'Noire', el holograma de la niña negra que desafió al racismo por primera vez: "Ella no era Rosa Parks; necesitaba más fuerza"

Esta instalación permite al espectador sumergirse en la Alabama de los 50 y presenciar la detención de Claudette Colvin, la pionera en negarse a ceder a un blanco su sitio en el bus

El Mundo, Juan Diego Madueño, 25-09-2025

Una niña está sola en un autobús. Es una niña negra y de 15 años en un autobús de Montgomery, Alabama, en 1955. Nueve meses antes de que Rosa Parks se convirtiera en icono de la resistencia a la segregación racial, la niña decide no ceder su asiento al blanco. Unos policías tratan de hacer entrar en razón a esta mujer en miniatura. Detienen a la fuerza a la niña, que abandona su revolución, dejándola disponible para quien tuviera el valor de repetirlo. Meses después quedó embarazada de un hombre casado.

El autobús está aparcado en Matadero, el espacio expositivo del Ayuntamiento de Madrid, hasta el 21 de septiembre en el Festival LEV de Electrónica Visual y Realidades Extendidas. La niña y los policías son hologramas. Aquella realidad, el germen de la revolución negra de Estados Unidos, es un escenario virtual que recrea ese momento fundacional y recoge, para sacarla del olvido, a Claudette Colvin, cuya estela permanece en Noire, la instalación de Stephane Foenkinos y Pierre-Alain Giraud, que ofrece la posibilidad de visitar el hecho con unas gafas de realidad aumentada. Lo llaman inmersión. “Ofrecemos a los espectadores que los personajes estén presentes con ellos como hologramas en el mismo espacio y que puedan ser testigos de la Historia, sentarse con Claudette en el autobús o verla desde fuera: tomar la distancia que quieran”, explica Giraud a través de una videollamada.

Al otro lado de la pantalla también está Tania de Montaigne. Hace diez años publicó la historia de Claudette Colvin en Noire, el libro que recuperó del olvido a la pionera. La adaptación de la historia a la realidad virtual mantiene en pie la resurrección de Claudette Colvin como leyenda de la lucha contra el racismo. Son 35 minutos de viaje al Montgomery de los años 50. “El libro pertenece a una colección acerca de mujeres que podrían haber hecho historia, pero no la hicieron. Propuse la historia de Claudette. Me di cuenta de que si quería escribir exactamente quién era esa chica tenía que entender el momento. El contexto de la época en que sucedió”, comenta la autora. Noire también ha sido adaptado al teatro y al cómic, en 2019, por la ilustradora Emilie Plateau. “Es muy talentosa”, concede de Montaigne. “Hizo un trabajo maravilloso”.

Claudette Colvin tiene ahora 86 años. No cedió su asiento en el autobús a una persona de raza blanca, pero no era la adecuada para capitanear un movimiento racial revolucionario. Fue una heroína de segunda fila. Aquella niña de 15 años, embarazada de un hombre casado, podía debilitar la reivindicación, según los estándares de la época. A ningún negro a punto de alcanzar la burguesía le apetecía estar representado por una persona que, en algunos contextos, confirmaba los clichés. “Ella no fue Rosa Parks porque necesitaba más fuerza. Era en la misma ciudad, en el mismo autobús que Parks, pero era muy joven, muy pobre. En el momento en que decidió no ceder su asiento en el autobús, nadie estaba ahí para hacer la lucha más general”. Rosa Parks era conservadora, secretaria de la NAACP, la asociación en defensa de los derechos de las personas negras, y su tono de piel no era tan oscuro como el de Claudette. “El boicot comenzó con Parks, nueve meses después. Claudette fue, en realidad, una especie de testadora”, señala de Montaigne. “Lo mejor es que no está enfadada. Nos dijo que Rosa Parks era la mujer correcta para liderar la revolución porque era una activista”.

“Hay historias que puedes contar de manera inmersiva y otras historias que no tiene sentido adaptarlas a este formato”, indica Pierre-Alain Giraud, que levanta este proyecto junto al director de cine Stéphane Foenkinos. “Aquí hay trazos de pasado, héroes del pasado que no hicieron historia. El hecho de que puedas verlos como hologramas, como fantasmas a tu alrededor, ya te está contando mucho”, justifica Giraud. “Las historias inmersivas se eligen porque hay algo muy evidente. Una relación natural entre la forma y el contenido a contar”.

La voz de Tania de Montaigne cuenta las primeras líneas del libro en Noire. Sitúa al espectador en la posición de un negro en Alabama en los años 50. “Ves las imágenes de la Alabama actual y recorres los campos de algodón de entonces. Empiezan a salir partículas de la pantalla y al poco ya hay personajes, hologramas, formando a tu alrededor”, avanzan los primeros minutos del viaje virtual. “No quería gritar a la gente”, comenta la autora. “Quería contar la historia, convencer al lector y al espectador de que me creyera y siguiera. Cuando alguien dice que no es racista, está usando la idea de proteger a alguien que es más especial que el resto. Eso también es racismo. En esta historia, sin embargo, te das cuenta de que el problema no es la religión, el color o la ideología, sino el hecho de no ser un sujeto más, sino un objeto”.

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