La gran fiesta del Ratilla: despedida de soltero con esvásticas, una iglesia con policías y un clan para robar cocaína a narcos
Daniel M. F. (alias El Ratilla) compatibilizaba el hooliganismo y el racismo con el tráfico de drogas
El Mundo, , 25-09-2025Tras una despedida de soltero en Málaga, en la que el novio y los invitados lucían camisetas rojas con enormes esvásticas blancas, el líder del grupo ultra Suburbios Firm, Daniel M. F. (más conocido como el Ratilla), aguardaba una luna de miel en el extranjero tras celebrar su boda (bajo la intensa vigilancia de policías de paisano) en una iglesia de Fuenlabrada. Sin embargo, su vuelo desde Barajas y su resort de cinco estrellas con pulserita todo incluido han sido sustituidos por un viaje en kanguro a Soto del Real, después de que el juez decretara su ingreso en prisión provisional, por tráfico de drogas y blanqueo de capitales.
En sus últimas imágenes pisando la calle, el Ratilla emergía esposado, con las manos a la espalda y acompañado por ocho policías con pasamontañas que lo conducían al interior de un coche camuflado, a las puertas del número 38 de la calle Galicia, en Fuenlabrada. Se trata de una galería comercial donde el líder ultra regentaba una antigua casquería reconvertida en tienda de camisetas, de la que los agentes sacaron dos cajas con bolsas de basura en su interior.
Es uno de los registros durante los cuales la policía halló una pistola sin licencia de armas y distintos dispositivos electrónicos, en los que se han encontrado fuertes evidencias de que el grupo se dedicaba al tráfico de drogas, según confirman fuentes policiales a GRAN MADRID.
Así fue la detención del ‘Ratilla’, uno de los líderes del grupo neonazi Suburbios.EL MUNDO (Vídeo)
El Ratilla y algunos de sus socios en el mundillo ultra compatibilizaban el hooliganismo y el racismo con el tráfico de drogas y el blanqueo de capitales, conformando un esquema delincuencial en el que el principal detenido era considerado el «jefe, capo o capitán», por sus secuaces. Una actividad a la que también se dedicaba su antiguo camarada Antonio Menéndez (alias El Niño Skin), con quien pasó de la amistad a una relación nefasta, llegando incluso a protagonizar encontronazos físicos.
La operación policial que llevó al desmantelamiento del grupo se precipitó por la sospecha de que Daniel M. F. podía aprovechar su luna de miel para eludir la acción de la justicia, que ya le había enviado a prisión hace una década. Durante este periodo, sus camaradas de Suburbios Firm (muchos de ellos presentes en su boda) organizaron distintos eventos y colectas, durante los que exhibieron pancartas con el lema «Ratilla libertad».
Sin embargo, el narcotráfico y el blanqueo no son los únicos motivos por los que el Ratilla podría acabar condenado. Tras la exclusiva de GRAN MADRID sobre esta detención, el periodista Antonio Maestre reveló que este ultra trató de agredirle. «Estaba paseando al perro y escuché: ‘Mira, el antifascista ese’. Entonces, lanzó su silla y echó a correr detrás mía. Sus acompañantes le pararon y me gritó: ‘¡Esto no se ha quedado aquí, sé dónde vives!’», recuerda.
Unos hechos instruidos en el juzgado número 7 de Fuenlabrada, en los que la Fiscalía acusa al Ratilla de intento de agresión y amenazas, con gravante de motivación ideológica.
Además de lucir camisetas con esvásticas, llevar una cruz gamada tatuada en el esternón, el rostro de Hitler en un costado y un discurso del mismo en el otro, el Ratilla hacía gala de su ideología nazi en manifestaciones y concentraciones al frente de los ultras de Suburbios en actos como una manifestación homófoba en Chueca o las concentraciones frente al centro de inmigrantes de Alcalá de Henares, exigiendo deportaciones.
El Ratilla junto a otros miembros de Suburbios Film, de Hogar Social Madrid y miembros de una banda de moteros.
El Ratilla junto a otros miembros de Suburbios Film, de Hogar Social Madrid y miembros de una banda de moteros.E.M.
Pese a estar afincado en Fuenlabrada y regentar allí la tienda de camisetas Imperio (que sólo vende tres modelos), la policía sospecha que el grueso de los negocios que el Ratilla utilizaba para canalizar los ingresos de la droga algunos de ellos regentados o a nombre de sus familiares se encontraban en Madrid. Es el caso de un bar en la calle Pintor Rosales o una empresa de «masajes» en un piso de la calle Princesa.
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Todo este entramado le servía al Ratilla para, según apuntan fuentes policiales, blanquear el dinero ilícito que conseguía gracias a las drogas. Él, junto con su mano derecha, J. Piquenque, daba salida a los estupefacientes que habían conseguido a través de vuelcos, o lo que es lo mismo, cuando una banda roba la mercancía a otra.
El mencionado Piquenque, por su parte, fue uno de los cerca de 20 encapuchados que el 20 de mayo de 2005 se plantaron en un entrenamiento del Atlético de Madrid tras romper una de las vallas de acceso al campo de la Ciudad Deportiva de Majadahonda donde se estaba ejercitando el equipo. Profiriendo gritos de «payasos» y «mercenarios», exigían explicaciones a los futbolistas tras una mala racha de partidos. Otro ultra del Atleti, Ricardo Guerra, detenido por la muerte del seguidor de la Real Sociedad Aitor Zabaleta en 1998, también estuvo presente en la boda del Ratilla.
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