Fugitivos machistas salvados por el racismo
Público, , 04-06-2025Alerta de Policía. Busca a este hombre, Álvaro Pasquín Mora. Fugitivo desde 2020. ¿Su delito? Abuso sexual, después de agredir a una mujer en una fiesta en Madrid. A este se suma también el delito de amenazas. La Policía informa que tiene varios tatuajes: en el pecho lleva la frase La suerte está echada, en el interior de la muñeca tiene el símbolo de una palanca de cambio de marchas y en el costado derecho e izquierdo un símbolo del signo zodiacal Piscis.
El vídeo de este llamamiento en Instagram tiene cerca de dos millones de reproducciones. ¿Interés masivo por localizar a un agresor sexual? No tanto. Visiten la publicación. Entren en el perfil de Instagram de la Policía y comprueben con sus propios ojos. El 70% de los comentarios no están preocupados por las agresiones sexuales. Ese 70% de comentarios está enfadado de que entre los delincuentes más buscados en España todos sean hombres blancos y no haya “morenitos”, “moros” o musulmanes. El llamamiento policial se convirtió así en todo un altavoz de racismo y misoginia.
Les traslado algunas de las frases: “¿Y dónde están las fotos de los que no comen jamón?”, “¿De los inmigrantes no ponéis las fotos?” o “A ver si hacéis igual con los que se llaman Mohammed o similar, que nunca los sacáis”. No reparan de qué va el contenido, que trata sobre los “más buscados”, que ya tienen sentencias firmes. Buscar a este tipo no quita que haya otros delincuentes, pero que ya están detenidos y localizables o en la cárcel.
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Lo más llamativo de estos comentarios es lo que no preocupa. Primero, las víctimas. Ni una palabra sobre ellas o sobre el miedo de que esté su agresor en la calle, año tras año. Segundo, que estos casos pueden darse, se llamen como se llamen o sean de la nacionalidad que sean, porque, hasta que se dicta sentencia, estos tipos pueden estar libres. Quizás, ha estado el máximo de años en prisión provisional, pero la Justicia es tan lenta que no hubo sentencia en ese plazo y, sobrepasado, hay que dejarlo en la calle. O quizás si consideran que no presenta ningún riesgo, queda en libertad a la espera de juicio. Por cierto, que esto no es un caso aislado. En el informe del Defensor del Pueblo de este año se alerta de un caso de violencia de género donde el tipo se fugó durante cinco años tras ser condenado. Y esta es la estrategia de estos tipos. Desaparecer hasta que sus casos queden en el olvido, y mientras las mujeres siguen en riesgo.
Bajo el vídeo de este delincuente fugado se podía haber debatido sobre el sistema, sobre la inseguridad para ellas en estos procesos, sobre el machismo, sobre las agresiones sexuales a diario. Pero no, la obsesión es ofenderse porque el más buscado no es un musulmán o “morenito”. Asocian raza a la criminalidad, sin asumir que la violencia machista no va por nacionalidad, sino por sexo. Y que en estos delitos, más del 95% lo cometen hombres. En los centros de terapia a delincuentes sexuales hay de todas las nacionalidades, porque todos piensan igual sobre el cuerpo de las mujeres. No va en los genes, va en la cultura y educación. Cuando el foco está en el color de piel y no en el crimen, el problema ya es la sociedad.
Otros comentarios se irritan más allá porque si entran en la web de los más buscados verán que todos son blancos, y piensan que esto es una cacería de la policía contra los hombres heteros blancos. Les da igual los delitos porque la mayoría son delitos contra las mujeres o menores, donde ellos quedan a salvo. Hay un profesor de religión pederasta o un hombre que asesinó a su pareja en Portugal… Da igual lo que hicieran, es lo de menos.
Es más, uno llega a decir en los comentarios que si encuentra a este Álvaro Pasquín, hasta lo ayudaría a que siguiera fugado y que no lo delataría. ¿Luego pretenden estos racistas machistas que nos creamos que, de verdad, están preocupados por la seguridad de las mujeres? ¿Luego nos preguntamos por qué siguen los crímenes contra las mujeres y las agresiones? Por la complicidad entre machistas. Una complicidad que genera la más peligrosa impunidad.
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