Ucrania, Rusia, Europa y el retorno del imperialismo explícito
Público, , 03-06-2025as imágenes impactan, y a veces conmocionan y hasta impiden la reflexión. Lo que vale para las imágenes en general todavía vale más para las imágenes de violencia política y de guerra, tan frecuentes en los últimos meses. En cualquiera de los casos, se impone la necesidad de reflexionar y adoptar, por así decirlo, la mirada larga, para entender mejor lo que pasa. Desde las izquierdas, y más en concreto desde las izquierdas de tradición socialista, contamos con un instrumental teórico que no siempre se ha valorado ni tampoco se ha usado como el momento precisaba.
Nos encontramos en una etapa de transición entre un ciclo largo de acumulación capitalista, la globalización neoliberal, y el siguiente, que está por ver cómo se termina configurando y que dependerá de las luchas entre las fuerzas que intervienen en él. Cada vez que hay una transición de este tipo, entre un ciclo largo de acumulación capitalista y otro, se producen grandes perturbaciones que pueden alargarse una década o dos. Son transiciones turbulentas, violentas, en las cuales sectores enteros de la economía son descartados, las facciones capitalistas compiten entre ellas y las derrotadas desaparecen o son subalternizadas.
Todos los cambios y disrupciones que se están produciendo a nivel internacional se enmarcan en el fin de este ciclo largo de acumulación de capital en las últimas décadas (la globalización neoliberal), que ha tenido su mecanismo de dominación en lo que se ha llamado orden liberal internacional, caracterizado por el dominio hegemónico de una sola potencia, los Estados Unidos. Esta fase también llega a su fin, y eso nos sitúa ante una nueva fase de políticas imperialistas. Una nueva fase que parece estar caracterizada por un retorno a la lógica de grandes potencias con sus áreas de influencia, sobre las que ejercen un control cada vez más directo y violento, un imperialismo más explícito.
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Las consecuencias de esta crisis de largo recorrido, y de este retorno a la lógica de grandes potencias con sus áreas de influencia, tendrán un gran alcance y marcarán a las próximas generaciones. Las implicaciones de la guerra en Ucrania para el orden político en Europa y de la ofensiva militar genocida israelí contra Gaza para el de Oriente Medio –y, huelga decirlo, su elevado coste humano– son los dos ejemplos que vienen inmediatamente a la cabeza por su enorme impacto, pero pueden citarse otros en Asia –los intentos occidentales para contener la influencia china– o en África –los esfuerzos de diferentes países que compiten para acceder a sus codiciados y aún por explotar recursos naturales– que quedan relegados a un segundo plano.
En este sentido, la amenaza de la extrema derecha –otro de los temas más habituales en los medios de comunicación últimamente– no es coyuntural, sino que responde a corrientes de fondo que muy probablemente se profundizarán en los próximos años, y eso se ha de tener muy en cuenta a la hora de organizar la respuesta. En efecto, la crisis económica y ecológica y la crispación social que éstas generan deja desamparada a toda una generación de jóvenes que solamente ve un futuro negro, lleno de incertidumbre y malestar. El fascismo reaparece en este contexto con un discurso que promete cambios radicales (basados en el retorno al “orden” y a los “valores tradicionales”), pero que realmente borra la realidad de clase: defiende la estructura de desigualdad social, ataca las conquistas feministas y del movimiento obrero, divide a la población con discursos de odio contra la población inmigrante y criminaliza a la pobreza. Otro de sus rasgos es el ultranacionalismo, un componente de los imperialismos, viejos y nuevos, que legitima e impulsa al fascismo. Ante esta situación, la lucha antifascista debe aumentar en importancia.
Las confrontaciones entre diferentes facciones capitalistas son cada vez más evidentes. En cualquier caso, la forma que acabará adoptando el nuevo ciclo de acumulación de capital no está decidida. La nueva reconfiguración mundial, este nuevo multilateralismo, está en disputa. De todo ello hablaremos el próximo 7 de junio en el Centre Cultural La Model en un acto organizado por la Fundación Neus Català con la participación de dos periodistas, Rafael Poch-de-Feliu e Inna Afinogenova, que conocen de primera mano la realidad del conflicto de Ucrania, que ha sido una de las fallas en la corteza terrestre política donde estas contradicciones han terminado por estallar en un conflicto abierto.
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