Ideas
La generación que busca el antídoto contra el odio en Europa: "Es muy fácil ser un 'hater', pero tenemos que salir de ese bucle"
8.500 jóvenes de todo el continente se reunieron el fin de semana en Estrasburgo para plantar cara al discurso del populismo y la radicalización de forma apartidista
El Mundo, , 16-06-2025Si Aldous Huxley levantara la cabeza, su utópico mundo feliz le parecería aún más irrealizable. Sociedades enfrentadas, líderes lunáticos y magnates que gobiernan a base de estocadas tecnológicas. Sin embargo, parece que aún queda esperanza al fondo de la caja de Pandora.
«Los medios dicen que estamos divididos, pero esto parece otro planeta. Aquí da la sensación de que todos buscamos lo mismo, aunque tengamos opiniones muy distintas», asegura Barnat, estudiante húngaro de 22 años.
Barnat es uno de los 8.500 jóvenes que el pasado fin de semana se reunieron en Estrasburgo con motivo del Evento Europeo de la Juventud (EYE). Un encuentro que se celebra cada dos años en la segunda sede del Parlamento Europeo y que este año coincidió con la conmemoración de los 40 años desde que España firmó el Tratado de Adhesión a las Comunidades Europeas, antecedente de la actual Unión Europea.
Miles de zetas participaron en un extenso programa de sesiones dedicadas a cuestiones sociales como la lucha contra la radicalización, la discriminación y los discursos de odio en la era de las noticias falsas y el ciberbullying. Un ejemplo de cómo la generación del scroll infinito levanta la cabeza de la pantalla y se moviliza ante las problemáticas actuales.
La cita tuvo lugar unas jornadas antes del Día Mundial contra el Discurso de Odio, fijado el 18 de junio por la ONU. Eliza, alemana de 19 años, contaba que está costumbrada a conocer curiosidades de otras culturas por las recomendaciones del algoritmo de TikTok, pero la oportunidad de debatir con franceses, polacos o españoles frente a una cerveza le parece «increíblemente necesaria».
Le daba la razón Paula Jiménez, vocal de Comunicación en Equipo Europa, la mayor asociación juvenil europeísta de carácter apartidista de España: «La movilización de los jóvenes ante los discursos populistas y polarizadores los contrarresta porque genera comunidades inclusivas. Denunciamos cada vez más injusticias y ocupamos espacios donde predomina el odio y la desinformación, desarmamos sus narrativas desde abajo».
«Es muy fácil ser un hater, pero tenemos que salir de ese bucle. Es como un círculo vicioso que provoca mucho dolor y eso también puede volverse contra ti», opinaba Barnat. En su país, la palabra inmigrante es un insulto que se prodiga por las calles. De acuerdo con un informe de la Comisión Europea, la sociedad húngara es la más intolerante de todos los Estados miembros, una realidad propiciada por el discurso político de líderes como Orban contra los solicitantes de asilo, los musulmanes o las personas LGTBI .
Varios de los participantes en el evento se hacen un selfi tras su cierre.
Varios de los participantes en el evento se hacen un selfi tras su cierre.FRED MARVAUX / EYE
Pero no es necesario irse tan lejos. En España también se ha producido un repunte de los delitos de odio en el último lustro: según el Informe sobre la evolución de los delitos de odio publicado por el Ministerio de Interior, estos ataques aumentaron un 21% en 2023, aunque solo uno de cada 10 acabó denunciandose.
«Se ha normalizado el insulto y hayuna absoluta desinhibición y deshumanización que ha pasado a formar parte natural de la vida del adolescente. También hay un riesgo de banalización o de punitivismo excesivo por el que se piensa que todo es odio o que todo debe ser delito, y eso acaba siendo contraproducente», afirmó Beatriz Martín, directora de Fad Juventud. Frente a las limitaciones de la libertad de expresión en la vida real, internet se percibe como una ciudad sin ley donde los usuarios bajan la guardia y asimilan prácticas discriminatorias.
Es el caso de los pseudoforos en los que se refuerza el discurso ultra contra uno o varios colectivos. Si bien la Ley Europea de Servicios Digitales obliga a grandes plataformas como Google o Meta a eliminar los comentarios que propicien el odio, la mitad de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años admite haber sido víctima de acoso por parte de cuentas anónimas en el último año.
Son lógicas que retrata la serie Adolescencia de Netflix, donde se aborda el concepto de machoverso con crudeza. «Creen firmemente que las redes son el único lugar donde pueden hablar sin cortarse y llamar la atención del otro frente a lo políticamente incorrecto», apuntaba Martín. «Cualquiera puede escudarse en el anonimato para soltar auténticas barbaridades», añadió Barnat tras admitir que en su grupo de amigos «hay dinámicas tóxicas que no había sabido identificar» hasta que la ficción las puso delante de sus narices.
Eliza también se ha enfrentado situaciones similares: «He leído muchos tuits negando el Holocausto, que es algo que en Alemania nadie se atrevería a hacer en público. Lo peor es que ese tipo de discursos llegan a mucha gente de nuestra edad que los incorpora a su argumentario. A veces pienso que somos una causa perdida, pero luego ves que hay formas de encontrar un remedio colectivo».
Opinaba Jiménez al respecto que «tener una generación que se moviliza, que se preocupa, que se educa y que encima ocupa estos espacios de manera inclusiva siempre va a ser positivo, un síntoma de que algo está cambiando para mejor».
Desde el racismo a la homofobia, los haters profesionales emplean todas las herramientas digitales a su alcance para descargar su odio contra un determinado objetivo. El actor Jaime Llorente contaba en una entrevista reciente que, cuando protagonizó el biopic de Locomía, comenzaron a insultarle por hacer de homosexual, algo que no le había ocurrido cuando interpretó a Denver en La casa de papel.
«Al salir del armario empecé a recibir mucho hate. Tengo una comunidad muy tolerante, por suerte, pero también hubo mucha gente que dejó de seguirme por no cumplir con las expectativas que tenían sobre mí», afirma Javier Ruescas, escritor de literatura juvenil y creador de contenido cultural en redes sociales. «Me da un pavor inmenso la ignorancia con la que muchísimos creadores generan mensajes que, amparados en la comedia, envenenan las cabezas de muchos jóvenes».
Imane Raissali, psicóloga e influencer marroquí, lleva toda su vida viviendo en Barcelona, pero aún tiene que hacer frente a pullas xenófobas. Hace tres años tomó la decisión de quitarse el velo y empezaron a llegarle amenazas de muerte continuas por mensaje privado. Reconoce que lleva «un huevo de tiempo» sin entrar a TikTok: «Antes me divertía y me parecía una red social entretenida, cuando era una niña inocente. Ahora me he dado cuenta de que existe mucha maldad en el mundo».
Para Jiménez, en cambio, las comunidades online también pueden ser «un lugar seguro» para que jóvenes de toda Europa se coordinen y defiendan causas justas desde la empatía. «No todo es una burbuja de odio, aunque sin duda es lo que más pesa. La denuncia social es la forma de respuesta organizada más potente que conocemos, y tiene una traslación directa a nuestras vidas», concluye.
(Puede haber caducado)