Lamine Fam, el senegalés que ha hecho de Oviedo su hogar: «La gente de Asturias es muy buena y abierta»

Este joven de 27 años se asentó en la capital asturiana para tener un futuro prometedor. Mientras que estudia para obtener la máxima titulación universitaria, dedica su tiempo libre a brindar apoyo a sus compatriotas

La Voz de Galicia, Esther Rodríguez, 22-09-2025

África es el continente con la población más joven del mundo: cerca del 60% de sus habitantes tienen menos de 25 años. Cuenta, por tanto, con el recurso más valioso para el desarrollo. Sin embargo, no lo está aprovechando, ya que la educación sigue siendo una de las asignaturas pendientes de este territorio situado entre los océanos Atlántico e Índico. La mayoría de los niños no están escolarizados y quienes logran asistir al colegio terminan abandonando.

Pero, como en todo, hay excepciones. Hay quienes deciden seguir formándose para aspirar a un futuro prometedor. Es el caso de Lamine Fam, que cursa su doctorado en la Universidad de Oviedo. «Siempre me ha gustado estudiar, por lo que una vez que terminé el bachillerato quise seguir formándome para tener más conocimientos y así más oportunidades de trabajo», dice orgullo de la decisión que tomó.

Criado en el seno de una familia humilde de Sakal, en la región africana de Lounga, este joven senegalés entró en la Universidad Gaston Berger de San Luis, en su país natal, para cursar el grado de filología española. «Había estudiado el idioma en bachillerato y me gustó mucho», confiesa. Con el objetivo de poner en práctica lo aprendido, pidió una beca Erasmus y fue destinado a Cádiz, donde pasó cinco meses. Tiempo que aprovechó para conocer la cultura española.

Era su primera vez en España y le gustó tanto la experiencia que, tras regresar a su país natal para estudiar un máster, decidió volver a la península ibérica. «Como tenía los papeles en regla aproveché», asegura. Se asentó de nuevo en Cádiz, ya que «era el único sitio que conocía», pero pronto se mudó a Asturias para buscar nuevas oportunidades. «Mis tíos, que viven en Oviedo, me llamaron y me propusieron ir a vivir con ellos. Como no tenía trabajo ni nada, acepté», cuenta.

Tras un largo viaje en autobús, con una escala de «un día entero» en Madrid, el joven senegalés llegó a la capital asturiana. Corría el mes de julio de 2023 cuando la ciudad lo acogió con los brazos abiertos. «Pronto conocí gente, muchos de ellos de mi país», cuenta Lamine, quien en un abrir y cerrar de ojos formó un círculo de amigos y se adaptó sin dificultad a las costumbres y tradiciones de la sociedad asturiana.

A diferencia de otras personas migrantes, por suerte, desde el primer momento en que puso un pie en Oviedo y hasta ahora, no ha sufrido ningún tipo de discriminación por ser extranjero. «Nunca me he sentido víctima de discriminación por ser inmigrante. Aquí en Asturias la gente es muy buena y abierta», confiesa. Se siente integrado y agradecido por la acogida que ha recibido, lo que le ha permitido construir una vida tranquila y llena de amistades.

Parados en este punto aprovecha para señalar que las personas racistas son «incultas» e «ignorantes»: «No saben que todos somos humanos y que debemos respetarnos y valorarnos como lo que somos: personas. Es cierto que las culturas y las ideologías no son iguales, pero eso no significa nada; la diversidad es la riqueza de la vida. No todos podemos ser iguales ni tener las mismas características», argumenta.

En su caso, desde que vive en Oviedo, ha encontrado estabilidad y oportunidades para crecer, tanto personal como profesionalmente, y se siente parte de la comunidad. Al año de establecerse en la capital, solicitó la inscripción para estudiar el doctorado en la Universidad de Oviedo y, para su sorpresa, fue admitido. Actualmente se encuentra investigando para elaborar su tesis sobre traducción e interpretación.

Mientras que estudia para obtener la máxima titulación universitaria, Lamine dedica su tiempo libre a brindar apoyo a sus compatriotas. «Muchos me piden que les ayude a hacer trámites académicos, administrativos… algunos inclusos me ruegan que les acompañen porque como no entienden bien el español, así yo les puedo traducir a nuestro idioma local que es el wolof (la lengua más hablada de Senegal)», explica.

«Ayudo también a inmigrantes a solicitar citas en la Oficina de Extranjería o en la embajada y el consulado de Senegal en España. A algunos incluso les asesoro con los contratos de trabajo, explicándoles y señalándoles las condiciones laborales», apunta Lamine, que imparte además clases de español. «Intento enseñarles el idioma de tal manera que lo entiendan y lo hablen sin dificultad», resalta.

De esta manera, el senegalés crea comunidad y siente que Oviedo es ya su hogar, a pesar de estar tan lejos de su familia y amigos, a quienes echa «mucho de menos». Aun así, en la capital asturiana está cumpliendo el sueño de seguir formándose para construir un futuro lleno de oportunidades y contribuir positivamente a la sociedad que lo ha acogido.

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