BULEVAR
El lujazo de nacer en Occidente
El Mundo, 05-09-2006Este fin de semana millones de ciudadanos volvían a la cotidianidad. Otros ciudadanos, más de 1.300, los sin papeles, intentaban salir de la cotidianidad de la miseria para entrar en la incertidumbre y el rechazo del mundo rico.
Su llegada en cayucos a Canarias es desde hace tiempo el recuerdo constante de las abismales diferencias que cada vez más separan otros mundos de Occidente.
Día tras día, y desde mis confortables vacaciones, los he visto llegar. He contemplado sus miradas y cansados movimientos. En sus ojos se mezcla el temor, pero también la esperanza.
Mientras tanto, aquí, los que recién terminamos las vacaciones llevamos unos días quejándonos por lo de la vuelta al trabajo.Nuestro gran drama ya tiene nombre y apellidos. Se trata del síndrome posvacacional. Esa desgana, ese bajón todo ello gravísimo como se pueden imaginar, es el gran tema de conversación estos días en los ascensores, reemplazando así cualquier otro comentario meteorológico.
Lo del síndrome, debe ser preocupante ya que ANEPA (Asociación Nacional de Entidades Preventivas Acreditadas) encargada de prevenir y disminuir la siniestralidad laboral, ha difundido una serie de recomendaciones para que la vuelta al trabajo sea más suave, y pide a los empresarios que sean comprensivos con los trabajadores que acabamos de disfrutar del fantástico período de desconexión.
Mientras leo el decálogo de recomendaciones para afrontar ese duro retorno sigo viendo por televisión la incesante llegada de pateras repletas de hombres y mujeres. Sigo el periplo europeo de la vicepresidenta Fernández de la Vega en busca de cooperación para hacer frente a la llegada desbordante de inmigrantes. Más que dinero lo que ha conseguido la vicepresidenta es la convocatoria de una cumbre de países mediterráneos para hablar de medidas conjuntas. Las buenas palabras están aseguradas y el poco dinero también, a pesar de que el comisario europeo de inmigración, Franco Frattini, ha pedido a los países de la UE que sean tan solidarios con España como con el Líbano.
Y es que, eso que llaman comunidad internacional se ha apresurado a intentar reparar los platos rotos de otra guerra inútil, y por supuesto evitable. La de Israel contra Hezbolá. La conferencia de donantes reunida en Estocolmo se ha comprometido a contribuir con 735 millones de euros para la reconstrucción inicial del Líbano. El acuerdo ha sido inmediato. ¿Será para tapar el recuerdo de una guerra que algunos miraron de reojo y otros, como EE.UU, apoyaron?.
Mientras me recupero de mi síndrome, tumbada en mi sofá, siguen repitiéndose las imágenes de la llegada incesante de cayucos.Es un goteo que no cesará. Que seguiremos contemplando en los telediarios. A la hora de comer y de cenar.
Pero en este lado del mundo, seguiremos con nuestros síndromes posvacacionales y nuestras obesidades. Todo un lujazo de enfermedades que nos han regalado por haber nacido en Occidente, por pura casualidad.
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