Islamofobia, 'hispanchindad' y deportaciones masivas: la pelea xenófoba en la derecha para hablar de migración
El PP establece una división entre los inmigrantes procedentes de América Latina y el resto, Vox prefiere "la natalidad" a cualquier tipo de migración y fuerzas extraparlamentarias como Democracia Nacional difunden un discurso de odio contra los extranjeros.
Público, , 06-10-2025Este sábado se celebró en Livorno una nueva cumbre de la extrema derecha. Conocidas como Remigration Summit, la organización ha elegido esta vez como sede una ciudad que ha sido feudo histórico del Partido Comunista Italiano. La primera cita de estas charlas fue en mayo en Gallarate (Varese) y allí se cocinó un discurso que unos meses más tarde se personificó, por ejemplo, en la violencia callejera y acoso a las personas extranjeras que se vivió en Torre-Pacheco (Murcia).
Las personas migrantes vuelven a estar en el centro del debate de la derecha y la extrema derecha. El auge en las encuestas de Vox, con un exitoso discurso de odio, ha provocado un seísmo en ese espectro ideológico. Una vez que parece confirmado que la formación de Santiago Abascal no para de subir en las encuestas, los de Alberto Núñez Feijóo han decidido abordar abiertamente la cuestión migratoria, si bien lo justifican en que la cuestión es una de las grandes preocupaciones de la población española.
Actualmente, en la derecha conviven tres miradas sobre las personas migrantes y ninguna de ellas se basa en la tolerancia. La que defiende el Partido Popular es la menos restrictiva, y aun así bebe de propuestas defendidas en el pasado por Santiago Abascal. Los populares han trazado una división entre migrantes y consideran que la proveniente de América es bien recibida, mientras que la proveniente de otros países o culturas, no. Más radical es la postura de Vox, que llega a pedir deportaciones masivas, aunque en otras ocasiones ha sostenido un discurso favorable y benevolente con la migración latinoamericana. En Vox conviven varias ramas y esas contradicciones se han notado durante las últimas semanas.
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Por último, la extrema derecha extraparlamentaria, como Democracia Nacional, Núcleo Nacional o Deport Them Now, viven en el lado más opuesto a la migración e incluso tildan al PP de traidores por aceptar a personas procedentes de América Latina. Un término peyorativo y habitual entre los votantes de extrema derecha es la palabra “hispanchindad”, una mezcla de “pancho” e “hispanidad” que usan para criticar la aceptación por el PP de migrantes latinos, una crítica que hacen extensible también a Se Acabó la Fiesta, el partido de Alvise Pérez.
La polémica postura del PP
El PP no ha dudado en articular un discurso basado en relacionar migración y delincuencia una máxima de la extrema derecha, en proponer medidas punitivas contra el extranjero pobre y en anunciar ideas que, años atrás, ya habían sido enunciadas por Vox. Aun así, la formación considera haberse alejado de la extrema derecha con su mantra (“el migrante no es una víctima, como dice la izquierda, ni un delincuente, como dice Vox”) y considera un éxito su nueva batería de propuestas.
“Hemos demostrado que se puede tener una política migratoria sensata y que no se base en el racismo. La clave es que estamos cómodos con que la gente nos vea como ese partido que está entre Vox y el PSOE”, aclaran fuentes del PP a Público. Entre otras cosas, Feijóo sugirió la semana pasada trazar una línea divisoria entre migrantes y bendecía la migración de América Latina al formar parte de la “hispanidad”, algo a lo que se sumó Isabel Díaz Ayuso esta misma semana: “Quien viene del continente americano, no es un inmigrante ni un turista, está en su casa”. En su Declaración de Murcia, el PP eximía a América Latina del discurso antiinmigración: “Reconocemos el vínculo especial que nos une con las naciones hermanas de Hispanoamérica, con quienes compartimos lengua, historia y valores, y cuya integración en España constituye una oportunidad natural de enriquecimiento mutuo”.
A pesar de las palabras condescendientes con la migración latinoamericana, Diana Paredes, diputada de Más Madrid y nacida en Perú, denuncia que ha vivido en sus propias carnes actitudes racistas del Partido Popular, al ser acusada de “cubrir una cuota”. Con esta estrategia, Paredes considera que se “vuelve a demostrar” que el PP “no respeta a las personas migrantes”. “Usan la estrategia del divide y vencerás para enfrentar a unos migrantes contra otros, como si los derechos fueran un privilegio que se reparte a dedo. Al final, lo que queda claro es que al PP no le importan los migrantes ni sus derechos: solo le importa la cuenta de votos, aunque para eso tenga que deshumanizar a quienes no encajan en su modelo de país”, critica la diputada.
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Xavier Calafat, politólogo de la Universitat de València, también ve una mirada electoralista tras este discurso del Partido Popular. “No es tanto una cuestión ideológica, sino que claramente el PP sabe que ahí tiene un nicho de voto. Al mirar el CIS, viendo el origen extranjero y el recuerdo de voto, vemos que el PP tiene mucha fuerza entre venezolanos, cubanos y argentinos. Hay mucha gente de estas nacionalidades que votó al PP en una cuantía muy superior a la izquierda”, explica el politólogo.
