Boxeador, futbolista aficionado, hijo de un barrio pobre y enemigo de Putin. Así es como el partido Ley y Justicia (PiS) presenta a Karol Nawrocki, su candidato a la Presidencia. La simpleza del perfil divulgado de este historiador de 42 años, natural de Gdansk, es táctica, como su elección. Ser una figura desconocida jugó a su favor en las estructuras del PiS. Es una pizarra en blanco. No suponía un objetivo de los oponentes del PiS y, por su conservadurismo, sería elegible en segunda vuelta para una mayoría de partidarios de la extrema derecha.

El PiS declaró su apoyo a Nawrocki como “candidato ciudadano” no partidista, subestimando la capacidad de éste para seducir a sus votantes como supuesto independiente. El aspirante ha permanecido en gran medida impasible y ha dado repetidamente la impresión en sus intervenciones de no estar a la altura de los retos de la campaña de las elecciones presidenciales. Desprende poca competencia y aplomo. Nawrocki aún no ha logrado convencer al núcleo del electorado del PiS en las encuestas, pero el presidente de este partido, Jaroslaw Kaczyski, ya ha salido en su ayuda y repetido en varias ocasiones que es, por supuesto, su candidato.

Nawrocki fue de 2017 a 2021 director del Museo de la Segunda Guerra Mundial de Gdask. Su gestión fue polémica. Algunos expertos lo acusaron de “injerencia política” en la representación de figuras históricas destacadas, entre ellas el líder de la resistencia polaca, Witold Pilecki, y del sacerdote católico Maximilian Kolbe.

Retirada de monumentos
En julio de 2021, el Parlamento polaco le nombró presidente del Instituto de Memoria Nacional (IPN), organismo creado en 1998 para investigar los crímenes cometidos en Polonia entre 1917 y 1990, tanto durante la época nazi como durante la soviética. El sitio web independiente ruso Mediazone sostiene que Nawrocki es buscado por la Federación Rusa por cargos penales debido a su papel en la retirada de monumentos que conmemoran la presencia del Ejército Rojo en territorio polaco.

Muchos de ellos fueron erigidos después de la Segunda Guerra Mundial para honrar el papel de las fuerzas soviéticas en la guerra. Se construyeron en línea con la República Popular de Polonia, alineada con la Unión Soviética, y simbolizaban la amistad polaco-soviética.

El programa electoral de Nawrocki, titulado Polonia – ¡un ámbito de normalidad!, defiende el acceso prioritario de los polacos a las prestaciones sociales, la sanidad y la educación, frente a los extranjeros y refugiados que viven allí. Pide la retirada de Polonia del Acuerdo Verde Europeo y rechaza medidas que permitan el “simple cambio de sexo de los niños”, la adopción de niños por parte de parejas homosexuales y la “ideología en las escuelas”.

En materia de seguridad, Nawrocki quiere la retirada de Polonia del pacto migratorio europeo, defiende el gasto el 5% del PiB en Defensa y el aumento del ejército polaco a 300.000 soldados. Es contrario a que haya un despliegue de soldados polacos en Ucrania.

Además, Nawrock es autor y editor de siete libros y de decenas de artículos científicos y periodísticos sobre la historia contemporánea de Polonia.