Donald Trump y su secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, lo han cacareado a los cuatro vientos hasta el cansancio: el objetivo es detener criminales que estén en Estados Unidos de forma ilegal y deportarlos. “Son criminales duros, severos y crueles que andan libres por nuestro país”, dijo el presidente de EEUU en un acto de campaña en Michigan. Cinco meses después, los números siguen contando una historia muy distinta. De acuerdo a los propios datos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), tan solo el 6% de los arrestados por la policía de Inmigración desde el 1 de octubre hasta el 31 de mayo tienen en su expediente delitos de homicidio o de naturaleza sexual.

El relato con el total de los detenidos es similar. De las 185.042 personas capturadas por el ICE en ese plazo —con Joe Biden aún como presidente entre el 1 de octubre y el 20 de enero—, sólo 65.041 tienen algún tipo de antecedente penal. Casi la mitad de los detenidos actualmente por el ICE no han sido acusados de delito alguno.

Es una tendencia que parecía clara desde el comienzo de la redadas en enero, con la campaña de deportación masiva en pleno funcionamiento, pero que quedó de manifiesto con la cacería de inmigrantes que emprendió Trump en Los Ángeles hace unas semanas. De acuerdo con los datos recopilados por el Los Ángeles Times, de los 772 arrestados en la urbe californiana entre el 1 y el 10 de junio, el 69% no tenía antecedentes penales previos.

Para saber más
Una Patrulla Fronteriza de EE.UU. gesticula cerca de otra deteniendo a un manifestante cerca de la Oficina de Campo de Santa Ana del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) después de que los manifestantes se reunieran tras los informes de redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Santa Ana, California, el 9 de junio de 2025. La ciudad de Santa Ana publicó una declaración en Facebook reconociendo la actividad de ICE y el “miedo e incertidumbre” que causaría a algunos miembros de la comunidad. La administración del presidente Donald Trump dijo el 9 de junio que estaba enviando 700 infantes de marina estadounidenses y miles de tropas más de la Guardia Nacional a Los Ángeles, lo que provocó una furiosa respuesta del gobernador de California por el “trastornado” despliegue.
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Daisy Morán, a la izda, y Constance Felton participan en una protesta contra las redadas del ICE y las detenciones para deportación, mientras la policía bloquea su marcha el sábado 14 de junio de 2025, en Chamblee Tucker Road, Atlanta. (Arvin Temkar/Atlanta Journal-Constitution vía AP)
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Como explicaba la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, no son “capos de la droga” sino “gente trabajadora” a la que fueron a perseguir “a mercadillos y estacionamientos de Home Depot”, donde muchos de los jornaleros solían acudir en busca de trabajo. Son hombres de 38 años de media y nacionalidad mexicana, en su mayoría, cabezas de familia con años de experiencia en el mercado laboral estadounidense, la mano de obra barata que ya empieza a escasear en el sector de la construcción, los servicios y el campo.

“Se puede ver el impacto de estas redadas aleatorias en toda nuestra ciudad: las familias tienen miedo de ir a comer a restaurantes, los niños temen que sus padres no regresen de la tienda; el miedo está ahí porque han visto vídeos de personas siendo empujadas a camionetas sin identificación por hombres enmascarados que se niegan a identificarse”, indicó Bass.

El Gobierno, sin embargo, se mantiene firme en su discurso. “Tres de cada cuatro arrestos fueron contra inmigrantes ilegales criminales, lo que pone a los peores en primer lugar”, indican en un comunicado del Departamento de Seguridad Nacional. “Durante los primeros 100 días del presidente Trump, solo el ICE arrestó a más de 65.000 inmigrantes indocumentados, incluyendo a 2.288 pandilleros del Tren de Aragua, la MS-13, la pandilla Calle 18 y otras. Además, 1.329 fueron acusados o condenados por homicidio sexual”.

Trump no parece dispuesto a levantar el pie del acelerador pese al clamor social contra las redadas. En su “grande y precioso” proyecto de ley que ya ha aprobado la Cámara de Representantes y que espera sacar adelante en el Senado, hay incluida una partida que multiplica por 15 el presupuesto actual del ICE, de 10.000 millones de dólares a los cerca de 150.000 millones que propone su gran paquete de recortes fiscales. El texto incluye 46.500 millones de dólares para completar el muro fronterizo que quedó inconcluso durante su primer mandato. Serían fondos para vallas, barreras de agua en los ríos, sensores y otros avances tecnológicos, y un muro de cemento a lo largo de 1.128 kilómetros de frontera con México.

Con el resto del dinero planea contratar a 10.000 nuevos agentes —el cuerpo actual del ICE lo componen 6.000 policías—, aumentar de forma drástica la capacidad de los centros de detención de inmigrantes —de 41.000 a 100.000 personas— y reforzar el número de jueces dedicados a casos de inmigración.

La meta es, como apuntó el director en funciones del ICE, Todd Lyons, que el sistema funcione como “Amazon, tratando de que tu producto se entregue en 24 horas”. Más agentes para llevar a cabo redadas, más capacidad para albergar indocumentados y la suspensión de los debidos procedimientos legales para que las deportaciones fluyan al ritmo que ha pedido Trump desde la Casa Blanca. La consigna es detener al menos a 3.000 personas al día, con la mira puesta en grandes ciudades como Los Ángeles, Chicago o Nueva York. De momento, ni se acercan a esos números. La media actual es de 650 arrestos diarios.

De ahí que se haya producido un viraje tan evidente en la estrategia con respecto al primer mandato de Trump. Las escenas de agentes del ICE persiguiendo a inmigrantes en las calles y en los Home Depot no se habían producido antes. El Departamento de Seguridad Nacional se defiende argumentando que sus agentes tienen un objetivo claro en cada redada, buscando criminales. “Sabemos de antemano a quién nos dirigimos”, explicaba la número dos del departamento, Tricia McLaughlin. Pero la realidad es otra.