José Manuel Durao Barroso quiere demostrar ahora que le preocupa «personalmente» la crisis de la inmigración ilegal en «su país hermano». El presidente portugués de la Comisión Europea ha escrito a todos los jefes de Estado de la UE para pedir recursos, y al presidente de Senegal para que colabore en la repatriación de los inmigrantes clandestinos.

Según los extractos de la carta al líder senegalés, Abdoulaye Wade, a los que ha tenido acceso este diario, Barroso asegura que la UE está dispuesta a «trabajar activamente con Senegal y los demás países del Africa Occidental» y pide más cooperación para el control de las fronteras y la identificación de los inmigrantes trasladados a Canarias.

El presidente de la Comisión recuerda a Wade la obligación de cumplir con el artículo 13 del Acuerdo de Cotonú, un tratado entre los países africanos y la UE sobre la readmisión de sus ciudadanos. Además, reclama más acción conjunta para «reforzar el plan de control, identificación y readmisión eficaz de los ’irregulares’» y «la reinserción efectiva de los inmigrantes repatriados en la economía de su país».

Barroso invita al «diálogo» y a «la puesta en común de medios» para encontrar una solución. Sin embargo, esas negociaciones con Senegal preocupan, en particular, al comisario de Cooperación, Louis Michel, que teme que los ya escasos fondos para el desarrollo se desvíen a la lucha contra la inmigración ilegal. El comisario solicita que cualquier conversación con Senegal se haga «entre iguales».

Además, Barroso mandó ayer una misiva a los Veinticinco para demandar «solidaridad» y que los estados miembros pongan más barcos y aviones para patrullar las costas canarias y africanas ante el problema «urgente y dramático» de la inmigración.

«La llegada masiva de inmigrantes clandestinos a la UE, esencialmente a las costas españolas, italianas y maltesas, es un problema de dimensión europea. Lo que viven hoy estos estados miembros, puede ocurrirle a otros mañana», escribe el presidente de la Comisión.