SILVIA FERNÁNDEZ
La última oleada de inmigrantes registrada en Canarias este fin de semana – casi 1.500 en 48 horas- ha colocado al archipiélago en una situación límite. Un total de 5.737 inmigrantes se alojaban ayer en las 5.476 plazas con las que cuenta Canarias en sus cinco centros de internamiento (CIES) – dos de ellos son viejos edificios militares que se habilitaron en mayo, con una capacidad inicial de 1.400 plazas que se ha incrementado hasta 4.000-. El centro que se encuentra más saturado en este momento es el del Matorral, en Fuerteventura, que alberga en sus 1.070 plazas a 1.484 personas. Además, en la comisaría del sur de Tenerife había ayer 1.095 inmigrantes, que se encontraban hacinados en el garaje y la rampa de acceso, según informaron ayer fuentes policiales. Estos inmigrantes, que cuentan tan sólo con tres baños químicos y tres duchas para su aseo personal, esperan en este limitado espacio de 400 metros cuadrados a que se cumplan las 72 horas de detención, para acto seguido pasar a un CIE, donde permanecerán un máximo de 40 días. A estos inmigrantes hay que sumar además los 325 que llegaron el domingo a la isla de El Hierro, y que en las próximas horas serán trasladados a Tenerife.