El velero Astral , de la oenegé Open Arms, rescató la noche del sábado a 54 personas que permanecían atrapadas en una plataforma petrolífera en alta mar abandonada. Frente a las costas de Libia abunda este tipo de plataformas, cuyas luces suelen confundir a aquellos que se arriesgan a partir en lanchas hacia Europa.

“Habían partido de Libia hace cinco días y llevaban tres días atrapadas en la plataforma, a la que lograron llegar tras el naufragio de la lancha neumática en la que viajaban”, explicó Open Arms en un comunicado.

Una de las dos mujeres presentes en el grupo dio a luz en la plataforma el pasado viernes, mientras que otra había tenido un bebé hacía pocos días. Además de los dos recién nacidos, entre los rescatados había también “dos niños muy pequeños”.

El rescate fue posible gracias a las alertas de Alarm Phone, un grupo que recibe avisos de botes en situación de emergencia en aguas mediterráneas, y de la Seabird , la avioneta de la oenegé Sea Watch, que sobrevuela el Mediterráneo para localizar embarcaciones a la deriva. “Esta es otra tragedia evitable que nos golpea profundamente, sobre todo por la presencia de dos recién nacidos y dos niños pequeños. Si no hubiéramos intervenido, gracias a las señales de Alarm Phone y Seabird , estaríamos hablando de otra historia de muertes”, dijo la oenegé en su comunicado. “Fue un rescate complejo”, según el coordinador de rescate del Astral , que debía llegar anoche a la isla italiana de Lampedusa con los 54 rescatados.

Sin embargo, ayer por la mañana y con el barco cargado, el velero tuvo que asistir a otras 109 personas que se encontraban en una lancha neumática desinflada y no apta para la navegación, que también había zarpado de Libia. Entre ellas había diez niños y ocho mujeres. Cuatro personas tuvieron que ser sacadas del agua y se repartieron chalecos salvavidas para brindar una primera asistencia, mientras se esperaba el apoyo de la oenegé Louise Michel, que se encargó del rescate y del traslado de los náufragos a un puerto seguro en Sicilia.

Open Arms pidió “un cambio de rumbo inmediato en las políticas migratorias que respete y garantice realmente el derecho a la vida. No nos cansaremos de repetirlo”.

Al menos 34.000 migrantes han muerto o están desaparecidos tras perderse su rastro en aguas del Mediterráneo cuando se dirigían desde África hacia Europa en los últimos diez años, según la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur), que admitió que la cifra real puede ser mucho más alta.