Conociendo cómo terminaron las anteriores Flotillas de la Libertad, y el reto que pone en juego esta nueva expedición, cabe esperar que la respuesta del ejército genocida israelí, va a ser igual o más contundente que lo ha sido anteriormente, impidiendo a todo trance la llegada a la costa palestina de los barcos, deteniendo a todos o a parte de sus tripulantes.

Por supuesto que el cargamento que transportan de medicamentos y comida será requisado, puesto que Netanyahu y el partido y la facción civil que lo sostiene, no pueden permitir que se abra una brecha en su política de asedio y exterminio del pueblo palestino.

Se interpretaría como un fracaso militar y político en toda regla, que no podría justificar ante los suyos y ante los EEUU.

Habrá quien se pregunte el por qué de esta operación tan mediática y arriesgada, a sabiendas de cual puede ser el resultado, y la respuesta sólo puede ser el empeño de los organizadores y de las masas sociales que apoyan a esta expedición naval, en escenificar la repulsa de la sociedad civil democrática mundial ante el genocidio que está perpetrando Israel con el apoyo de los EEUU, y denunciar la actitud cómplice no solo de los países que no han condenado expresamente esta barbarie, si no también a los que habiéndolo hecho, se han negado a adaptar medidas contundentes de presión, comenzando por la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel, y la aplicación real y efectiva de sanciones políticas, económicas y militares, tan contundentes como las adoptadas contra Rusia, en relación con el conflicto con Ucrania.

Si la Flotilla consiguiera llegar a playas palestinas, no solo habría ganado una batalla, si no también la guerra mediática por la liberación de Gaza.

Floren Dimas. Oficial del Ejército del Aire (Rtdo)