Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid. «El proyecto del PSOE va aún más allá que el plan Ibarretxe»
«Los residentes legales tienen que tener derecho a votar en las próximas
La Razón, 03-09-2006Madrid – La tensión electoral trasciende ya del hacer y del discurso de la
presidenta de la Comunidad de Madrid. Combativa en todos los frentes y con
hábil dialéctica, repasa los «agujeros» de la gestión socialista ante un
difícil curso político marcado por las urnas.
– El nuevo
curso se inicia con muchos frentes abiertos. Uno de ellos es el de la
inmigración. ¿Está de acuerdo con el Gobierno en descargar
responsabilidades en la UE ante la oleada de «sin papeles»?
– No voy a criticar que se acuda a la Presidencia de la UE a pedir un
mayor apoyo para España, pero sí digo que el Gobierno de Zapatero podría
hacer mucho más que regalar motos acuáticas a Senegal. Por ejemplo, del
control del tráfico marítimo en esa parte del Atlántico podría ocuparse
España, pero no lo hace.
– El PSOE les acusa de hacer demagogia
por sus exacerbadas críticas y por achacar todos los males al proceso de
regulación cuando se está ante un problema global.
– Las
oleadas de inmigrantes ilegales son una tragedia humana de dimensiones
extraordinarias y sin una solución fácil. Ahí están cifras como la de los
más de 3.000 muertos que parece que hay en medio del Atlántico, de los que
se han recuperado 496 cadáveres… Pero no es menos cierto que las
regulaciones a capón son una incitación para que más personas intenten
llegar a España de manera irregular. ¿Cómo no lo van a intentar cuando en
sus países no tienen ninguna oportunidad y saben que con tocar nuestras
costas disfrutarán de los mismos derechos que los españoles y podrán
acceder a todos los países de la UE?
– ¿Cree que el reparto de
subsaharianos obedece a criterios políticos?
– De los 11.000
subsaharianos que han sido trasladados desde las Islas Canarias a la
Península entre enero y agosto de este año, 6.500 han llegado a la
Comunidad de Madrid, es decir, el 60 por ciento, mientras que a Cataluña
sólo el 9 por ciento. Y del resto, la inmensa mayoría ha ido a Valencia y
a Murcia. Es un reparto bastante injusto… No quiero pensar que responde
a motivos políticos, pero las cifras cantan. Además, de los traslados a
Madrid se informa al Gobierno regional tarde y parcialmente, y a veces
incluso nos enteramos por los medios de comunicación de que se ha
abandonado a personas en la calle con un bocadillo y un listado de
albergues. El problema de los cayucos, que nunca ha tenido, es verdad,
fácil solución, ha adquirido con el Gobierno socialista una dimensión sin
precedentes. No hay que olvidar, además, que los 18.000 ilegales que han
llegado desde principios de año a nuestras costas son sólo una parte muy
pequeña de todos los que llegan vía aérea con visado de turista.
– ¿Madrid tiene tanta capacidad de acogida?
– Claro
que sí. Madrid es la comunidad más abierta, más solidaria y que mejor ha
sabido integrar a los inmigrantes. Y en buena parte gracias a esa
integración se ha convertido en la más próspera y con la renta per cápita
más alta, además de ser la que en estos momentos genera más empleo. La
población de Madrid ha crecido más que la de España, la de Europa, la
mundial y la de los países de la OCDE que más crecen, México y Turquía, a
pesar de que Zapatero pretende cometer con los madrileños un nuevo agravio
como es dar de baja automáticamente a los inmigrantes que no han acudido a
reempadronarse, algo a lo que la ley no les obliga. Nos han rebajado
180.000 ciudadanos que siguen figurando en la tarjeta sanitaria y de
residencia. Es otro agravio quizás con vista a quitarnos financiación por
población.
– La corrección política podría estar dejando
huérfana de referente a una militancia del PP y una parte de la sociedad
que no ve en la derecha mensajes sobre los problemas de integración o
delincuencia derivados de una política inmigratoria sin control.
– A Madrid la inmigración, en términos globales, la está beneficiando y
no hay que confundir inmigrantes con delincuentes. La mayoría de los
inmigrantes vienen a trabajar y a buscar oportunidades que no tienen en
sus países. Delincuentes los hay españoles y extranjeros.
– ¿Apoya que voten en los comicios de 2007?
– Los residentes extranjeros procedentes de países de la UE podrán votar
en las próximas municipales. Y los extranjeros residentes en Madrid que
procedan de países que no sean de la UE sólo podrán votar cuando haya
convenios de reciprocidad con sus países.
– El debate está en si
el PSOE promueve una ampliación de esos derechos y qué consecuencias
electorales pueden derivarse de esta estrategia.
– A mí me parece que
los residentes legales tienen que tener derecho a votar en las elecciones
municipales. ¿Por qué no?
– Otro asunto candente del nuevo
curso, y vinculado con el problema de la inmigración, es el del peso
exterior de España.
