Mario Guevara: "Informar sobre las redadas de inmigración te va a convertir en un enemigo del gobierno Trump"

El periodista deportado a El Salvador después de ser detenido mientras trabajaba advierte que no será el único informador deportado por Estados Unidos.

Público, Antònia Crespí Ferrer, 03-11-2025

Mario Guevara estaba cubriendo la manifestación del No Kings (Sin Reyes) del pasado mes de junio en el condado DeKalb, cerca de Atlanta, sin saber que acabaría retransmitiendo en directo su propia detención. Su arresto derivó en 112 días encerrado en distintos centros de detención de Inmigración y cárceles –a causa de la saturación de los primeros–, así como en un vuelo de deportación a El Salvador el pasado 3 de octubre. “Soy posiblemente el primer periodista deportado por el Gobierno de Donald Trump”, afirma en una videollamada con Público el periodista premiado con un Emmy. El comunicador advierte que no será el único.

“Le advierto a mis colegas que no son ciudadanos que no se metan en los temas de inmigración porque van a sufrir las consecuencias. Estar detrás de ICE [como se conoce a los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas] y cubrir las redadas de inmigración te va a convertir en un blanco, en un enemigo del Gobierno de Trump”, expone Guevara que asegura que durante todo el proceso judicial se le dio a entender que el motivo de su deportación era suponer un “estorbo” para ICE con su cobertura.

Durante una de las vistas judiciales en el largo y complejo proceso legal en el que se vio atrapado Guevara, el periodista explica que cuando sus abogados presentaron los argumentos, ICE alegó que no merecía la pena su liberación bajo fianza porque “era un estorbo para su trabajo y estaba obstruyendo sus operativos en las calles”.

En Atlanta, Guevara era bastante conocido por su labor periodística. Desde que Trump volvió a la presidencia, este informador explica que buena parte de sus coberturas se centraban en las redadas de inmigración en distintas partes del país. Al ser una figura conocida entre la comunidad migrante, Guevara accedía a información privilegiada: “Me ponían al corriente de cuándo aparecía el ICE en un determinado lugar y ahí me encontraba yo con las redadas, con los arrestos que retransmitía en mi directo. Y eso molestó al ICE. Aunque durante las coberturas nunca fueron contra mí, ni me molestaron cuando les grababa, lo cierto es que estaban esperando la mínima oportunidad y la obtuvieron cuando los policías me arrestaron”.

Durante la manifestación del No Kings, a pesar de ir debidamente identificado, Guevara fue arrestado por la Policía, que le acusó de cargos menores que después desestimó el tribunal. “Tengo la teoría de que me arrestaron porque era el único reportero hablando en español. En Estados Unidos ha aumentado mucho la discriminación en los últimos meses y el racismo se siente en todos lados. Pienso que me arrestaron por ser latino y por hablar en español”.

A pesar de tener permiso de trabajo, una vez que el juez desestimó las acusaciones de la Policía, las autoridades le mantuvieron retenido. A continuación, pasó a manos de los juzgados de inmigración, donde se le reabrió un procedimiento legal relacionado con su petición de asilo. “La Policía es el primer paso para acabar en manos del ICE. Y es lo que me pasó a mí”.

El caso de Guevara refleja los esfuerzos de la Administración Trump para conectar el circuito de detención policial con el de inmigración, que antes estaban mucho más separados, a través de programas como el 278(g), aprobado vía orden ejecutiva.

Guevara narra que llegó en 2005 de El Salvador, donde había sido amenazado de muerte, e inició un proceso de petición de asilo. Las tramitaciones de asilo pueden dilatarse años, como en el caso de Guevara, que no fue atendido hasta 2012. Entonces, explica, se le denegó la solicitud y se cerró administrativamente su caso, pero concediéndole un permiso para trabajar en Estados Unidos.

En el momento en que Guevara entró dentro del circuito de inmigración, organizaciones como la ACLU (American Civil Liberties Union) exigieron que fuera liberado. Si bien nada más entrar en custodia fue presionado para que firmara su autodeportación. “Me dijeron: cuanto más pelees, más tiempo vas a estar en prisión”. En total fueron 112 días en los que pasó por hasta cuatro centros, incluidas prisiones. Es una tendencia que ha crecido bajo el Gobierno de Trump, quien ha empezado a usar prisiones y cárceles para retener migrantes debido a la sobrepoblación de los centros de detención. “En una de ellas me extorsionaron los presos, obligándome a pagar 60 dólares diarios los cuatro días que estuve. Éramos unos 100 detenidos por ICE los que estábamos allí. Cada vez que me cambiaban de centro no me lo notificaban, solo me agarraban y me movían”, explica.

Guevara denuncia que cuando llegó al último centro en Folkston (Georgia) –este sí operado por ICE– se le mantuvo durante 72 días en aislamiento. “Solo me dejaban salir dos horas al día, estaba las 22 horas restantes encerrado en un pequeño cuarto de dos metros por tres. Tuve ataques de pánico, depresión, trastorno de sueño, llegué a tener pensamientos de que era mejor estar muerto… ICE decía que me mantenían ahí por ‘protección’, y a pesar de que mis abogados exigieron que me sacaran, no lo hicieron”, recuerda el periodista, que añade: “Una vez me sacaron y me pusieron con el resto de migrantes detenidos, conocí muchos más casos y escuché las injusticias de otras personas en estas cárceles. Entonces entendí que les convenía tenerme encerrado en privado para que no lo viera”.

El aislamiento que sufrió Guevara es síntoma del abuso de esta práctica por parte de ICE en los últimos meses. Un informe publicado en septiembre por Physicians for Human Rights (PHR), el Peeler Immigration Lab y expertos de la Facultad de Derecho de Harvard revela que entre abril del 2024 y mayo del 2025 el ICE ha sometido a más de 10.500 personas a confinamientos solitarios.

La ONU considera que este tipo de aislamiento, que consiste en mantener a las personas en celdas pequeñas sin “contacto humano significativo” durante al menos 22 horas al día, constituye tortura psicológica cuando estas condiciones se prolongan durante más de 15 días. Guevara estuvo 72 días encerrado.

El pasado 26 de octubre, el periódico The Guardian publicaba que el periodista británico Sami Hamdi había sido detenido en San Francisco por el ICE por haber criticado a Israel. Según declaraba un oficial de la Administración Trump al citado medio, Hamdi se enfrenta a la posibilidad de ser deportado. Algo que fue corroborado poco después por la secretaria de prensa del Departamento de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, que escribió en redes: “El visado de este individuo ha sido revocado, y ahora está en custodia de ICE pendiente de ser deportado”. McLuaghlin advertía: “Aquellos que apoyen el terrorismo y minen la seguridad nacional de América no se les permitirá trabajar o visitar este país”.

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