Las autoridades belgas anunciaron ayer el desmantelamiento de una red neonazi, formada en parte por militares, que preparaba atentados para «desestabilizar» las instituciones democráticas del país.


La policía belga detuvo en total a 17 personas, entre ellas varios militares, durante operativos llevados a cabo en cinco cuarteles y 18 propiedades privadas en Flandes (norte de Bélgica), indicó la fiscalía federal en un comunicado.


Se trata «principalmente de militares y personas con una ideología de extrema derecha, que, para algunos, se manifiesta claramente a través del racismo, la xenofobia, el negacionismo, el antisemitismo y el neonazismo», agregó la fiscalía.


El principal sospechoso, identificado con las iniciales B.?T., es un militar que había fundado «su propia organización clandestina basada en ideas de extrema derecha, neonazismo y negacionismo», y que tenía «la intención de cometer en el futuro atentados para desestabilizar las estructuras de base» de Bélgica.


Armas y explosivos


Durante los operativos, en los que participaron unos 150 agentes, la policía decomisó una bomba casera, disimulada en una mochila y «suficientemente fuerte para hacer explotar un vehículo», diversas armas de fuego, detonadores de minas terrestres, una gran cantidad de municiones, propaganda neonazi y explosivos, de acuerdo con la misma fuente.


Según la fiscalía, el grupo en cuestión, autodenominado Boed – Bodem – Eer – Trouw (Sangre, Tierra, Gloria y Honor), desarrollaba «contactos internacionales», por ejemplo, con un grupo holandés de extrema derecha conocido como Alianza Nacional.


Pese a la certeza de que los detenidos querían «poner en práctica sus ideas terroristas», la fiscalía admitió que hasta el momento no se habían hallado «indicios sobre un atentado específico».