– La política exterior de Zapatero es,
simplemente, un escándalo. Uno de sus primeros compromisos fue que
retiraría las tropas españolas de Irak si las Naciones Unidas no adoptaban
un acuerdo para que una misión internacional procediera a la
reconstrucción del país. Hubo resolución antes del plazo que el propio
Zapatero dijo, y acuerdo, pero retiró las tropas. Es alucinante que ante
la enfermedad de Fidel Castro sólo haga votos para que mejore su salud y
no diga nada de la necesidad de que los cubanos, que llevan 40 años
soportando la tiranía de un sátrapa, puedan recuperar sus derechos
civiles. Y nuestro otro aliado, Evo Morales, se dedica a meter en la
cárcel a representantes de Repsol sin que nadie sepa por qué. Y no digamos
ya nada de Chávez o de las actitudes hacia Irán, que es un país que tiene
como objetivo principal la desaparición de Israel y que quiere contar con
armamento nuclear para alcanzar ese fin. Es todo de locos.
– El
Gobierno se define europeísta y liberal.
– Sí, sí Zapatero
también nos prometió que iba a llevar a España al corazón de Europa y lo
que debía querer decir con eso es que no iba a mantener relaciones con
ninguno de los gobiernos de las democracias europeas. Eso sí, se desvive
por Castro, por Chávez o Morales.
– Por cierto, ¿usted se
identifica con las voces que dentro del PP defienden no apoyar el envío de
tropas a Líbano?
– ¿Mandar tropas a Líbano sin que tengan el
mandato de desarmar a Hizbolá?
– ¿No lo apoya entonces?
– El presidente de mi partido ya ha dicho que va a escuchar con mucha
atención al señor Zapatero, y conviene insistir, además, en que no hace
tanto hizo bandera de la crítica a la misión en Irak pese a haber también
un mandato de Naciones Unidas. Hay que decir hasta la saciedad que España
no estuvo en la segunda guerra de Irak, estuvimos en la primera, con
González de presidente, en la que hubo 300.000 muertos y los soldados iban
obligados y no voluntarios como ahora. Pero en la segunda sólo
participamos en la reconstrucción, como 23 de los 25 países de la UE.
– En este nuevo periodo de sesiones parlamentarias llegará al Congreso la
Ley de Memoria Histórica. Como representante de una administración
pública, ¿en qué se siente concernida por las recomendaciones que el
Gobierno hace a las instituciones?
– La historia no tiene memoria,
quien la tiene son los ciudadanos, y los protagonistas de la Transición
fueron conscientes del drama de la II República y la Guerra Civil. Por
eso, porque su afán era evitar que se volviesen a cometer tan graves
errores, y no porque careciesen de memoria, se hizo una Constitución cuyo
objetivo era el consenso en lo básico. El PP considera necesario el
disenso. Claro que hay que discrepar, pero sobre las reglas de juego
tenemos que estar de acuerdo. Ahora, vamos a llamar a las cosas por su
nombre. Aquí lo que hay es un proceso de exclusión del PP que empieza por
la justificación histórica y sigue por la excitación del «buenismo», de la
paz a cualquier precio, del antisemitismo y del antiamericanismo… Lo que
se pretende es excluir a la mitad de la sociedad española.
– ¿Teme que su partido salga más perjudicado que el PSOE de la
reactivación de la confrontación de las dos Españas?
– La inmensa mayoría de los españoles no hemos vivido ni la Guerra Civil
ni la posguerra. Es evidente que el PSOE busca sacar réditos electorales
de la división, pero no creo que lo vaya a conseguir porque es muy difícil
encontrar una sola familia, empezando por la del propio presidente, en la
que no haya tragedia en los dos bandos.
– Otra asignatura fuerte de
este nuevo curso va a ser la gestión del alto el fuego de ETA. ¿Cree que
el País Vasco camina irremediablemente hacia la independencia?
– No, pero sí creo que el señor Zapatero dirige una política equivocada.
Cuando estaba recién elegido pronunció un discurso ante el Comité
Electoral de su partido en el que proclamó que «ningún gobierno de España
se había arrodillado ante los terroristas y éste, desde luego, no lo
hará». Pero a estas alturas el inventario de su hacer se resume en el
incumplimiento de todo lo que ha prometido. ETA le exige que haga una
declaración de inicio de las conversaciones antes del 30 de junio y la
hace el 29; dice que va a explicarse en el Congreso y resuelve el trámite
en los pasillos de las Cortes…
– ¿El Gobierno se ha arrodillado
ante ETA?
– Considero que el entorno etarra está hoy más crecido que
hace seis meses. Los terroristas han conseguido contagiarnos hasta el
lenguaje. Proceso de paz, conflicto vasco… Ni hay conflicto ni proceso
de paz porque no hay ninguna guerra sino unos señores que asesinan,
amedrentan y no dejan vivir libremente. Los terroristas no han hecho ni un
gesto de renuncia a su estrategia de impedir que se viva en libertad. El
País Vasco necesita un proceso de recuperación de libertades, no de paz.
– Quizás las explicaciones que el Gobierno prometió que dará después del
verano la saquen de su escepticismo.
