‘El caso Sankara’

Ultramar. "Un testimonio comprometido para ahondar en el conocimiento de África"

Canarias 7, 04-09-2006


Las Palmas de Gran Canaria
Ahora que constatamos con contundencia nuestra condición de archipiélago africano, pese al empeño que aquí siempre hemos puesto de darle la espalda a cuanto ha sucedido en ese territorio.
Ahora que acumulamos, en lo que va de año, el arribo de más de 19.000 inmigrantes en frágiles embarcaciones, se colmatan los centros de retención, no hay lugar en los hogares de acogida para los menores que han desembarcado en nuestras costas ávidos de una vida mejor y la lista de muertos no deja de crecer en los incontables naufragios que no cesan.
Ahora que Europa nos dice que no tiene apenas dinero para hacer frente a la más importante tragedia humanitaria ocurrida jamás en estas aguas e invita a esperar hasta el próximo ejercicio económico para dotarnos de más medios con los que intentar poner algún freno a esta sangría, como si la hambruna y la miseria entendieran de cursos políticos.
Ahora que hay comunidades que levantan su voz molesta por el envío a ellas de algunos de los que a estas Islas han llegado y aquí han sido atendidos, alegando un formal defecto de forma, conviene no olvidar, por aquello de una para aprender y la otra para saber, que ya cuando la descolonización del Sáhara nos hicieron otro tanto y a la reclamación de un representante canario en las aún Cortes franquistas de que no todo el peso de la huida de la antigua provincia española se cargase sobre las Islas se le respondió que era un deber patrio de esta región mamarse la tranca, hablando mal y pronto; y así nos tocaron la Legión y acoger a los miles de desplazados que salieron por pies del territorio abandonado por las autoridades hispanas, lo que provocó una de las más lacerantes crisis sociales que ha padecido esta tierra en mucho tiempo. ¿Recuerdan los barracones de Pedro Hidalgo?
Ahora que hay quienes se permiten jugar a la política tirándose a la cara el drama inmigratorio.
Ahora, se ha publicado El caso Sankara, un libro de Antonio Lozano, autor de cariños compartidos, que invito a leer, sobre todo, porque es una obra más de testimonio y de compromiso, que ayuda a conocer y comprender esa África de la que no nos dejan de llegar huidos, despensa de materias primas, cuya población productiva ha sido secuestrada, primero con la trata de esclavos y ahora, en gran parte por el sida, continente en extinción, como lo definió el Premio Nobel nigeriano, Wole Soyinka, y, sobre todo, juguete de los intereses europeos. Un libro, ágil, premiado, que, valiéndose de Thomas Sankara, el asesinado presidente de Burkina Faso, nos retrata y enseña, para aprender y saber al lado de lo que estamos, esa África de la que nos preguntamos en qué manos está y de la que nos atrevemos a decir, cuando nos hablan de una guerra: «ya están otra vez esos salvajes peleando», movemos la cabeza pensando que son incorregibles, cuando oímos hablar de una golpe de Estado, o acusamos a su gente de incapaces de gestionar lo poco que tienen, al contemplar las imágenes del hambre, dándole la espalda, porque no queremos que nos saquen de nuestro error, a aquel que algún día se atreve a apuntarnos el sin fin de implicaciones e intereses del primer mundo que han alimentado esa barbarie que ahora nos aturulla.

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