En plena crisis ante la llegada masiva de inmigrantes ilegales a las costas españolas, las cifras sobre la situación laboral de este cada vez más numeroso colectivo comienzan a encender algunas luces de alarma ante el fuerte crecimiento que está experimentando el paro entre sus filas. Los datos del Servicio Público de Empleo (SPE) de agosto apuntan un aumento de más de 23.000 desempleados en el último año hasta alcanzar los 137.640. Es decir, en ese periodo los extranjeros desempleados han crecido un 20,64%, frente un ligero descenso medio del 1,75% registrado en el conjunto del país.

Este incremento es consecuencia indirecta, en buena parte, del proceso extraordinario de regularización de trabajadores foráneos desarrollado el pasado ejercicio. La no renovación de numerosos contratos firmados entonces para legalizar a cientos de miles de trabajadores ilegales está enviando al paro a los beneficiados, muchos de los cuales podrían estar retornando a la economía sumergida.

Pero más preocupantes incluso que las cifras del SPE son las que arroja la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al segundo trimestre del año, que sitúan en el 12% la tasa de desempleo entre los inmigrantes, cuatro puntos superior a la que se registra entre los españoles (8%). El muestreo del Estadística estima en 330.000 los extranjeros desempleados en ese periodo y en 2.425.000 los ocupados.

El paro en este colectivo cayó ligeramente en la segunda mitad de 2005, según la EPA, pero ha crecido a un alto ritmo en el presente año, de tal forma que entre abril y junio había 80.000 desocupados más que al comienzo del año.

Estos datos contrastan con los de afiliación a la Seguridad Social, que tenía el pasado julio 1.868.359 extranjeros cotizantes, lo que apunta a una importante bolsa de trabajadores en la ilegalidad – más de medio millón – , pese al reciente proceso de regularización.

La construcción

De nuevo con las cifras del SPE, el aumento del desempleo más importante se produjo en agosto en el sector de la construcción, con un alza del 35,5% en un año, equivalente a 7.400 extranjeros desocupados.

Por otro lado, al contrario de lo que pasa con la población autóctona, el paro entre los inmigrantes es más bajo en las mujeres – 63.000 frente a 75.000 hombres – ; además, el femenino ha crecido menos – el 18% – que el masculino – 23% – en ese periodo.

Este aumento de la desocupación ha tenido sus consecuencias en la acción protectora de los servicios públicos de empleo, con un alza muy importante de las prestaciones de paro. Así, el número de beneficiarios era en julio – últimos datos conocidos – de más de 73.000, lo que supone un alza del 30% sobre el mismo mes del año anterior y del 63% sobre el de 2004. El gasto en este colectivo – casi 59 millones euros ese mes – representa el 5,2% del total del sistema.

Marruecos, con casi 21.000 beneficiarios, acapara el 28% de todos los extranjeros que cobraron desempleo en julio. Le siguen Ecuador, con el 11%, y Colombia, con el 7%.

En Euskadi, donde la presencia de trabajadores inmigrantes es muy inferior a la media nacional, el número de extranjeros que se benefician de las prestaciones y subsidios de paro fue de 942 de los 4.240 desocupados que alberga procedentes de otros países.

Propuesta de las ETT

El problema generado por la llegada masiva de inmigrantes ha llevado a las empresas de trabajo temporal (ETT) agrupadas en la patronal Agett a proponer al Gobierno su colaboración para buscar una solución. Para ello, piden que el Ejecutivo acometa un «proceso ordenado de afluencia, ligado a las necesidades del mercado de trabajo», y que «agilice la contratación en origen a través de las ETT’s».

Estas compañías también reclaman participar en la elaboración del Catálogo de Ocupaciones de Difícil Cobertura – que da opción a la entrada de trabajadores extranjeros – , dado su conocimiento del mercado laboral.