España está recibiendo menos migrantes este 2025, un año en el que el mapa de las rutas se ha reconfigurado. Hasta el 31 de octubre han llegado 30.263 personas en situación irregular, un 35,8% menos que en 2024, según el Ministerio del Interior. La caída se concentra en Canarias, donde las llegadas han descendido un 58%, mientras que el Mediterráneo vive el efecto contrario: en Balears han crecido un 66% más que el año pasado.

No se trata de un simple trasvase de flujos ya que los perfiles que alcanzan las costas son distintos. Los migrantes y refugiados que llegan a Canarias provienen de África occidental principalmente Mali, Senegal y Guinea, mientras que los que arriban a Balears lo hacen desde Argelia, Somalia, Sudán y África oriental.

Hasta el momento, han llegado por la ruta canaria 14.242 migrantes, un gran descenso si lo comparamos con los 34.087 que ya habían llegado a estas alturas del año pasado el récord en esta década por encima de los 30.705 en 2023, 14.500 en 2022 y 16.827 en 2021. El descenso, según la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), se debe principalmente a los acuerdos de externalización de fronteras entre España, la UE y terceros países como Marruecos y Mauritania.

“Sobre todo Mauritania está ejerciendo un control sobre las salidas de migrantes muchísimo más intenso que en el pasado”, explica a Público Mónica López, directora general de CEAR.

Los migrantes que tratan de alcanzar territorios europeos se topan con grandes barreras al llegar a Mauritania, el último país de la conocida como ruta migratoria canaria o atlántica. Sus costas están a unos 700 km de las Islas Canarias, lo que la convierte en la travesía más peligrosa para llegar a Europa.

Según un informe de Human Right Watch (HRW), los acuerdos que mantiene la Unión Europea con Mauritania para que actúe como “estados tapón” ha fomentado que lleve a cabo un control migratoria basado en “tortura”, “maltrato” o “deportaciones masivas”.

El resultado es un descenso notable de llegadas, que no necesariamente se traduce en una búsqueda de rutas alternativas hacia Europa. Según señala López, muchos simplemente buscan opciones más al sur de África o quedan atrapados en países de tránsito.

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Esto afectaría especialmente a las personas refugiadas que se han visto forzadas a huir de sus países debido a conflictos, persecuciones y violaciones de derechos humanos, buscando protección internacional y “se encuentran atrapadas en su país o en otro de tránsito donde el derecho de asilo no se respeta”, denuncia la directora de la ONG.

Aumento de llegadas a Balears
En contraste, Balears ha recibido 6.280 migrantes en diez meses, a bordo de 342 embarcaciones, lo que supone un aumento del 66% en personas y del 50% en cayucos respecto al año pasado.

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Este crecimiento puede deberse a que la ruta que conecta Argelia con Balears se ha convertido en la alternativa más económica, aunque peligrosa, para quienes buscan alcanzar las costas europeas. “Antes la ruta por excelencia era la de Orán-Alicante, pero es más cara. La ruta balear ha crecido porque es más barata, aunque con mayores riesgos”, aclara López. El incremento en Balears, aunque elevado en porcentaje, representa un incremento de 2.496 migrantes, muy lejos de los casi 20.000 menos que han dejado de llegar a Canarias.

Desde CEAR, pronostican que la reunión que ha mantenido el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el pasado 20 de octubre con su homólogo argelino, pueda derivar en nuevos acuerdos migratorios y provocar que haya una reducción de llegadas en los próximos meses.

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“Los acuerdos bilaterales con terceros países han ido configurando un marco de desprotección estructural para las personas migrantes. Lo preocupante es que el Pacto Europeo de Migración y Asilo consolida y refuerza este escenario”, denuncia Red Acoge, en conversación con Público.

En cuanto a la situación actual de las Illes Balears, el aumento de llegadas ha generado una falta de medios. Según explica la ONG, se están trasladando los migrantes con mayor agilidad a la península para aliviar la presión, aunque en el caso de los menores no acompañados el proceso requiere de mayor tiempo ya que su traslado depende de las comunidades autónomas.

Este medio se ha puesto en contacto con el Ministerio de Interior, pero aún no ha recibido respuesta.