La angustia de los refugiados gazatíes en España: "No puedo estar bien mientras mi hogar está siendo destruido ante los ojos del mundo"
Mohammed y Motasem, dos supervivientes que lograron llegar a España antes del cierre de fronteras, relatan el horror que vivieron en Gaza y que aún sufren sus familias. "Desde el 7 de octubre de 2023, ningún lugar en la Franja de Gaza ha sido seguro. Israel ha hecho y sigue haciendo todo lo posible para expulsarnos", afirma Mohammed.
Público, , 20-09-2025En Gaza ya no queda un rincón seguro. Bajo el sonido de las bombas, las familias se ven obligadas a abandonar una y otra vez los refugios improvisados en escuelas, hospitales o campamentos que, al poco tiempo, también son atacados. “Desde el 7 de octubre de 2023 hasta ahora, ningún lugar en la Franja de Gaza ha sido seguro. Ninguno. Escapan de la muerte para ir a otra muerte”, resume Mohammed N. Imad a Público, un superviviente que logró llegar a España antes del cierre de fronteras tras vivir cinco meses de ataques israelíes en Gaza. El bloqueo que pesa sobre el enclave impide no solo la entrada de ayuda humanitaria, sino también la salida de quienes intentan salvar su vida.
Mohammed tiene 28 años y vive en España desde hace dos meses, tras un periplo que lo llevó de Gaza a Egipto, luego a Omán y finalmente a nuestro país. “Yo soy superviviente de este genocidio”, asegura. Salió de Gaza después de cinco meses de bombardeos, “cuando estaban abiertas las fronteras con Rafah”, pagando 6.000 dólares por persona. “Por eso salí solo, no podía sacar al resto de la familia porque no tenía toda esa cantidad de dinero en aquel tiempo, después de perder todo por el genocidio”, explica.
Su familia sigue atrapada en Gaza, expuesta a la bombas, y ya se ha desplazado más de 25 veces. “La última vez que se desplazaron fue hace una semana y se quedaron tres días en la calle después de que bombardearan el edificio donde estaban”, relata. La situación actual es todavía más desesperada tras la orden de evacuación de Ciudad de Gaza. Según la UNRWA, más de dos millones de personas el 90% de la población han sido desplazadas dentro del enclave. Las zonas centrales de Gaza y la costa de Al Mawasi, señaladas por Israel como “zonas seguras”, apenas cubren un 12-13% del territorio, que mide 365 kilómetros cuadrados, y ya están saturadas de desplazados.
Mohamed asegura que ahora mismo la Franja de Gaza es inhabitable ya que el enclave ha recibido “más 140.000 toneladas de bombardeos en dos años”. Él recuerda que desde que nació ha vivido la agresión israelí y lo que ocurre actualmente es una continuación de décadas de sufrimiento: “Esto empezó el 15 de mayo de 1948, en la Nakba, pero ninguna agresión fue tan horrible como la del genocidio de ahora. Israel ha hecho y sigue haciendo todo lo posible para expulsarnos, para controlar toda Palestina”.
Este joven palestino perdió a su pareja y a su mejor amigo a causa de los ataques del Ejército israelí. “No puedo soportar más pérdidas, vivo con miedo a que le pase algo a mi familia. Imagínate por un instante que todo lo que has construido en tu vida tu hogar, tus seres queridos, tu ciudad, todo lo que valoras está en manos de otros, y ellos pueden arrebatártelo sin sentir culpa alguna. Esto es exactamente lo que está sucediendo en la Franja de Gaza. Yo nunca voy a estar bien mientras mi hogar está siendo destruido ante los ojos de todo el mundo”, reflexiona.
No puedo soportar más pérdidas, vivo con miedo a que le pase algo a mi familia
Está haciendo todo lo posible por traer a España a su familia, pero explica que primero tiene que conseguir la residencia. “Hay muchos trámites y papeles, tengo que esperar bastante tiempo. Por eso yo siempre le pido a dios que les proteja hasta que pueda sacarlos de ahí”, cuenta muy emocionado.
Motasem está en Madrid, pero su mente en Gaza
Motasem Abuharbid también sigue de cerca las noticias que llegan desde Gaza. Encender la televisión y ver los ataques israelíes le devuelve a un lugar del que logró escapar hace seis años, pero en el que siguen atrapados los suyos. Ahora vive en Madrid y hace apenas dos meses recibió la nacionalidad española. Sin embargo, la guerra lo persigue a cada instante. Su familia continúa en Gaza, bajo el asedio y la escasez. “No duermo bien, tomo pastillas, tengo pesadillas todas las noches. En el trabajo a veces no me concentro”, revela conmovido a Público.
Antes de lograr salir de Gaza, Motasem había sobrevivido a cinco guerras. “Cada vez que pensábamos que no podía ser peor, llegaba otra”. Sin embargo, al igual que Mohammed, insiste en que jamás había presenciado un horror comparable al actual. “Lo que aparece en las noticias no refleja ni un 5% de lo que realmente está ocurriendo allí”, asegura.
