PP y Vox se unen en el Congreso para proponer medidas contra las personas migrantes y abraza los postulados de la extrema derecha

El PP vota a favor de una medida para limitar la regularización de personas migrantes a través del concepto de arraigo. Fueron las dos únicas formaciones que apoyaron la propuesta, que fue derrotada y descartada.

Público, Jose Carmona, 17-09-2025

Vox no se quedó solo en el Congreso de los Diputados. El PP quiso brindar su apoyo a la toma en consideración para reformar la Ley Orgánica 4/2000 y poner trabas a la regularización de personas migrantes mediante el concepto de arraigo. La derecha y extrema derecha votaron juntas, mientras el resto de formaciones se opusieron a la propuesta de los ultras. Solo ellas votaron a favor y la medida quedó desterrada. Una votación que, aunque perdida, deja muchas lecturas tras de sí.

La cuestión migratoria está en el centro del debate y, PP y Vox pelean por una postura hegemónica en la derecha. Prueba de ello fue que tres puntos del día en el Congreso de los Diputados versaron sobre migración y tuvieron como principal enfrentamiento el cruce entre las dos formaciones conservadoras. Por un lado, Santiago Abascal ha llevado a su formación a límites colindantes con el delito de odio, como quedó constatado tras la prohibición de una manifestación frente a un centro de menores migrantes en un barrio de Madrid. Mientras, el PP, desubicado y con una importante pérdida de protagonismo, intenta combinar en este campo una imagen de partido de Estado y a la vez de ferviente opositor al Gobierno de Pedro Sánchez. Una mezcla insostenible que Vox aprovecha para desnudar contradicciones que le favorecen en su competición electoral.

En el debate de este martes se visibilizaron dos posturas: una sólida, extremista e invariable, la de Vox, y otra contradictoria y cambiante, la del Partido Popular. Las críticas y ambigüedades del PP durante su intervención construyeron un mensaje final tan críptico que hizo imposible conocer la posición de la formación hasta que se llevó a cabo la votación. El PP estaba achantado por votar contra una medida migratoria de Vox y recibir críticas del votante ultra, al que aún intenta recuperar. Pero también está temeroso de espantar al ciudadano más moderado que aún retiene y que, de abandonar su formación, acabaría en el PSOE.
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Las posturas de PP y Vox

La postura de Vox era evidente. Su idea de modificar la Ley Orgánica 4/2000 pretendía restringir la regularización de migrantes a través del arraigo. El texto que presentaron, lleno de inexactitudes, datos sin credibilidad e incluso errores de concordancia, fue defendido y presentado desde el estrado por la diputada Rocío de Meer, que a principios de julio pidió la expulsión de ocho millones de personas, incluidos españoles hijos de migrantes. “Con esta proposición de ley se elimina la trampa del arraigo, ese coladero de regularizaciones masivas sobre lo más valioso que tenemos nuestra nación y nuestra identidad”, apuntaba la diputada en los primeros compases de su intervención, que solo aportaba un dato sin contrastar extraído de la web The Objective.

Tras una aparente lectura política de la situación, De Meer reconducía su intervención para hablar de raíces y patriotas. Frases de cariño para el asesinado Charlie Kirk y promesas de victoria (“Las balas no han podido ni podrán nunca acabar con la voz de los patriotas”) dentro de un discurso menos agresivo al promulgado por Santiago Abascal el pasado domingo, debido no a una intencionalidad de bajar el tono, sino a una incapacidad para armar un discurso original tras varias semanas agotando los leitmotivs habituales contra las personas migrantes. Aun así, las palabras grandilocuentes dejaban tras de sí fuertes acusaciones, cotidianas en el discurso de Vox contra las personas migrantes: “Se reían de nosotros cuando hablábamos de invasión, nos quedamos cortos. Es una invasión permitida por quienes debían velar por nosotros”, alegaba en acusación al Gobierno de Pedro Sánchez.

El Partido Popular no supo mantener un discurso firme en su intervención. La diputada encargada de ello fue Maribel Sánchez. Primero centró sus observaciones en el Gobierno de Sánchez, al que acusaba de dar “carta blanca a las organizaciones criminales que se dedican a la trata y ha renunciado a proteger sus fronteras”, alegaba la diputada, que a la vez tendía puentes con la extrema derecha. “Consideramos necesario abrir el debate para reformar las normas de la extranjería”, argüía la popular sobre la proposición de ley de Vox. Tras todo esto, volvía a una senda crítica con la formación de Abascal y consideraba que en la proposición “quedaba reflejado” que se criminalizaba “al extranjero por el simple hecho de serlo”. Todo y nada a la vez, para terminar votando a favor junto a Vox.

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