Torre Pacheco o la tormenta perfecta

Público, Miquel Ramos, 16-07-2025

Nadie que haya seguido la actualidad política de estos últimos años en España y en Europa puede sorprenderse hoy de lo que está sucediendo en Torre Pacheco. Era cuestión de tiempo que estallase un pogromo como el que estamos viendo en la localidad murciana, y hay quien lleva invertido mucho tiempo, dinero y esfuerzo para ello. Torre Pacheco no es más que la concreción de toda la campaña propagandística de la extrema derecha global, la tormenta perfecta, con todos sus ingredientes, y con el rédito previsto, a corto y largo plazo.

La historia está llena de ejemplos de cómo funcionan los pogromos, de cómo el discurso de odio es la antesala de la violencia motivada por el odio. Antes de que se llevase a cabo la Noche de los Cristales Rotos en la Alemania de los años 30, hubo una insistente escalada del discurso de odio antisemita azuzado por políticos nazis y sus libelos. Un prejuicio que estaba ya instalado en Europa, como lo sigue estando hoy el racismo. Tan solo hace falta que alguien suba la temperatura para que entre en estado de ebullición y se salga de la olla. Hoy, en Torre Pacheco, la fórmula es la misma. Los propagandistas habituales de la extrema derecha llevan tiempo vertiendo el combustible desde sus púlpitos, y luego son las masas las que prenden el fuego. Así empieza toda limpieza étnica.

Era previsible porque no han sido pocos los intentos en nuestro país de que esto sucediera. Hace unas semanas, una violación en Alcalá de Henares cometida presuntamente por una persona migrante, fue el detonante de otra pretendida algarada racista en el municipio, donde se desplazó toda la ultraderecha patria a intentar asaltar un centro de acogida. La situación se controló, la policía actuó y los neonazis, tras tres días intentándolo, desistieron. Y eso a pesar de las declaraciones de la alcaldesa del PP, que criticaba a la Delegación del Gobierno por haber frenado la marcha racista. Estos días, al calor de lo sucedido en Torre Pacheco y aprovechando la excitación de los suyos, lo volverán a intentar convocando de nuevo este fin de semana en Alcalá.

El relato siempre consiste en situar el origen de las protestas en el suceso en sí, una agresión, una violación o un asesinato, mostrando una falsa empatía con las víctimas. Pero lo que interesa aquí es el provecho que pueden sacar de ello, metiendo el factor migratorio por en medio. No hemos visto a la extrema derecha manifestarse contra las violaciones que cometen los empresarios contra las trabajadoras migrantes en el campo murciano, por ejemplo. Tampoco ante un crimen machista que no haya sido cometido por una persona migrante. Entre otras cosas, porque la violencia machista no existe para ellos. Y si salen a condenar el crimen, se apartan de la pancarta o se ausentan para no reconocer el problema.

El año pasado ya vimos cómo ni siquiera es necesario que sean personas migrantes las que cometen un delito para que la ultraderecha trate de sacar provecho. La desinformación es un instrumento más de agitación y manipulación, como sucedió con el caso del joven asesinado en Mocejón, del que se difundió el bulo de que había sido una persona migrante. El asesino era español, pero la gasolina del odio ya lo impregnaba todo. También la desinformación ha sido un factor clave en el caso de torre Pacheco, con la difusión de fotos de varias personas de origen magrebí a las que señalaban falsamente como autores de la agresión al anciano, o de un video que pretendían vender como el hecho que lo inició todo. Este video se trataba de una paliza de dos españoles a una persona sin hogar al grito de ‘maricón’. Un vídeo que difundieron hasta cargos de Vox, que lo han mantenido hasta ahora en sus cuentas a pesar de saber que no tiene nada que ver con lo que denuncian. Pero como esto sale gratis y excita a los suyos, ahí lo dejan.

La extrema derecha tiene lo que quería en Torre Pacheco. No solo la algarada racista y el foco mediático, sino que el debate sobre inmigración se haga sobre las cenizas de lo quemado en la localidad murciana. Entre disturbios, odio y miedo. Esta es la clave de este asunto, que el debate migratorio se articule en torno a la violencia y la inseguridad. Aunque hayan sido los suyos quienes han incendiado las calles y hayan llevado la violencia desde otras localidades. En este marco, entra de nuevo el relato de que solo ellos son capaces de poner orden. La inmigración como origen del problema, y el miedo y la inseguridad que esto genera.

En esto hay también una enorme responsabilidad de otros actores políticos y mediáticos que, aunque no participan de los discursos de odio de la extrema derecha, aceptan sus marcos y problematizan el fenómeno. O lo reducen a una mera instrumentación capitalista: el racismo está mal porque necesitamos migrantes para trabajar. La migración es noticia solo cuando la extrema derecha consigue ponerla en el foco mediático como problema, o cuando se reivindica como factor económico positivo. Ambos relatos deshumanizan a las personas migrantes, convirtiéndolas en objetos buenos o malos según sirvan a nuestros intereses. Obviando que, detrás de la palabra ‘migrante’ hay personas, y que estas son diversas. Y que tienen voz. Porque siempre acabamos siendo los blancos nacionales los que hablamos por ellas, de ellas, de lo que son, de cómo piensan y de cómo se sienten. Esta invisibilización es también parte del problema, que condena a las personas migrantes a ser sujetos pasivos de los acontecimientos de los que son noticia.

No sabemos hasta dónde llegará la situación en Torre Pacheco. Dependerá en gran medida de los recursos y las ganas que emplee, primero, el Ministerio del Interior, y la leña o el agua que lancen políticos y periodistas al fuego. Lo que está claro es que no será un acontecimiento único e irrepetible. La extrema derecha lo va a seguir intentando cada vez que tenga ocasión. Mientras, no nos cansaremos de señalar más allá de la algarada, de recordar quiénes son los autores intelectuales de todo esto y cómo funciona esta maquinaria. Pero también debemos recordar que la mejor vacuna contra el odio es la comunidad. Es explicar que no existe un ‘ellos’ y un ‘nosotros’ con las personas migrantes, que esto nos atañe a todos. Porque el fascismo es una amenaza para todas y todos, y no se va a conformar con esto. Hay una larga lista de candidatos al exterminio. Y nadie, por muy blanco y equidistante que sea, ni puede ni debe sentirse a salvo.

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