La última edición

Público, Lucila Rodríguez-Alarcón, 06-10-2025

Sé que estás muy unido a tu madre, ¿quieres decirle unas palabras?

-Sí, mamá no te preocupes, estoy aquí y no me pienso ir. Lo pienso lograr.

Así terminaba el conversatorio entre Sady Traoré, un joven maliense que llegó a España en enero de 2024, y el periodista José Bautista durante esta última edición del Congreso Internacional de Periodismo de Migraciones de Mérida que tuvo lugar el jueves pasado.

Sady fue una de las fuentes de la investigación sobre abandonos racistas en el desierto en la que participó la Fundación porCausa, con un equipo dirigido por José Bautista. Este trabajo demostró que varios gobiernos del norte de África –en el caso de Sady, el Gobierno de Mauritania– están deteniendo a personas negras, incluidas mujeres y niños, para posteriormente abandonarlas en el desierto. Esto se hace con la connivencia de España y la Unión Europea, que proporciona materiales y apoyo a esos regímenes para que lleven a cabo los abandonos.

Sady huyó de una persecución política en su país. Él es un músico conocido en Mali. En 2021 organizó un concierto por la paz y la democracia en respuesta al golpe de Estado que tuvo lugar en mayo allí. La presión política resultante le llevó a cambiar de país con la intención de asentarse en Mauritania. Ahí fue detenido dos veces y abandonado en el desierto. Según su testimonio, fue la enorme presión que sufrió en Mauritania la que le llevó a subir a un cayuco y venirse a España. Llegó a Tenerife en el segundo intento de cruce a principios de 2024. Desde entonces trata conseguir una cita para pedir el asilo político. Como muchas otras personas, llama durante horas a un teléfono que le han facilitado con ese fin, sin conseguir respuesta. Lleva intentándolo día a día desde hace casi dos años. Ese teléfono es el único modo que existe para conseguir la cita indispensable para ejercer el derecho a pedir asilo. Sady es otro ejemplo de que resulta muy complicado, en muchas ocasiones imposible, llegar desde África a España a través de vías legales.

El relato mayoritario de las migraciones que se ha construido a lo largo de los últimos años dista de la realidad, pero es muy difícil romper los marcos en los que el debate sobre las migraciones tiene lugar. La contaminación informativa es constante. El nuevo Ur-Fascimo, que decía Umberto Eco, ha encontrado en la figura del migrante el enemigo perfecto contra el que construir todo su relato de lucha.

Es un enemigo externo que nos invade. Esto justifica la puesta en marcha de sistemas inhumanos para evitar dicho ataque. Así se construye el sistema de externalización de fronteras, que consiste en liderar política, técnica y económicamente la gestión fronteriza de países de tránsito migratorio. El ejemplo de Mauritania y España es perfecto para ilustrar esto. A Sady lo abandonaron en el desierto para que no llegara a España. Y eso lo hicieron con los recursos del proyecto GARSI, que gestiona la FIAP, antes llamada FIIAPP, una agencia de cooperación internacional del Gobierno español. La mayoría de las investigaciones sobre este proceso de externalización de fronteras las están llevando a cabo freelancers, es decir, periodistas que trabajan con medios propios y sin cobertura estructural, pequeños espacios mediáticos como porCausa, investigadores de organizaciones de derechos humanos y una larga lista de agentes, todos ellos pequeños e independientes.

La independencia es indispensable para poder investigar un sistema tan arraigado en los espacios de gobierno occidentales que se caracteriza por su crueldad, su opacidad y sus inquietantes colaboraciones público-privadas. Disfrazado de orden y mano firme, se encuentra un sistema caótico con uno de los mayores agujeros negros de fondos públicos de nuestro país y de la Unión Europea. No estar bajo el ala de una estructura con línea editorial condicionada y con acceso directo a los ministerios de turno, permite escribir libremente. Pero esta libertad va acompañada de precariedad económica, escasez de recursos y mucho trauma en soledad. El Congreso de Mérida es un punto de encuentro en el que un centenar de profesionales que las pasan canutas haciendo apología de su vocación periodística se encuentran en un lugar seguro y se pueden abrazar desde un espacio compartido. Creo que no hay un sitio donde se den más abrazos y besos que en este Congreso.

Volviendo al relato sobre las migraciones del Ur-Fascimo, el inmigrante es también un enemigo interno muy conveniente. Construido sobre el marco de la otredad, el migrante es el otro, cuya situación no tiene nada que ver con la de los que habitan el país de llegada. No importa que todos los datos desmientan esta creencia. Da igual que todas las economías occidentales dependan de la llegada de inmigrantes para mantenerse a flote. La lucha contra la inmigración es el caballo de Troya perfecto para facilitar la entrada de gobiernos autoritarios. Nos contaba el periodista José Luis Sanz cómo Washington D.C. está tomada por los tanques. Los agentes del ICE, el servicio estadounidense de inmigración, van encapuchados y sin acreditación. Estados Unidos está luchando ahora por mantener en pie las bases de su democracia. Nunca se trató de inmigración. El debate, en realidad, se encuentra en cuál es la forma de conseguir el bienestar, si a base de llevar a cabo un esfuerzo por el bien colectivo mayoritario, o apostando por formar parte de la élite mundial que estará cómoda a costa del malestar del resto. Este tema salió también en el Congreso sobre todo vinculado a las relaciones entre África y Europa. La riqueza africana, material y cultural, ha sido expoliada durante siglos por un modelo global colonialista.

El Congreso de Mérida está lleno de espacios emocionantes como el que protagonizó Sady. Es el único evento del mundo especializado en periodismo de migraciones. Se fundó en 2018 gracias al apoyo de la Junta de Extremadura. De hecho, fue una apuesta absoluta de Guillermo Fernández Vara en sus últimos años de gobierno. Fernández Vara y su equipo de ayuda al desarrollo, liderado por Ángel Calle, comprendieron que la migración es un factor indispensable del desarrollo de los países de origen. La riqueza que un proceso migratorio aporta tanto al país de destino como al de origen es incomparable con cualquier otro tipo de ayuda. Una política de desarrollo adecuada debería tener esto siempre presente. Fernández Vara quería un debate sobre las migraciones sosegado y veraz. Veía a Extremadura como un enclave de migraciones. Como solía apuntar en todos los discursos inaugurales del Congreso, mucha población extremeña emigró en los últimos 50 años y ahora la región depende de una población inmigrante para mantenerse.

Cuando en 2023 cambió el Gobierno extremeño, el Congreso de Mérida dejó de recibir fondos de la Junta de Extremadura y Guillermo Fernández Vara dejó de venir a inaugurarlo. Fue una de las pérdidas del cambio, porque, por muy raro que suene esto, sus discursos, llenos de esperanza y de valores, eran una de las cosas bonitas del encuentro. Desde la profunda tristeza que me produce que Fernández Vara nos haya dejado, me quedo con el orgullo de formar parte de su legado. Esta última edición del congreso se ha clausurado en realidad el domingo, con su partida, con el recuerdo que varios centenares de periodistas tenemos de este evento y de sus palabras. Descanse en paz.

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