La cumbre neonazi convocada por 'El Ratilla' y radicales de Suburbios Firm: conciertos de rap, conferencias ultras y comidas de hermandad
El líder del grupo Ultra organizaba este concierto antes de entrar en prisión por narcotráfico y blanqueo de capitales
El Mundo, , 30-09-2025Daniel M. F., alias El Ratilla, no solo celebraba su boda entre bengalas y esvásticas. En paralelo, él y otros miembros de Suburbios Firm habían puesto en marcha la organización de un concierto de rap nazi previsto para el sábado 18 de octubre. El cartel, difundido en canales cerrados, anunciaba una jornada bajo el reclamo de «Nacionalismo, conferencias, concierto, comida», con tres grupos en escena: Marcelianos, Lobera y 0324 Crew como cabeza de un cartel envuelto en secretismo. La ubicación exacta del evento no se haría pública hasta la mañana misma del espectáculo, en un intento de esquivar el radar policial y mediático.
Los Marcelianos toman su nombre de la calle Marceliano Santamaría, donde se reunía la vieja guardia de Ultras Sur. Lobera, procedentes de Andalucía, arrastra un historial de colaboraciones con bandas explícitamente nazis como Batallón de Castigo, y en su repertorio figuran temas como Rata negra o No hay rendición, este último un homenaje a los españoles que combatieron como voluntarios en el bando nazi durante la Segunda Guerra Mundial: desde los divisionarios que marcharon a Rusia hasta la Unidad Ezquerra que defendió Berlín bajo insignias de las Waffen SS.
El tercer grupo en cartel era 0324 Crew, referencia del rap nazi en España. Sus letras no se limitan a la exaltación ultra: abundan los relatos de delincuencia común y las detenciones.
Unos arrestos habituales en el mundillo ultra como los de la operación multitudinaria que se saldó con la desarticulación de Suburbios Firm. Según la investigación, El Ratilla y sus hombres vendían droga, hasta que la policía los detuvo tras meses de investigación, incautando cinco kilos de cocaína, armas y propaganda nazi.
0324 Crew resulta una anomalía dentro del rap, un género históricamente asociado a minorías raciales y a la denuncia social. En su caso, lo han reconvertido en altavoz de consignas ultras y códigos hooligan, vistiendo la estética de los skinheads y los ultras futboleros mientras introducen en sus videoclips simbología neonazi, nacionalista y supremacista blanca. Desde referencias directas a lemas fascistas como Me ne frego (histórico lema del fascismo italiano) hasta números cargados de significado en la jerga ultra como 13 12 (que hace alusión a las siglas ACAB, acrónimo en inglés de «Todos los policías son unos bastardos»), muy utilizado en entornos ultras.
Cartel del concierto de Rap Neonazi organizado por El Ratilla.
Cartel del concierto de Rap Neonazi organizado por El Ratilla.E.M.
A esta estética se suma el prontuario personal de sus integrantes, conocidos como Mini Hit y Dani Hit. En sus propias letras hablan de condenas cumplidas, agradecen a quienes les apoyaron «cuando estaban presos» y rinden homenaje «a todos los encarcelados». Ese trasfondo carcelario no solo alimenta su aura de autenticidad callejera, sino que conecta con la trayectoria del propio Suburbios Firm.
Suburbios Firm, la escisión neonazi del Frente Atlético, nació repudiada por sus antiguos compañeros de grada, que llegaron a desplegar en el Vicente Calderón una pancarta con la palabra «Antinarconazis». Sus miembros, sin embargo, siguieron cultivando una identidad marcada por la violencia, el racismo y la iconografía nazi. El Ratilla, bajito pero temido por su brutalidad, encarnó ese salto generacional de los hooligans madrileños: de las bengalas en Chueca gritando «fuera maricas de nuestros barrios» al trapicheo de cocaína. Su cuerpo es un mapa de esa ideología: esvásticas tatuadas en el pecho, el rostro de Hitler en un costado y una calavera de las SS en la mano izquierda.
La boda de El Ratilla en Fuenlabrada, celebrada con invitados tatuados con símbolos nazis y camaradas de las viejas gradas, fue el preludio de la operación que acabó con él y con su banda en los calabozos. Entre los asistentes figuraban personajes históricos del ultraderechismo futbolero, desde Ricardo Guerra condenado por el asesinato de Aitor Zabaleta hasta su mano derecha, Piquenque, expulsado del Atlético por irrumpir encapuchado en un entrenamiento en Majadahonda. La caída del clan no solo destapó un entramado de tráfico de drogas y blanqueo de capitales, sino también su papel como organizadores de espectáculos musicales que convertían la apología nazi en reclamo cultural.
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Junto a El Ratilla, otro de los principales implicados en la organización del concierto era M. P. Histórico del Frente Atlético primero y de Suburbios Firm después, llegó a competir en torneos como la Copa de España de culturismo. Hoy trabaja como taxista en Madrid al volante de un Tesla. Fue él mismo quien difundía el correo de contacto para la venta de entradas anticipadas por 30 euros comida y concierto, y 25 por solo el recital.
La operación policial que descabezó al clan coincidió con el enlace matrimonial de El Ratilla y acabó con 14 detenidos, tres de ellos en prisión provisional. En sus dispositivos electrónicos, los agentes encontraron la promoción del evento musical, que se convirtió en la última muestra de la estrecha relación entre Suburbios Firm, la subcultura neonazi y un circuito musical que convierte la apología fascista en un espectáculo de pago.
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