Con grandes halagos al presidente estadounidense Donald Trump y exaltación de la resistencia y sacrificios de los líderes soberanistas de todo el mundo, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha inaugurado este jueves la conferencia internacional patriótica que desde hace una década se celebra en Budapest. Sus esfuerzos por convertir a la capital húngara en el epicentro del populismo han dado en esta edición su frutos.

Además de Trump, que transmitió a los organizadores del evento un mensaje por vídeo de agradecimiento y a Orban el orgullo por su amistad y lucha conjunta, Orban ha reunido a ponentes e invitados de 30 países, entre ellos el primer ministro eslovaco, Robert Fico, el georgiano, Irakli Kobachidze, el ex primer ministro checo Andrej Babis, el polaco Mateusz Morawiecki, la líder de Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, el presidente del FPÖ austriaco, Herbert Kickl, y el de Vox, Santiago Abascal. “El objetivo es que las fuerzas patrióticas aborden conjuntamente los retos del globalismo y refuercen la cooperación internacional soberanista”, reza la convocatoria. En el centro de la diana está la Unión Europea. “En lugar del sueño europeo, estamos viviendo una pesadilla. Los europeos ya no se sienten seguros en sus propios países, ciudades y calles. Se han convertido en extraños en los lugares que consideraban su hogar hace solo 20 años”, declaró Orban.

Explicó el proceso así: “Es simple matemática: los inmigrantes están robando nuestras ciudades. Esto no es integración, es un reemplazo organizado de la población”. También habló de las ramificaciones económicas, de empresas que colapsan y facturas de gas y de electricidad hasta cuatro veces más caras que en Estados Unidos. Y entonces formuló la pregunta: “¿Qué hay del sueño de los europeos? Porque nosotros también teníamos un sueño. Nuestro sueño europeo era que si los europeos nos uníamos, no habría más guerras y podríamos vivir en prosperidad y seguridad. Trabajemos juntos. Las naciones soberanas deben unirse y crear el continente más seguro y avanzado del mundo” porque “Bruselas nos ha robado el sueño. Han descarrilado nuestro futuro”.

Orban afirmó que Europa ha perdido hasta su capacidad para competir: “Ahora, cuando deberíamos estar negociando con un presidente estadounidense de peso sobre comercio y aranceles, nos encontramos con que solo tenemos líderes de peso pluma”. Esto, argumentó, ha llevado a una pérdida de libertad: “La libertad europea también ha desaparecido. Las cosas se han puesto muy feas. Se está librando la lucha de poder más dura. Y no respetan ni a Dios ni al hombre”.

Según Orban, el mayor problema es la postura de Bruselas respecto a la guerra: “lo peor no es que Bruselas esté dirigida por burócratas progresistas y liberales. El mayor problema es que Bruselas es belicista” , pues mientras que “Estados Unidos se ha vuelto finalmente pacifista, Bruselas sigue anclada en la guerra y todos parecen estar además a poner miles de millones en una guerra que no se puede ganar”. Para el primer ministro húngaro, todo eso forma parte de un plan liberal. “Quieren centralizar Europa con el pretexto de la guerra. Si hay guerra, habrá más Bruselas y menos soberanía”.

Según el plan liberal, referido por Orban, Europa debe adoptar un nuevo modelo económico. “Los actuales dirigentes de la UE ven la guerra como un motor para la economía: deuda conjunta, control central y un fondo de guerra. Ucrania es la herramienta. La aceleración de la adhesión de Ucrania a la UE es la excusa perfecta para reestructurar Europa en un sistema de guerra, en una Europa en guerra, centralizada y endeudada, donde no hay libertad, sino obediencia”.

Orban, el “gran hombre por el que todos sienten respeto” según Trump, calentó aún más el ambiente con lemas contra los migrantes y el pensamiento woke. “No nos ahogara en el mar woke y tampoco permitiremos que nos invadan los migrantes” porque “Donald Trump nos ha devuelto la esperanza de una vida normal y en paz”, afirmó el primer ministro, para quien la llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos es un “verdadero punto de inflexión para la civilización”.

Trump “ha arrasado el mundo y lo ha cambiado por completo. Marca el renacimiento del mundo occidental”. Los primeros 100 días del presidente Trump son un auténtico suero de la verdad, no solo para Estados Unidos, sino para todo el mundo occidental", dijo.

Orban se dijo atónito por los cambios introducidos por Trump, entre los que citó su política antimigratoria, las regulaciones de género y la expulsión de la ideología woke. “Se ha enfrentado al Estado profundo. Ha desenmascarado la red liberal global”, destacó el primer ministro, para quien esta revelación tiene un gran alcance.

“Todo lo que sospechábamos es cierto: agentes encubiertos, instituciones en la sombra, operaciones de blanqueo de dinero, financiación de actores políticos en países extranjeros, incluida Hungría”. Lo ilustró con una imagen: “Ante nosotros se encuentra desnudo todo el imperio [del multimillonario George] Soros: el emperador no tiene ropa, y no es una vista agradable”.

Orban destacó el peso político de la conferencia, con una participación cada vez mayor y de más nivel. “Son los líderes más duros, decididos y experimentados, personas que llevan décadas luchando por sus naciones en la política internacional. Han sufrido innumerables ataques, brutalidad y campañas de desprestigio. Aquí están aquellos que saben que la victoria requiere sufrimiento. Aquellos que saben que ganar no solo exige trabajo duro, sino también resistencia, tal y como demuestra el ejemplo del presidente Trump”.

El primer ministro húngaro estableció en ese contexto un marcado contraste entre los patriotas y los liberales. “Los liberales y progresistas europeos no podrían soportar ni la mitad de lo que han soportado nuestros líderes. Pero nuestros líderes se mantuvieron firmes, se levantaron cuando fue necesario y ganaron. Si los liberales europeos se enfrentaran a la mitad de la presión, se derrumbarían llorando, huirían y se esconderían detrás de las faldas de los periodistas progresistas”, reiteró.

Orban señaló que, bajo la Administración del estadounidense Joe Biden, Europa central y oriental se convirtió en una inspiración para los conservadores, en fuente del renacimiento intelectual conservador y cuna de líderes como Fico o Kobakhidze, “el héroe georgiano del movimiento patriótico internacional que ganó unas elecciones contra todo el mundo liberal. Arrasó a los progresistas e impidió que Bruselas les arrastrara, como a Ucrania, a la guerra”.