogo.

Entre las advertencias que lanza el informe se refiere al «colchón» de la familia y las amistades cuando llega un bache. Si hasta hace poco era el salvavidas,

«la fortaleza comunitaria se está debilitando donde más lo necesita, es una red que hoy está agujereada y rota»

, dice el responsable del Foessa.

Otro colectivo que la plataforma eclesial escanea son

los migrantes. Con datos en la mano, buscan derribar mitos como el hecho de que la pobreza sea un problema importado por los extranjeros:

el 69% de las personas en exclusión son españolas.

Eso sí, ser un migrante «sin papeles» también es un techo casi infranqueable para abandonar la exclusión. El 68% de las personas extracomunitarias en situación irregular sufre exclusión, frente al 43% de quienes tienen la correspondiente documentación.

«La pobreza no tiene su origen ni su causa en la inmigración, pero sí son ellos los que más sufren sus consecuencias»

, remarca el responsable del Foessa.

«Sálvese quien pueda»

A la luz del panorama que se describe en la investigación, Cáritas Española da por sentado que se está instalando una

«sociedad del miedo» y del «sálvese quien pueda»

, un repliegue «individualista» que traería consigo lo mismo desconfianza en las instituciones que una instrumentación partidista. Aun así, el equipo de la ONG de la Iglesia no tira la toalla y llama a los poderes públicos a volcarse en «políticas audaces, coherentes e integrales» de protección para revertir desigualdades con una hoja de ruta de 85 propuestas, entre las que se encuentra regular el mercado de la vivienda, garantizar una protección social a las familias o sacar delante la regularización de medio millón de migrantes.

«No queremos hacer un ejercicio académico neutro, sino fomentar la reflexión, el diálogo y la búsqueda de soluciones, que pasa por las políticas públicas, pero también por mover conciencias y de cómo contribuimos cada uno a transformar la realidad y afrontar las causas estructurales de la pobreza», sentencia Peiro, remitiéndose al Papa León XIV.