'Manchas blancas': el plan de la CDU de Merz para frenar el avance de la ultraderecha en Alemania

La estrategia de la Unión Cristianodemócrata germana trata de recuperar el "terreno perdido" en el este alemán y allí donde la AfD ha comido mucho terreno al centroderecha

El Mundo, Carmen Valero, 21-10-2025

El canciller alemán y líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Friedrich Merz, ha lanzado una declaración de guerra a Alternativa para Alemania (AfD), que lidera desde hace semanas las encuestas a nivel federal y podría hacerse con el poder en alguno de los cinco estados federados que acuden a las urnas el próximo año. “La AfD será nuestro principal adversario”, afirmó Merz ayer al resumir la estrategia diseñada el fin de semana por la Ejecutiva del partido para combatir a la AfD, que se sitúa a nivel federal con el 27% de los apoyos en las encuestas frente al 25% de la CDU. “La AFD quiere destruir la CDU y lo ha dicho abiertamente, quiere un país diferente”, subrayó Merz, que añadió que lo que separa a su formación de la AfD “no son detalles, sino cuestiones fundamentales y convicciones políticas fundamentales”.

La AfD, considerada en parte por los servicios secretos como extremista de derecha “no solo cuestiona la política de los últimos 10 años, sino también las decisiones fundamentales de la República Federal tal y como se han tomado desde 1949”, dijo Merz.

“Por eso, la mano tendida que la AfD nos ofrece una y otra vez es, en realidad, una mano que quiere destruirnos”, recalcó, en referencia a las ofertas de colaboración de la AfD, el partido que Merz prometió reducir a la mitad cuando, en 2018, concurrió a la sucesión de Angela Merkel a la Presidencia de la CDU. Entonces contaba con un 10% de los apoyos, En 2023, renovó esa promesa, pero la AfD ya había duplicado su intención de voto. Ayer, a la pregunta de un periodista sobre qué hay exactamente de nuevo en la relación de la CDU con la AfD, Merz respondió: “Nada. Se profundizará en la estrategia actual”.

El próximo año será un superaño electoral y el problema que se presenta es supergrande. Con comicios en cuatro länder y en el Parlamento de Berlín, los sondeos anticipan un terremoto político.

En Sajonia-Anhalt, un sondeo reciente sitúa a los ultras con el 40% de los votos frente al 26% de la CDU; y en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, la AfD alcanza el 38%, con la CDU reducida a apenas un 13%. En Turingia y Brandeburgo, la brecha también supera los 10 puntos. El muro de contención frente a la extrema derecha se está resquebrajando. ¿Qué pasará entonces? “Se decidirá en su momento. Ahora, se trata de volcarse por completo en los länder donde habrá elecciones para que sea un partido de centro democrático, la CDU, quien marque el rumbo”, respondió Merz.

El plan de la CDU para contener a la AfD se llama Weiße Flecken (Manchas blancas), término que en alemán se usa para designar los espacios vacíos en un mapa zonas sin cobertura o sin información. La CDU lo utiliza para referirse a los territorios donde el partido ha desaparecido o tiene una implantación mínima, especialmente en el Este, donde la AfD se ha convertido en la fuerza dominante.

La idea central del plan es “volver a ocupar el terreno perdido”: reforzar la presencia de la CDU en municipios pequeños, distritos rurales y barrios obreros que antes votaban a los partidos tradicionales, pero que ahora se inclinan por la AfD. El objetivo no es solo electoral, sino simbólico. Quiere demostrar que la CDU sigue siendo un partido de base nacional, no una fuerza del oeste urbano, y que aprende de los errores propios y ajenos del pasado, desde la todavía muy controvertida política migratoria de Merkel a la tolerancia con la migración ilegal y la ley de la nacionalización exprés de socialdemócratas y verdes, una norma ya revertida. “Todo esto generó una pérdida de confianza en la clase política y en las instituciones que la AfD ha convertido en un voto de convicción”, explica el canciller.

Merz ha puesto en marcha muchas de las medidas restrictivas que reclamaba en la oposición, pero la drástica reducción de la inmigración o el recorte de ayudas y prestaciones que presuntamente incentivaban el turismo social y el sentimiento de agravio en los nacionales no le han dado rédito político. Y parte del problema es Merz. Su estilo, más tecnocrático que carismático, no logra conectar con ese electorado desencantado que, en buena medida, ha encontrado su cauce en la AfD.

Y la oposición es tremenda. Hace unos días, Merz afirmó que “seguimos teniendo un problema en el paisaje urbano”. La frase, interpretada como una asociación entre inseguridad, población inmigrante y guetos de población musulmana, desató una tormenta política y cientos de miles de comentarios en las redes. Lejos de retractarse, el canciller se reafirmó ante un periodista: “¿Tiene hijas? Porque si es así, sabrá que las mujeres se sienten cada vez más inseguras en las ciudades. Pregunte a sus hijos, a sus hijas, a sus amigos: todos lo confirman. Tenemos un problema”.

Merz, padre y abuelo, el primer canciller en 20 años, tras Merkel y Olaf Scholz, que ha tenido descendencia, quiso subrayar que la seguridad en el espacio público es una preocupación real para las familias alemanas. Su mensaje, sin embargo ha sido interpretado por la izquierda como una concesión al discurso del miedo. “Merz dice querer distanciarse de la AfD, pero adopta cada vez más su retórica”, denunció la diputada de Die Linke Jessica Reichinnek. “El Gobierno y por tanto también la CDU tiene la responsabilidad de eliminar el caldo de cultivo de la extrema derecha con una política social que alivie la carga de la población”, dijo Reichinnek.

Desde la CDU, la presidenta de la Unión de Mujeres, Ina Scharrenbach, respalda al canciller: “La diversidad no puede ser excusa para silenciar los problemas. En algunos barrios las mujeres cambian de acera; el silencio no refuerza la libertad, la debilita.” El líder bávaro Markus Söder también cerró filas: “Por supuesto que tiene razón. Nuestros centros urbanos siguen enfrentando retos evidentes”.

Merz asegura que quiere reconstruir la confianza con hechos y con distancia, aunque algunas figuras históricas de la CDU y de su ala bávara, la CSU, como Peter Tauber o el ex ministro Karl-Theodor zu Guttenberg, han sugerido explorar algún tipo de acercamiento a la derecha radical para contenerla. “Mientras yo sea presidente del partido y canciller de Alemania, eso está absolutamente excluido”. Al final, serán los propios ciudadanos quienes decidirán si el cortafuegos a la AfD se mantiene o se rompe con la fuerza de sus votos.

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