Asociaciones marroqu�es y �rabes en Espa�a han expresado su preocupaci�n por la situaci�n en la localidad de Torre Pacheco tras la agresi�n a un jubilado que ha desencadenado enfrentamientos entre vecinos, grupos de ultraderecha y ciudadanos de origen marroqu�.

Ante esta situaci�n, la Asociaci�n Marroqu� para la Integraci�n de los Inmigrantes ha denunciado “la grav�sima escalada de violencia racista” y ha exigido respuestas inmediatas por parte de las instituciones competentes.

La entidad ha recordado que en los �ltimos d�as, decenas de vecinos de origen marroqu� est�n siendo “acosados, amenazados e incluso agredidos en plena calle, mientras sus familias viven encerradas en sus casas por miedo”. En opini�n de la entidad, “este clima de terror no surge de la nada: es el resultado directo de a�os de normalizaci�n de discursos de odio, bulos y mensajes pol�ticos irresponsables que han se�alado a toda una comunidad como delincuente por su origen o religi�n”.

Por ello, la entidad ha denunciado “sin ambig�edades” la responsabilidad de los partidos de ultraderecha y de “quienes han alimentado este odio para sacar r�dito pol�tico, dividiendo a barrios y enfrentando a vecinos”. “Lo que empieza con insultos y mentiras en redes sociales termina con agresiones f�sicas, amenazas y familias aterrorizadas. Torre Pacheco hoy es el espejo de lo que pasa cuando se tolera y blanquea el racismo”, ha a�adido.

El ataque incendiario contra la mezquita de Piera (Barcelona) el pasado 11 de julio evidencia, seg�n ha a�adido, que “este odio no se limita a un municipio, sino que se extiende peligrosamente por todo el pa�s, amenazando la libertad religiosa y los valores b�sicos de convivencia”.

Esta violencia “no es anecd�tica ni aislada”, ha a�adido el colectivo que ha recordado datos del Ministerio del Interior, seg�n los cuales en 2023 se registraron "m�s de 1.850 delitos de odio en Espa�a, un 33% m�s que el a�o anterior, siendo el racismo y la xenofobia la primera causa. “Y estos son solo los casos registrados: el 94% de las v�ctimas ni siquiera denuncia, por miedo o desconfianza”, ha a�adido.

A tenor de estos datos, la asociaci�n dice estar “profundamente preocupada por el silencio y la ambig�edad con la que algunas instituciones est�n tratando estas agresiones, mientras la ultraderecha siembra odio sin consecuencias”. “Hoy han quemado una mezquita, ma�ana puede ser una persona. Espa�a no puede permitirse retroceder en derechos ni en convivencia”, han argumentado.

Por su parte, la Fundaci�n Ibn Battuta, destinada a la divulgaci�n cultural y social entre los pa�ses �rabes y Europa, ha expresado tambi�n su m�s firme condena ante los graves hechos ocurridos en Torre Pacheco (Murcia), que califican de “expresiones intolerables de islamofobia y xenofobia”.

“No se trata solo de ataques a personas o espacios concretos, sino de agresiones a los pilares de una sociedad democr�tica: el respeto, la convivencia y la diversidad”, advierten en un comunicado este lunes.

Transmiten su solidaridad con las v�ctimas y con las comunidades afectadas, y alertan sobre “el creciente clima de odio hacia la poblaci�n migrante, especialmente contra la comunidad marroqu�, que lleva m�s de 30 a�os contribuyendo activamente al desarrollo social y econ�mico de la Regi�n de Murcia”.

Consideran que la “escalada de se�alamientos y violencia no puede ni debe normalizarse” por lo que exige a las autoridades que garanticen con urgencia la protecci�n total e inequ�voca del conjunto del colectivo migrante y en especial el marroqu� que est� siendo se�alado por la ultraderecha, en sus palabras.

Protecci�n efectiva
Reclaman, asimismo, “una protecci�n efectiva sobre el terreno, as� como transparencia y rigor en la informaci�n: que se explique con claridad la agresi�n sufrida por una persona mayor, que se identifique y detengan a los agresores, y que se act�e con contundencia desde el Estado de derecho”.

“Los marroqu�es que viven en Torre Pacheco y en tantos otros municipios de Espa�a son trabajadores, familias, estudiantes, emprendedores, personas plenamente integradas que merecen el mismo respeto y protecci�n que cualquier otro ciudadano”, han afirmado.