– Me encantaría que ETA dejara
las armas y ojalá que lo haga durante el Gobierno del señor Rodríguez
Zapatero, porque eso querría decir que desaparece como organización
terrorista en el próximo año y medio o como mucho en dos. Pero,
desgraciadamente, quienes tenemos una edad y una experiencia somos muy
escépticos porque, como ya he dicho, ETA no ha dado la menor muestra de
querer dejar las armas y de renunciar a sus objetivos políticos, la
independencia y la anexión de Navarra. Lo único que ha hecho es declarar
una tregua que ni es la primera ni se distingue de otras.
– ¿La
Justicia se está convirtiendo en cómplice del proceso de Zapatero?
– No diría tanto, pero sí afirmo que el fiscal general del Estado está
tomando decisiones que van contra las sentencias firmes del Supremo. En
esta legislatura, el PSOE sólo ha votado con el PP en una ocasión, ante un
asunto trascendente: el plan Ibarretxe. Y visto lo que ha pasado surge la
duda de si Zapatero era ya entonces consciente de que iba a ir mucho más
allá, porque yo, por ejemplo, nunca he escuchado al lendakari decir que
Otegi es un hombre de paz, lo que sí ha afirmado el presidente del
Gobierno. El plan Ibarretxe no tenía ni muchísimo menos el alcance de lo
que, al parecer, proyecta hacer ahora el PSOE.
– ¿La gestión de los
incendios ha demostrado que hace falta más Estado?
– La gestión
de los incendios ha sido una vergüenza nacional. El primer verano fue el
de Huelva, con 45.000 hectáreas destruidas; el segundo, once muertos en
Guadalajara sin que la ministra de Medio Ambiente diese la cara y sin que
se dejase ver ningún ecologista en las labores de ayuda…, estarían,
seguramente, pero no se dejaron ver. Y éste, cinco muertos y una
superficie quemada de cien mil hectáreas.
– Con todos estos
frentes abiertos, hay quien reprocha a su partido que no hostigue con más
eficacia al Gobierno.
– Y también hay quien nos reprocha que no
hagamos otra cosa que hostigar.
«Madrid no va a entrar en el juego de las reformas estatutarias»
– Su Gobierno no ha movido ficha en la reforma estatutaria. ¿Lo hará en su
programa electoral para 2007?
– Ni los madrileños ni los ciudadanos
de otra comunidad claman por reformas estatutarias o más autogobierno. Ni
siquiera en Cataluña.
– Pero algunos «barones» del PP se han
puesto en primera línea de salida para recibir lo mismo que la Generalitat.
– No se necesita cambiar ningún estatuto para que, por ejemplo, se nos dé
participación, sobre todo si se la van a conceder a Cataluña en la gestión
de aeropuertos, en cercanías…
– Madrid también peleará,
entonces, por tener lo que reciba Cataluña.
– Los madrileños se
sienten orgullosos de ser españoles y valoran muy positivamente el Estado
autonómico porque permite una gestión más cercana de los servicios
esenciales, pero en modo alguno tienen afán independentista ni
identitario. Su seña de identidad es la apertura, el cosmopolitismo…,
todo lo contrario de lo que algunos cultivan en otras comunidades en una
estrategia que quizás aporte muchos réditos políticos, pero que no parece
que redunde en beneficio de sus ciudadanos.
– Con perspectiva, ¿pudo
haber sido un error la decisión de su partido de entrar en el juego de las
reformas estatutarias?
– Los madrileños ni hemos entrado en ese juego
ni lo vamos a hacer en el futuro.
– Pero sí otros compañeros suyos.
Ahí están los casos de Valencia, Baleares o Galicia.
– El
PP sólo ha llevado la iniciativa en Valencia, comunidad en la que no había
tenido lugar el proceso de reformas que en los años 80 se desarrolló en
las demás. En Galicia no puede hacerse nada sin el PP y no dudo de la
constitucionalidad del proyecto de Matas.
Primera persona
Dos señas de identidad marcan su trayectoria: la
resistencia y la firmeza en la defensa de unos principios básicos con los
que inició el viaje en la vida pública y a los que sigue aferrada,
mientras a su alrededor algunos han hecho aproximaciones o han
escenificado distancias ideológicas por motivos tácticos. Las casandras la
dieron por acabada a su salida de Educación, pero se equivocaron;
confiando en su supuesta debilidad, Gallardón creyó que ni siquiera
necesitaba mancharse para arrebatarle la Presidencia del PP de Madrid, y
también erró ya que fue ella quien se quitó de en medio al «dos» del
alcalde sin despeinarse… Ha aguantado todas las embestidas sin padrinos
y sin moverse nunca de donde estaba, que se muevan los otros. Empezó en el
Partido Liberal y como liberal a ultranza se continúa definiendo. Siempre
ha sido españolista y antiETA. Desde su atalaya, su sombra ha ido
creciendo en proyección hasta animar los enredos de quienes temen verse
oscureridos.
Mañana,
segunda parte:
«Mis relaciones con Gallardón»
(Puede haber caducado)