Denunció que la violaron, su agresor ha huido a Mali... y ahora Izaro le tiene miedo a "la propaganda de Vox"
Izaro, una joven veinteañera de Bilbao, asegura que sufrió una agresión sexual hace 13 meses. Desde entonces, se queja, está desprotegida. Su presunto violador ha huido de España. La joven acusa al partido de Abascal de haber propiciado odio en redes contra ella
El Mundo, , 07-10-2025Izaro siente que el Sistema —en mayúsculas, el judicial, el policial, el de protección social— se ha cebado con ella, en vez de respaldarla y acompañarla. Hace ahora 13 meses, el 8 de septiembre de 2024, esta joven veinteañera de Bilbao denunció ante la Ertzainza que un chico la había violado en la calle. Era de Mali. Izaro y él se conocieron tomando copas. En un momento dado, el joven la acompañó fuera del local donde estaban porque ella no se encontraba bien. Había bebido demasiado y necesitaba que le diera el aire. Luego, la llevó a un lugar lejos de la vista de la gente, «sin cámaras», y la agredió sexualmente, asegura. «Era un punto negro del centro de la ciudad. Estoy segura de que lo tenía premeditado», señala.
Tras la agresión, Izaro telefoneó a sus amigas, le auxiliaron y pararon un coche patrulla de la Policía autonómica vasca. Aquel chico apareció de nuevo. Ella cuenta que le empezó a reprochar lo que había hecho, pero que él respondió que «no había hecho nada».
Después, la Ertzainza difundió una nota de prensa contando lo ocurrido y la detención del joven. El Ayuntamiento de Bilbao también publicó su propia nota, donde trasladaba su apoyo a la víctima y ofrecía los servicios sociales del Consistorio para ayudarla. Aunque no se difundió su identidad, Izaro no vio con buenos ojos que antes de hacerlo no se pusieran en contacto con ella. «No se me cuidó en ningún momento al exponer mi caso mediáticamente. Me enteré porque mi madre lo escuchó en las noticias. El ayuntamiento tampoco se ha puesto en contacto conmigo nunca. Se ponen la cinta morada, pero luego no cumplen con nada de lo que dicen. Todo lo hacen de cara a la galería», dice esta joven, estudiante de Psicología.
Cuando pasó por primera vez por el juzgado para contar lo ocurrido, el juez que escuchó a Izaro determinó que debía seguir investigándose la denuncia, pero tomó la decisión de no imponer ninguna medida cautelar en contra del supuesto agresor. Luego, el caso pasó a manos de una juez, que obligó al acusado de violación a comparecer cada 15 días en sede judicial. Pero tampoco le retiró el pasaporte.
La semana pasada, Izaro hizo público a través de sus redes sociales que la persona a la que ella había denunciado por violación «ha huido a Mali». Se lo confirmó la abogada del presunto agresor sexual a su propia letrada. No había ido a fichar la última vez que le tocaba. Izaro, «en shock», pidió consulta urgente con su psicóloga.
Tras dar a conocer su caso, Vox en el País Vasco dijo en su perfil de X: «Así funcionan estos impresentables. Cometen sus delitos, apenas pasan unas horas en comisaría y, cuando el peligro acecha, desaparecen. Urge cerrar fronteras, aún más erradicar este buenismo irracional. Mano dura o el sistema jamás funcionará».
“VUELVE A POR MÁS MANDANGA NEGRA. REPITE, REPITE…”
Tras esa publicación de Vox, las redes sociales de Izaro se han llenado de mensajes «deleznables» contra ella, según explica la chica en conversación con Crónica. «El único partido que podría haber evitado tu violación (…) Vuelve a por más mandanga negra, repite, repite», le decía un usuario de Instagram. Otro, añadía: «Encima la tía se pone chula con Vox. Pues nada, la próxima vez eliges mejor, feminista». Y un tercero, por añadir otro ejemplo: «Denuncia de agresión sexual falsa. Esa quería sacar dinero fácil».
Habla Izaro de nuevo: «En todo este tiempo me he sentido desprotegida y juzgada. Tengo diagnosticado estrés postraumático desde aquello. Mi caso es un resumen de cómo hacer las cosas mal cuando una mujer denuncia una violación: se difunde tu caso de agresión sexual, aunque sin dar datos sobre mí, pero sin comentarme siquiera si lo veo bien o no; no se le quita el pasaporte al violador cuando se sabe que, cuando quiera, puede marcharse a su país de origen, y, por último, un partido usa tu historia para hacer propaganda basura con su racismo. Nada tiene sentido en todo esto, la verdad».
Izaro accede a hablar con este suplemento porque considera que la utilización partidista de su denuncia «en nada» le puede ayudar. «Vox se está pasando cuatro pueblos conmigo. Han hecho un comunicado diciendo que hay que cerrar fronteras. Yo no estoy en contra de la gente extranjera, estoy en contra de la gente que comete un delito, sea de donde sea. No quiero que nadie me vincule con Vox ni que ese partido me use para su discurso racista».
SE SIENTE REVICTIMIZADA
Izaro cuenta que la vida que llevaba hasta ese 8 de septiembre del año pasado ya no es la misma que la de ahora. «Conoces a alguien, te gusta, te saca a la calle porque confías… Pero acaba violándote y, desde entonces, todo aquel que se supone que ha de entenderte, cuidarte y protegerte, va dando pasos en dirección contraria. Sólo me faltaba lo de Vox. Verme en ese juego sucio ha sido sentirme revictimizada», lamenta la joven.
Izaro dio el paso de salir a la palestra. Pero, desde entonces, sólo ha recibido reveses. Uno tras otro. Uno tras otro. «Un sinsentido todo», dice.
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