‘Tikun Olam’ y Netanyahu

La Vanguardia, , 15-08-2025

Tikun Olam es una expresión en hebreo que hunde sus raíces en la Torá y otras referencias religiosas judías, pero cuyo significado contemporáneo se ha ido ampliando. Significa “reparar el mundo” o “ayudar a reparar el mundo” en sentido político y social. Es una obligación para todo judío –y no solo los creyentes–, y ha de revestir una dimensión individual y colectiva. Y no solo para los judíos, también para todo ser humano. Es lo contrario de lo que están haciendo Netanyahu y su gobierno, encabezado por fascistas como Ben – Gvir y Smotrich. O los colonos y el Partido Nacional Religioso, que afirman que todo Israel, del Jordán hasta el Mediterráneo, incluyendo Gaza y Cisjordania, tiene como título de propiedad la escritura sagrada de la Torá.

El pasado día 10 de este mes, ante la prensa nacional e internacional, dijo: “Si quisiéramos cometer un genocidio, nos tomaría una tarde”. Hay que remontarse a nazis como Reinhard Heydrich, mano derecha de Himmler, y organizador de la conferencia de Wannsee, enero de 1942, en la que Heydrich plantea (y es aprobada) “la solución final” . Los documentos archivados de dicha conferencia curiosamente no mencionan ni una vez la palabra “genocidio”; se habla de “traslado de poblaciones hacia el Este” para “reubicarlas” en función de las necesidades de “reorganizar los planes futuros de trabajo” del Reich. Por esas fechas, el Comité Internacional de la Cruz Roja logra permiso de los jerarcas nazis para poder visitar un campo de trabajo. Al azar (sic) fue escogido, Teresienstad, donde un grupo seleccionado de presos tuvo que prestarse a jugar al futbol, leer plácidamente en “su” biblioteca, cenar abundantemente y hasta bailar. Cruz Roja aceptó la lamentable cláusula de silencio. En los días posteriores a la visita, todos los figurantes en la farsa fueron ejecutados…

En Israel existe una tradición interesante, que consiste en prestar atención a los disidentes frente al Gobierno. Y, en particular, a las declaraciones de los exresponsables del Mosad, Shin Bet (seguridad interior incluyendo los territorios palestinos), Aman (inteligencia Militar) y los más altos mandos militares. Pero, en este caso, el jefe de Estado Mayor, Eyal Zamir se las tuvo en la reunión con Netanyahu manifestándole la necesidad inmediata de acabar con el despropósito en curso. Quedan unos cincuenta rehenes en Gaza, la mitad dados por muertos, la otra mitad muriéndose. Ninguno volverá a casa.

Pero debemos más que nunca seguir defendiendo a los amigos judíos de Israel y de fuera que desde siempre se han opuesto a estas prácticas. Debo citar a Meir Margalit (herido en la guerra de lYom Kipur de 1973), Gershon Bashkin, David Grossman, Edy Kaufman, Yakov Yadgaar, los héroes morales de Bet’selem, la abogada Yael Barda, Abraham Burg, que fue presidente del Parlamento, la Knesset, que ha dicho hace unos días: “A este paso, me pregunto cada día si Israel seguirá teniendo el derecho a existir”. Para este tipo de “traidores”, el peor insulto es “self hatred jew”, el judío que se odia a sí mismo…

Gaza es una franja de territorio de cuarenta kilómetros de largo (como de Barcelona a Mataró), por diez de ancho, agua escasa o nula, prohibición de salir a pescar al Mediterráneo. Con dos millones y cuarto de personas, andando arriba y abajo. La Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina (Unrwa) disponía de más de trescientos puntos de asistencia en el territorio; pero proveía comida, asistencia sanitaria, y escolarización. Ahora, liquidada la Unrwa, los matones de la supuesta agencia “humanitaria” de los amigos de Trump, tiene ¡cuatro!, tres en Rafah, en el límite sur, y uno en el norte. Con escasas horas de distribución de algo de comida. Y más de sesenta mil muertos, asesinados, en la cuenta.

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