Su familia, compuesta por cerca de 30 personas entre hermanos, hermanas, sobrinos y sobrinas, ha tenido que desplazarse en varias ocasiones desde la ciudad de Gaza hasta Jan Yunis, en el sur. Cuenta que su padre “antes era rico, tenía una empresa y una casa enorme, con jardín”, pero que ahora no queda nada de todo aquello. Sus padres y hermanos han adelgazado de forma drástica “de más de 100 kilos, ahora apenas llegan a 60”, algo que demuestra el sufrimiento que atraviesan.
“Un kilo de arroz o de harina cuesta entre 15 y 20 euros. No hay agua, no hay comida, no llega la ayuda humanitaria. Mi padre está atrapado en la ciudad, con problemas de corazón y espalda, sin poder moverse por los bombardeos. Ahora está refugiado con mi hermana en un colegio, mientras mi familia intenta conseguir un coche para sacarlo de allí”, relata.
Mi padre está atrapado en la ciudad, con problemas de corazón y espalda, sin poder moverse por los bombardeosAntes del estallido de la ofensiva israelí, Motasem ya había iniciado los trámites para traer a sus padres y a dos hermanos a España. Sin embargo, el estallido del conflicto ha provocado que se ralentice el proceso. Este medio se puso en contacto la semana pasada con el Ministerio de Exteriores para preguntar sobre estas solicitudes sin obtener respuesta.
El camino de Motasem, arquitecto de formación, hasta España tampoco fue sencillo. Trabajó en Gaza más de un año hasta que la pobreza y el conflicto lo empujaron a salir. “Para poder cruzar la frontera tuve que pagar 3.000 dólares, gracias a la ayuda de amigos”, recuerda. Tras una primera llegada a España, probó suerte en Alemania, donde había empleo, pero, según admite, no se conseguía adaptar. De vuelta en Madrid, pasó tres meses durmiendo en la calle hasta que fue derivado a un albergue y, finalmente, accedió al programa de Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en el centro de refugiados de Getafe. "CEAR me ayudó muchísimo: con cursos, estudios, alquiler, trámites. Sin ellos no estaría donde estoy ahora. Incluso con los papeles para traer a mi familia, ellos se encargaron de todo”, cuenta agradecido.
Hoy, con nacionalidad española, combina dos empleos: trabaja en una pastelería en el barrio de Salamanca (Madrid) y como monitor nocturno en una residencia con refugiados. Pero mantiene a Gaza muy presente en su día a día: “Cuando empezó la guerra dejé de dormir. Mi cuerpo está aquí, pero mi mente siempre está allí, con mi familia. Ojalá pronto pueda traerlos conmigo a España y que termine este sufrimiento”.
A pesar del dolor, los testimonios de Mohammed y Motasem comparten un destello de esperanza: la posibilidad de reunirse con sus familias y de que el mundo no olvide lo que sucede en Gaza para que así la pesadilla pronto pueda terminar.
“Por favor, no dejen de hablar de Gaza. Detrás de cada número había un nombre, un apellido, una familia, muchos deseos, muchos planes para el futuro. No dejen de alzar las voces por los inocentes”, concluye Motasem en un llamado urgente a la comunidad internacional, a los medios y a toda la sociedad para que se tomen medidas inmediatas para proteger a la población civil y abrir corredores humanitarios que permitan salvar vidas.
La situación de acogida de refugiados palestinos
El sistema de acogida español recibe actualmente a cerca de 800 gazatíes, según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Una cifra muy baja si se compara con otras crisis humanitarias, como la guerra entre Rusia y Ucrania, donde en apenas unos meses llegaron a España cientos de miles de refugiados ucranianos.
Esta baja llegada tiene una explicación clara: el bloqueo israelí, según explica a este periódico Mónica López, directora general de CEAR. “Desde el comienzo del genocidio, al estar la frontera cerrada, el número de personas que está llegando a España es muy bajo, porque no les dejan salir”.
Ante esta situación, Esquerra Republicana (ERC) presiona al Gobierno para facilitar la acogida de refugiados palestinos. El partido ha registrado una propuesta no de ley en el Congreso para exigir al Ejecutivo “mecanismos extraordinarios de acogida” que faciliten la evacuación de los palestinos y de “reagrupamiento familiar”, similares a los diseñados para los ucranianos.
Una parte de los palestinos que llegan a España en los últimos meses lo hacen a través del mecanismo MEDEVAC (Evacuación Médica), coordinado por la Comisión Europea y la OMS, destinado a atender a “niños y niñas gazatíes en situaciones médicas graves”. El Ministerio de Sanidad asigna los hospitales de referencia, mientras que la acogida humanitaria de emergencia se organiza de manera interministerial, con financiación del Ministerio de Inclusión.
Desde el año pasado, la ONG Accem desarrolla un proyecto de atención psicosocial de tres meses dirigido a estos menores. Generalmente, solo un miembro de la familia puede llegar acompañando a los pacientes seleccionados y suelen solicitar asilo en España durante su estancia: “el 100% lo ha hecho”, explica a Público Accem. Tras ello se incorporan al sistema de acogida de protección internacional.
Actualmente se lleva a cabo la cuarta ronda de acogida, englobando ya a un total de 57 personas. A las lesiones físicas causadas por metralla o bombardeos se suman graves problemas nutricionales, especialmente en los menores. También tratan los problemas de ansiedad que sufren por los familiares que permanecen en Gaza, según explican desde Accem.
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