División de opiniones en Vox
Vox también hizo amagos en el pasado con acercarse al votante latino. Incluso hubo un movimiento dentro del partido llamado Latinos por Abascal que pereció sin éxito. El líder de Vox no ocultaba su preferencia por el migrante latino y en una entrevista hace medio año volvía a insistir en ello. “Si necesitamos inmigración por alguna razón, lo lógico es tirar de la gran reserva de la hispanidad, que comparten historia, lengua y que facilita las cosas. Pero antes que eso, somos partidarios de apoyar la natalidad”, argumentaba el líder ultra. Sin embargo, su formación nunca sostuvo ese discurso oficialmente. En su último programa sobre vivienda y migración, Vox subrayaba sus principios básicos: “Inmigración ilegal, no. Inmigración legal, sólo puede ser en origen y de acuerdo a las necesidades nacionales. Y, por supuesto, supeditada a un comportamiento irreprochable del inmigrante legal que venga a España”.
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Pero en Vox hay miradas mucho más radicales. Esa ala la encabeza Rocío de Meer, que pidió abiertamente la deportación de millones de personas, incluidos los españoles hijos de extranjeros. Recientemente, en una entrevista en un medio conservador de Hungría, la diputada de Vox volvía a pedir la “remigración” (concepto ultraderechista para pedir deportaciones masivas de todos los migrantes) y mostraba su apoyo a la plataforma Generation Remigration, que intenta crear un discurso positivo y amable sobre lo que en realidad se trata de deportaciones masivas e indiscriminadas.
Con la boca pequeña, Abascal intenta abrirse al votante latino, mientras la rama más radical de Vox busca otros caminos. Prueba de ello es que durante la semana en la que el PP hizo su anuncio sobre la migración latinoamericana, Vox no respondió a las preguntas lanzadas sobre la cuestión. Únicamente, en los pasillos del Congreso, fuentes del partido aseguraban que ellos “habían dicho cosas parecidas”, aunque no se han atrevido a pronunciarse ante los micrófonos y las cámaras, sabedores de que parte de su electorado no aceptaría ni una mínima concesión a la migración.
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La unidad la encuentran en un discurso de odio sobre las personas de origen árabe. De hecho, en el genocidio en Palestina, Vox se posiciona al lado de Israel y dice que “el califato de Bruselas [así llaman al Gobierno conservador de Von der Leyen] se siente muy cercano a los hermanos musulmanes a los que nunca quieren sancionar”, tal y como dijo Abascal en su último discurso en el Palacio de Vistalegre durante una celebración de un acto de Patriots.
Youssef Ouled, experto en xenofobia y parte de Es Racismo, sostiene que apuntar contra ciertos migrantes “pretende seguir legitimando un discurso racista e islamófobo que ubica como enemigo fundamental al islam, y, por ende, a la población musulmana, caballo de batalla central de la ultraderecha”. De esta forma, “se pretende generar una jerarquía dentro de la denostada y maltratada población migrante creando una línea ficticia entre el migrante bueno y el malo. El malo sería ese que viene de África y tiene una religión diferente a la católica, y el bueno sería ese que habla español y viene de Latinoamérica. Una idea profundamente colonial, porque si habla español y su fe es católica es a consecuencia del colonialismo”, asegura a Público.
Democracia Nacional y su ‘hispanchindad’
En el extremo de estas posturas están los grupos que no forman parte del Parlamento español, pero que agitan las calles y promueven la violencia contra los migrantes. Es el caso de Democracia Nacional, que no apoya en absoluto la tesis del PP favorable a los latinos. “Como solo tenemos 12 millones de inmigrantes (puede que más) y sólo están entrando más de 600.000 al año (500.000 de ellos panchos) y tres millones de parados (cientos de miles de ellos inmigrantes), pues vamos a traer aún a más panchos porque la hispanidad. Y lo peor es que es lo mismo que dice Vox”, vociferaba la organización a través de su canal de Telegram hace unos días, de escasos 8.000 seguidores. Es habitual identificar estas críticas y expresiones en redes sociales que denigran a todo tipo de extranjeros.
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En este espectro de extrema derecha, antes en los márgenes, pero cada vez más presente en la conversación pública, se encuentra Ada Lluch. Esta española hizo su primera aparición pública en Reino Unido durante una manifestación ultra el 13 de septiembre en Londres y ofreció un discurso a favor de la remigración ante miles de personas. Tal y como recoge Global Project Against Hate and Extremism, la mujer tiene vínculos con la extrema derecha trumpista en Estados Unidos y sostiene una tesis similar a Rocío de Meer que, de momento, no ha conseguido cristalizar en el Partido Popular: ningún migrante es bien recibido por ellos.
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